De la educación en una sociedad líquida

De la educación en una sociedad líquida

Silvia Patricia Arias Abad

El filósofo y sociólogo Zygmunt Bauman en su texto Modernidad Líquida describe a la sociedad moderna como una sociedad de incertidumbre, con una especial fragilidad en sus los vínculos humanos donde imperan los intereses individualistas y egocentristas. Una sociedad movida por los deseos consumistas suministrados en gran medida por los estereotipos presentados en los medios de comunicación masiva y las redes sociales.

A partir de los insumos reflexivos vertidos en esta obra en la cual identifica un tipo de sociedad muy particular, Bauman se da a la tarea de abordar el tema de la educación sin desligarlo de la categoría de liquidez. En Sobre la educación en un mundo líquido, Bauman nos muestra cómo el uso de la memorización es visto como algo inútil en el ámbito educativo. Esta obra fue escrita en el año 2012, estamos en 2025 y el análisis sigue vigente. La actividad de la memorización ha sido relegada a una habilidad secundaria, señalándola como base de la educación tradicional y por ende como una representación de lo caduco y obsoleto.

La incertidumbre, la inseguridad y la volatilidad también han dominado a la educación. El desarrollo de las tecnologías y su aplicación en las aulas y en el proceso de enseñanza-aprendizaje (en la mayoría de las ocasiones de manera forzada si se habla de la educación pública) han llevado a pensar a los pedagogos y expertos educativos que es necesario aligerar los contenidos temáticos de las asignaturas, sin embargo, ese “aligeramiento” ha provocado que las nuevas generaciones de estudiantes de nivel secundario y bachillerato egresen sin las mínimas capacidades de comprensión lectora y no se diga ya de la habilidad de la escritura, que han sido sigilosamente sustituidas por las llamadas habilidades tecnológicas, resaltando su importancia sobre las habilidades básicas antes descritas. Recientemente leía un artículo en donde se ponía de manifiesto la preocupación que trae consigo el uso de la Inteligencia Artificial en los espacios educativos por parte de los estudiantes, sin una guía adecuada, pues en algunos casos, lleva a los estudiantes a una incapacidad para la redacción de un párrafo por sí mismos con una ortografía correcta, ahora el chat hace eso y más.

Se asegura que el uso temprano de las tecnologías permite a los niños y adolescentes el desarrollo de capacidades que superan en importancia a la comprensión lectora, por ejemplo. Nada más erróneo que ello. Los estudiantes de bachillerato dotados de un celular no reflejan en su mayoría capacidad alguna en el uso básico de tecnologías para la investigación ni mucho menos de la Inteligencia Artificial.

El mismo Bauman advierte que se debe aprender a vivir en un mundo saturado de información y preparar a las próximas generaciones para vivir en semejante mundo. Si bien es cierto que es necesario ir adecuando los procesos educativos a la gran cantidad de cambios que se están dando en la actualidad, también es cierto que dejar de lado el aprendizaje de ciertas habilidades básicas para acercarse al entendimiento de la realidad y de la vasta cantidad de información tecnológica a la que los jóvenes se ven inmersos, solo está trayendo un retroceso de cual costará mucho regresar.

La era digital ha producido una metamorfosis, llegando a cuestionar el papel del docente en el proceso educativo. Ante la irrupción de la Inteligencia Artificial en el campo educativo (aunque no siempre dirigida por éste) se derivan muchas preguntas y dudas sobre cómo hacer un uso correcto de este recurso dentro y fuera de las aulas, sin necesidad de elaborar prejuicios sobre ella. Frente a un mundo cambiante, tal parece que la opción de la educación es la implementación de instrumentos igualmente maleables en el auxilio del desarrollo de habilidades tecnológicas. Pero ante un mundo cambiante y líquido ¿será la Inteligencia Artificial una inteligencia “sólida” que provea de elementos que acrecienten la inteligencia humana y no solo que supla algunas de sus capacidades?

Si a lo anterior le sumamos la desigualdad de oportunidades, no cabe duda de que la IA acentuará cada vez más este aspecto, y en una sociedad donde las instituciones y políticas de Estado no han intervenido de forma eficaz para que la implementación y el uso de este campo tecnológico no rebase y someta a las habilidades humanas y a la inteligencia natural, no está siendo nada fácil comprender hasta dónde debe asegurarse su uso. Sin duda se tiene un reto mayúsculo, el aprender en un mundo saturado de información, en un sistema educativo líquido y en un mundo tecnológico que avanza a una mayor velocidad.

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