Dengue: ¿incapacidad o negligencia?

Partidiario

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Como ya enunciábamos anteriormente en este espacio (9-IX-19), la multiplicación exponencial del dengue en algunas zonas de Jalisco, como era el caso de la región de El Grullo-Autlán, en donde en sólo una población –El Chante– de escasos 2 mil 300 habitantes, se contabilizaban entre 80 y 90 casos, ahora se comprueba que la epidemia sigue su marcha imparable aquí, allá y acullá, sin que la autoridad haya hecho mucho de su parte para frenarla aun en la zona metropolitana (ZMG).

Claro que no se puede culpar de este mal únicamente al cambio climático, como lo externó Enrique Alfaro Ramírez la semana pasada. El cambio de clima aquí mismo en la ZMG, de templado a cálido antes y, ahora, a muy cálido, en donde estamos a una altura promedio de entre mil 566 y mil 600 metros sobre el nivel del mar, es hoy cada vez más propicio para epidemias de carácter eminentemente tropical, cuando hemos pasado de 32 o 35 grados a más de 38 y hasta 40 grados de calor.

En otros tiempos, cuando el Valle de Atemajac era más fresco y la mancha urbana era muy inferior, prácticamente no había zancudos como el transmisor aedes aegypti. Hoy se nos dice que la especie de este mosco ha mutado; más bien, los humanos hemos provocado que se aclimate desde el momento que elevamos la temperatura acorde con la demanda de esos bichos: en el hogar se abusa del calentador de gas, de la secadora, del horno, de la estufa y hasta de la plancha; en la calle, el abuso de los  automotores hasta para  ir tres cuadradas al mandado; en las fábricas no se buscan ahorros de combustibles, las ciudades, en particular Guadalajara y sus suburbios, crecen desaforadamente y hasta queman con toda intención el monte en el bosque para especular con terrenos y luego fraccionarlos; las construcciones y las pavimentos por doquier impiden la infiltración del agua de lluvia y de otras aguas que pueden y deben reciclarse.

Entonces, no lo echemos toda la culpa a ese cambio climático, que la tiene, ya lo dijimos. Pero también tienen la culpa nuestras autoridades que no hicieron campañas para generar consciencia en las personas para prevenirnos contra el dengue. Tampoco fumigaron con antelación; lo están haciendo hasta ahora, y sólo en algunas áreas. Todo por falta de presupuesto. Y también por algún tipo de negligencia, que es de lo que algunos acusan ya al titular de Salud del estado, Fernando Petersen Aranguren, y de manera directa e indirecta a Salud nacional.

También, hay decirlo, es culpa de la misma población porque no hicimos nuestra parte descacharrizando y limpiando lo que nos corresponde. No tomamos nuestras propias medidas preventivas en casa con mosquiteros y cortinas, por ejemplo.

El asunto es que el problema del dengue hoy, como nunca, está presente y sigue su marcha. La semana anterior, la número 38 del año, el total de personas infectadas oficialmente era de 4 mil 290, un crecimiento de 885 casos más en relación con la semana antepasada, la 37, cuando la suma de dengue comprobado fue de 3 mil 405 en toda la entidad, de los cuales alrededor de mil 230 enfermos correspondían a Guadalajara, 575 a Zapopan, cerca de 300 a Tonalá, 191 a Tlaquepaque y 149 a Sayula, sin contar los ocurridos en lugares como Autlán, El Grullo y El Limón, entre otros municipios semicosteros o de costa.

Falta decir, además, que mientras hace dos años –2017– el 3.8 por ciento de los casos de dengue fue del serotipo 2, el más grave, este 2019 representa el 73 por ciento, de acuerdo con la misma Secretaría de Salud. ¿Qué pasó aquí? Falta de previsión y de prevención, no cabe duda.

A la fecha hay, al menos, dos personas muertas por el dengue en Jalisco, una de ellas en Sayula.

Del valle de Autlán-El Grullo, me cuentan que ya andan nebulizando, que hacen ruido y huele un poco, pero que no se ve lo que rocían ni disminuyen los zancudos. “¿No nos estarán engañando y jugando el dedo en la boca?”, me dijo un amigo ayer mismo.

El asunto del dengue, pues, es más grave cada día, aunque las autoridades lo hayan tratado de minimizar para esconder su incapacidad o su negligencia.

Si en un pueblo de menos de 2 mil 300 habitantes hace tres semanas ya se habían registrado al menos 80 casos de dengue, ¿cuántos más habrá en pequeñas, medianas y grandes ciudades de la zona costa?

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