Debido a la industrialización alimentaria, nuestro maíz nativo está en riesgo

Maíz nativo

Ciudad de México-. En conferencia vespertina de hoy sobre Covid-19, María Elena Álvarez-Buylla, directora del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), y Eduardo Villegas Megías, coordinador de Memoria Histórica y Cultural de México, hablaron sobre la situación actual que el maíz nativo mexicano está enfrentando debido a su industrialización alrededor del mundo.

La directora del Conacyt expuso que la 4T está aplicando una estrategia de agroecología y alimentación para tratar los problemas alrededor de la mala alimentación y el impacto ambiental detrás de la siembra.

Inició señalando la herencia neoliberal alimenticia y sus efectos, entre ellos la destrucción del sistema agroalimentario, el cual además de ser sumamente precario, generar una mala salud, un deterioro ambiental, y México dejó de ser autosoberano en la producción del maíz.

La importación de alimentos ha provocado afectaciones a la salud, especialmente durante la pandemia de Covid-19.

Al comparar el maíz nativo con el industrializado, este último contiene diabetógenos e incluso aditivos, por ejemplo transgénicos, y repercute en el medio ambiente y la salud de las personas. A pesar de que es más caro cultivar el nativo, vale la pena debido a los nutrientes que contiene.

Algunos ejemplos de las afectaciones ambientales del industrializado son la presencia de plaguicidas en 29 ríos de Europa, nitratos en agua de Estados Unidos y Canadá, los cuales pueden generar cáncer, y arsénico en agua de riego y suelos en regiones agrícolas de China.

La agricultura intensiva también ha impactado la vida de los trabajadores agrícolas y los consumidores, generando así 200 mil muertes anuales por intoxicación de agua de plaguicidas entre los primeros.

Con base en un estudio realizado en el laboratorio de ecología en la UNAM, detectaron que el 82% de los alimento estudiados presentaron transgénicos, específicamente el 90.4% de las tortillas, y 27.7% de los alimentos contenían glisofato, un posible cancerígeno.

Respecto al último, estadísticas indican que está presente en la orina de niños, niñas, adolescentes y adultos en un 70% de habitantes de Aultán y Poncitlán en Jalisco.

Una de las principales co-morbilidades asociadas al Covid-19 es la diabetes, la cual ha provocado dificultades en el manejo epidemiológico del virus.

También, la pérdida de soberanía alimentaria y los sistemas de alimentación han abonado al crecimiento de dicha enfermedad, además de que factores como la exposición a tóxicos la agravan.

Precisamente, lo anterior lo hace un sustrato epidemiológico difícil de manejar a corto plazo o rápidamente, generando a su vez altas probabilidades de muertes, en comparación con países con una menor prevalencia de diabetes.

Por otra parte, en México siguen habiendo 64 maíces nativos, los cuales son regenerados, cultivados y cuidados por muchas comunidades campesinas indígenas y mestizas.

Uno de los programas específicos para tratar la problemática es el de soberanía alimentaria.

El coordinador de Memoria Histórica y Cultural de México charló sobre humanizar la problemática; es decir no quedarnos únicamente con las estadísticas, sino entender que al final estamos hablando de personas.

Expuso que las instituciones de salud del país tienden a enfocarse en las enfermedades con los índices más altos, por lo que hay otras que no están siendo tratadas y quedan fuera del análisis, como si solo se tratara de números.

Una cuestión importante alrededor de ello, es que existe una lucha entre privilegiar la salud o la economía.

Es ahí donde la memoria histórica interviene.

Se pasó a la industrialización como una solución fácil, por lo que debemos ser conscientes sobre la manera actual de vivir y hacer política. La memoria histórica comprende que dicha transición es necesaria frente al gran crecimiento poblacional, pero su lucha ideológica es volver a las tradiciones de producción y alimentación que se han ido dejando atrás, y algunas de las razones por las que lo anterior sucede es que algunas personas lo ven como algo que comían sus padres cuando vivían en el campo, pero al mudarse a la ciudad no comen igual, por racismo y otras cuestiones más.

También, recuperar a los olvidados: por un lado están los productores, y por otro las mujeres que originalmente han sido las que domesticaron el maíz.

El problema se debe tratar integralmente, es decir los aspectos dictados por la ciencia, la economía, quiénes están produciendo los alimentos, qué tipo de comida estamos ingiriendo, y el tipo de cultura que consumimos.

En materia económica, la revista del consumidor hace los análisis sobre los tipos de maíces que comemos.  Por su parte, la secretaria de Cultura habló sobre la inauguración de un museo sobre alimentación, específicamente el maíz, y el secretario de Agricultura sobre programas para recuperar las pequeñas producciones: aquellas en las que producen para sí mismos y venden su excedente.

El Día Nacional del Maíz, celebrado el 29 de septiembre, fue impulsado por la cámara de diputados.

El dr. José Luis Alomía, director general de epidemiolgía de la Secretaría de Salud, expuso el panorama nacional sobre Covid-19.

El porcentaje de positividad sigue siendo del 40%, y el de casos activos 5%.

La tendencia de las defunciones ha bajado, en las últimas dos semanas se registró un -32%, lo cual se ha mantenido.

Al día de hoy, México suma 753 mil 90 casos acumulados, 78 mil 492 decesos confirmados, 40 mil 790 casos activos y 541 mil 518 personas se han recuperado.

Respecto a la ocupación hospitalaria, la de camas generales es del 28% a nivel nacional, y por lo menos cada estado tiene un 47% de disponibilidad. Nuevo León encabeza la lista con 53% de camas ocupadas, y los otros 31 estados tienen disponible por arriba del 50%, incluso Campeche tiene un 96%. En cuanto a las camas para casos graves, la ocupación media nacional es de 23%, y las entidades tienen por lo menos 57% disponible.