Debate Abierto
Criterios
Dos hechos resaltan de la visita del presidente López Obrador a Guadalajara el sábado pasado: la guerra de rechiflas y el abrazo de “reconciliación” entre Alfaro y Lomelí. Esta visita del presidente causó muchas expectativas porque días previos se estuvo organizando en redes sociales una rechifla de desaprobación a Enrique Alfaro, principalmente desde Facebook se convocó a la gente a asistir al evento y mostrar su desaprobación al gobernador de Jalisco, el motivo de la convocatoria fue la inseguridad que se vive en el estado.
Convocan en redes a abuchear a Alfaro por inseguridad en Jalisco
Pero ante el anuncio, el equipo de comunicación del gobernador se preparó y organizó un complejo dispositivo de “invitación” a trabajadores del ayuntamiento de Guadalajara, funcionarios y hasta diputados locales para contrarrestar los abucheos del público con aplausos y porras a favor de Alfaro.
Desde semanas previas el discurso del gobernador de Jalisco se fue transformando paulatinamente, el punto de quiebre del cambio en el discurso de Alfaro fueron las encuestas, tanto del mandatario jalisciense como la del presidente: la encuesta realizada por Arias Consultores (febrero 19) donde se evalúa la aprobación de los 32 gobernadores del país, ubica a Alfaro en la posición 16, con 32.5% de aprobación; por otro lado, varias encuestas a nivel nacional posicionan a AMLO en su nivel más alto de aprobación, en El Financiero (marzo 4), la aprobación del presidente es de 78% y la de Consulta Mitofsky (febrero 19) que evalúa el nivel de aprobación de los presidentes de América Latina, donde AMLO tiene posición número uno, con 67% de aprobación.
Sólo el 32.5% de los jaliscienses aprueba a Alfaro Ramírez, revela encuesta
El nivel de desaprobación que registró Alfaro, pero también la “golpiza” que le están poniendo en redes sociales fueron las motivaciones para que el equipo cercano al mandatario jalisciense realizara una encerrona de trabajo con el fin de modificar la estrategia de comunicación del gobernador. Días previos al encuentro con el presidente, Alfaro difundió en redes sociales mensajes que mostraban el cambio en el discurso: “Las campañas ya pasaron, ahora la lucha es otra y no tiene nada que ver con partidos y colores: hoy se trata de diálogo, de trabajo, de conciliación y de resultados”.
Atrás quedó el discurso incendiario cuando decía “no voy a gobernar agachado ante el presidente de México” de principios de febrero, o más aún, durante el combate al huachicoleo, le dijo al gobierno federal que “no se va a prestar a la lógica de las ocurrencias o de los inventos”.
Desde que tomó posesión en diciembre pasado, buena parte del discurso de Alfaro ha estado centrado en atacar al mandatario federal; la población percibió esta actitud de Alfaro como una estrategia desatinada, sobre todo porque consideran el desempeño del presidente como valiente, que está tomando medidas necesarias, urgentes y que ninguno de los presidentes anteriores se había atrevido a tomar.
Por esas razones Alfaro fue perdiendo simpatizantes, muchos ciudadanos lo advierten rijoso, estresado y buscador de pleitos ajenos, al mismo tiempo en que la inseguridad en Jalisco va en aumento, claramente se ve que el Gobernador de Jalisco ya perdió las bases de apoyo que tenía cuando ganó la gubernatura, esa fue la principal razón del golpe de timón que dio en su estrategia de comunicación, la pregunta es si dado su carácter, esa nueva actitud se mantenga en el tiempo.
Ante la mala experiencia por la que pasaron más de quince gobernadores de las últimas entidades visitadas por López Obrador siendo abucheados en eventos públicos por los asistentes, el gobernador y su partido no podían permitir que ocurriera lo mismo en Jalisco, por ello armaron una movilización con trabajadores municipales y simpatizantes traídos desde Tlajomulco, la orden fue ocupar la plaza desde temprano.
Los diputados locales, encabezados por Salvador Caro y Mara Robles, sin pudor alguno, ocuparon sillas que estaban reservadas para los adultos mayores y desde ahí, en primera fila, forzaron la garganta y cada mención que se hacía del gobernador, se desataba la competencia a ver quién gritaba más fuerte a favor de su político preferido. El saldo final en esta guerra de aplausos y abucheos fue un empate.
Al final del evento, el primer tweet de Alfaro fue “Lo logramos”, aunque de forma explícita se refería a la confirmación de AMLO de que la Línea 3 se concluye este año, en realidad ese júbilo se refería a que lograron contrarrestar los abucheos durante el evento. Todavía más, que las notas periodísticas a nivel local y sobre todo nacional, no encabezaban que Alfaro fue el gobernador número 16 abucheado en un evento de AMLO. Ese fue el gran triunfo de Alfaro y su equipo de colaboradores. A
lgo tendrá que hacer el gobernador de Jalisco para recuperar la confianza perdida, no puede ser que buena parte de su capital político se haya perdido en un lapso de tiempo tan corto, y que ahora su principal preocupación sea salir bien librado de un evento público.
El fondo de la irritación de muchos gobernadores, incluido el de Jalisco, es que mientras AMLO aumenta su popularidad, la de ellos cae de forma consistente, además, no encuentran la forma de ser oposición o un contrapeso frente al presidente de México.
Durante la intervención de AMLO en el evento del sábado 9, el presidente le dio una lección de civilidad política a Alfaro, el presidente estuvo tratando de controlar y mitigar los abucheos y rechiflas en contra de Alfaro, llamó a la reconciliación y hasta solicitó a Carlos Lomelí a que pasara al templete a darle un abrazo de reconciliación a Alfaro. Dulce cachetada con guante blanco; mientras que Alfaro ha estado desde hace meses atacando al presidente, éste le regresa el agravio llamando a la conciliación y defendiendo al gobernador del enojo de su gente, esto hizo ver al gobernador de Jalisco como un aprendiz de político frente al colmillo político del presidente. Vaya lecciones que da la vida.