Defensa de la tierra por los indígenas de Autlán

Defensa de la tierra por los indígenas de Autlán

 Gabriel Michel Padilla

El presente texto es una especie de pórtico a la obra Diligencias de Zacapala, de un servidor, publicada en 2020 en plena pandemia. En el mismo, se hace un resumen de un juicio agrario llevado a cabo en 1592-1592 por parte de un tal Bernardino de Sámano, para posesionarse de un tramo de tierra en donde está construido el Ingenio Melchor Ocampo. Previo a la presentación del texto judicial se ofrecen reflexiones sobre la conducta de los que actuaron en dicho juicio. Las conclusiones son reveladoras y nos hacen ver que en torno a los españoles, que convivían con los indígenas del valle del Grullo-Autlán, se han tejido leyendas que no concuerdan con la realidad, que surge de la lectura del texto. Aquí va el texto:

Un día de verano del año de 1591, un vecino de la ciudad de México, de nombre Bernardino de Sámano, quien seguramente conocía el Valle de Autlán, solicitó al virrey de Nueva España, Don Luis de Velasco, una Merced que incluía una:

6 licencia para que, en el valle de Autlán, entre los pueblos de Milpa y Zacapala

7 pueda fundar un sitio d[e] estancia de ganado mayor y tener dos cavallerias de tierra

8 a sus lindes junto a otra estancia de ganado mayor que tiene poblada Joan de Lan-

9 garica que primero fue de Luis Sarte que llaman La estancia de Sant Luis junto

10 a un río la parte donde cupiere… (La cita textual obedece al acomodo original)

Lo primero que salta a la vista es que el que pide la “licencia”, conocía muy bien el valle de Autlán y los pueblos y estancias que en ese tiempo existían y, sobre todo, conocía la bondad y calidad de las tierras que pretendía. El sitio se ubica en las inmediaciones de donde se encuentra actualmente el Ingenio Melchor Ocampo, nervio económico de la región. El río mencionado es el Ayuquila, que pasa por las inmediaciones del predio Zacapala donde se ubica dicho ingenio.

El 5 de agosto de 1591, el virrey envía luego al alcalde de Autlán, Gonzalo Velázquez de Lara, un exhorto para que inicie las diligencias necesarias, no para entregar dicha merced, sino para que investigue si es conveniente otorgarla y, para eso, el exhorto dice que debe asegurarse que de entregarse esa tierra que nadie reciba:

 

15 daño y perjuicio, les notificaréis y dareis a entender si de se le hacer la di[c]ha m[erce]d

16 biene algún perjuicio que lo digan y declaren y en que se le sigue la qual [en] dic]ha…cita a-

17 visareis a los yndios en un domingo o fiesta de guardar estando en misa juntos y comul-

18 gados después que el sacerdote haya fechado la fiesta y vosotros de oficio

19 dareis información sabreis y averiguareis si de se le hacerse la di[c]ha m[erce]d  les viene

20 en d[ic]ho perjuicio a Yndios  o a otro tercero para lo qual Requerireis,……

21 de oficio ya fecho… de pedimiento de la parte que sean españoles e yndios y haga

22 pintar el asiento del pueblo en cuyos términos cayese y las demás estancias  de

23 tierras que alli estan proveydas y hecha m[erce]d y cuyas son y con declaracion y

24 distancia que ay d[e] ello a la que agora se pide y los valdios que quedan y de

25 La di[c]ha pintura de v[uest]ro nombre juntamente con las diligencias q[ue] hiziere

26 y V[uestr]o parecer jurado Lo embiareis todo ante mi para que visto proceda lo que

27 combenga fecho en Mex[ic]o a cinco dias del mes de agosto de mill e quinientos

28 noventa y un años Don Luis de Velasco firma y rúbrica.

En pocas palabras el Virrey pide al alcalde de Autlán que lo instruya sobre la conveniencia o lo contrario de otorgar dichas tierras. Le ordena que haga saber a todos los posibles afectados en caso de concederse dicha Merced. Le ordena que se les notifique a los indios un día de fiesta en que se reúna la mayoría estando en misa juntos.

Cuando los habitantes del valle de Autlán se enteraron del exhorto, comenzaron a levantar rumores y a sentir angustia por ese posible intruso que vendría prácticamente a ocupar un lugar donde las tierras ya habían sido repartidas. Pero si la población española se preocupó, la que entró en estado de angustia, fue la población indígena.

En la última década del siglo 16, ya estaban vigentes las leyes que protegían la propiedad de las tierras de los indios, sin embargo estaba muy claro que en un juicio agrario, el impulso procesal era requerido para ejercer el derecho que protegía las tierras.

Este trabajo, modesto en su pretensión, busca que el investigador, el estudiante y el hombre de la calle, tenga una idea clara de cómo la comunidad indígena de una región del Occidente defendía por la vía jurídica y otras vías de orden antropológico, sus derechos agrarios y mantenía vivo el fuego que alimenta el amor a la tierra y a la Justicia Agraria desde última década del siglo 16. Dicho amor implicaba la lucha por la protección a la propiedad.

A quinientos años de la conquista de México, creo que este tipo de aportaciones pueden ayudar mucho a voltear con asombro a mirar el alma de la comunidad indígena en la defensa de su pequeña propiedad, no sólo de nuestra región en particular sino de toda la Nación Mexicana.

El documento fuente de inspiración de este trabajo aporta además muchos elementos de orden antropológico y estadístico de primer orden y una abundante información que nos revela como en una película, parte de la manera de vivir y actuar de los habitantes del valle y de la ciudad de Autlán. Contiene además elementos filológicos para ver la evolución del lenguaje en general y de la terminología jurídica en particular, la calidad moral de los que participan en las Diligencias, el papel del traductor en el juicio que garantiza a los naturales la expresión de sus ideas dentro de proceso jurídico que enfrentan y además nos revela gran número de personajes pertenecientes a diversas etnias que intervienen en dicho proceso.

Las continuas citas acerca del documento del Ramo de Tierras del Archivo General de la Nación, identificado con el número 2676 hojas 1-15 se hacen textualmente, respetando la ortografía, exceptuando que hemos hecho uso del acento para no confundir a los lectores. Además, añadimos el precioso mapa que lleva anexado el documento junto con imágenes en detalle tomadas del mismo documento.

Dicha aportación consiste en una imagen que describe la ubicación de algunos pueblos, el majestuoso río Ayuquila, serpenteando por el valle, contiene además la ubicación de estancias, nombres de propietarios de tierras y de algunas estancias y una curiosa representación gráfica de los volcanes de Jalisco  tal como el rudimentario  cartógrafo los pudo dibujar.

 

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