Cuenta hasta 10

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La nueva campaña del gobierno federal, nombrada Cuenta hasta 10, presentada por el vocero de la Presidencia, Jesús Ramírez Cuevas, para supuestamente prevenir la violencia contra las mujeres durante la contingencia, es retrógrada y reproduce casi exactamente la misma campaña que hace 40 años realizó Televisa, reproduciendo los estereotipos de la típica familia mexicana que solo está presente en la mente añejada de López Obrador.

Igual que hace cuatro décadas, Cuenta hasta 10 está alejada de la realidad de los hogares mexicanos, descontextualizada y llena de estereotipos: naturaliza y justifica la violencia contra las mujeres al remitirla al ámbito individual, responsabilidad única de quien solo tiene que contar hasta 10 para hacer posible que disminuyan las violencias. Por si fuera poco se aleja de cualquier responsabilidad estatal y de alguna política pública.

Cuanto la televisora privada impulsó esta campaña, que permeó en la sociedad, generó la idea de que las violencias pueden ser resueltas sólo con la voluntad personal de quien decide controlar sus impulsos. El agravante de hoy es que es la Secretaría de Gobernación y las instituciones federales responsables de prevenir la violencia contra las mujeres, y que presuntamente tienen el propósito de “visibilizar la violencia contra las mujeres y por otro lado mostrar algunas herramientas prácticas a los ciudadanos para enfrentar situaciones difíciles que a veces desembocan o terminan en actos de violencia contra contra las mujeres”, las que la ponen en marcha.

La campaña se presentó con una serie de audiovisuales en los que se observa a familias convencionales al borde de un acto de violencia. El mensaje del gobierno federal es “cuenta hasta 10” y “saca la bandera blanca de la paz”.

Ese discurso de “sacar la banderita de la paz” y la “familia fraterna”, está totalmente alejado de la realidad de las miles de mexicanas que viven violencia diariamente en nuestro país. Como bien señala María de la Luz Estrada, coordinadora del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio “esta campaña es reflejo que las autoridades no están entendiendo la cultura machista discriminatoria. Imagínate que sólo sea que contaras 10 y ya acabara la violencia. Muchas mujeres están totalmente sometidas, tienen miedo al agresor. Todos los miembros de la familia pueden tener miedo”.

Por su parte, la coordinadora de la Red Nacional de Refugios, Wendy Figueroa Morales ─una de las impulsoras de la red #NosotrasTenemosOtrosDatos─, ha señalado que esta campaña vuelve a naturalizar y justificar la violencia contra las mujeres, además que carece de enfoque de género, derechos Humanos e interculturalidad u otras acciones puntuales y transversales que garanticen el derecho de las mujeres y niñez a una vida libre de violencias.

La también integrante de la citada red, Patricia Olamendi, señala que “la campaña es un retroceso en el avance sobre los derechos de las mujeres, ya que desde los años 70 ya se identifica la violencia contra las mujeres en México; ya se hicieron leyes, presupuesto, programas y un conjunto de acciones específicas, pero nada de eso se ve reflejado en la campaña”.

Sin duda, el gobierno mexicano sigue perdido y sin brújula para atender, sancionar y erradicar  la violencia contra las mujeres.

Campañas como esta demuestran que la problemática de las mujeres no se entiende y les deja la responsabilidad de prevenir la violencia que contra ellas se ejerce; tampoco plantea ninguna acción de gobierno, ni se encuentra vinculada a ninguna política pública.

Como bien lo dicen mis queridas compañeras feministas, solo les faltó incluir el recetario de cocina de Conavim, no vaya a ser que el marido se les enoje por no saber preparar la comida y no alcancen a contar hasta diez.

 

 

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