Sin que al parecer las autoridades sanitarias jaliscienses le hayan dado toda la importancia que tiene la salud pública, algunas epidemias como el dengue y la influenza estacional, siguen haciendo de las suyas.
Por ejemplo, el dengue, a consecuencia del piquete del zancudo aedes aeyipti no ha desaparecido ni siquiera en este tiempo invernal, incluso, se ha incrementado su reproducción en lugares comúnmente más fríos, y no ya sólo en zonas costeras o de menos de mil 500 metros de altura; está presente en elevaciones mayores porque el mosco ha mutado.
De acuerdo con informaciones ya publicadas por distintos medios, en Jalisco se registraban, hasta la semana pasada, más de 60 casos de dengue.
Por lo demás, el famoso mosquito transmisor que había desaparecido temporalmente y había dado una tregua, ha vuelto a aparecer en la zona metropolitana de Guadalajara y sus alrededores. La pausa aquí duró mientras persistieron los días más fríos de finales de diciembre y hasta la primera semana de febrero.
De acuerdo con datos oficiales, Jalisco registró el año pasado la mayor incidencia de dengue con un total de medio centenar de muertos por esa causa, 49 para ser precisos, un caso más que durante 2012 cuando se presentaron hasta entonces los primeros casos que fueron en total 48.
Los enfermos registrados por dengue en ese lapso de doce meses, fueron cerca de 12 mil.
En tanto, la influenza está cada vez más presente en esta entidad y con resultados fatales. De acuerdo con el mismo medio, en el primer mes y medio de este 2020, se tienen censados 20 casos de defunción, colocándose en primer lugar nacional.
La cuestión ahora es: ¿por qué esos crecidos números de enfermos y de fallecimientos por epidemias que antes no tenían tan fatídicos desenlaces cuando, se supone, la atención médica está más generalizada y es más completa?
También, se supone, que tanto gobernantes como gobernados somos más conscientes de lo que puede ocurrir cuando no se toman las medidas preventivas.
Sin embargo, si echamos una mirada hacia atrás ─y ya lo hemos dicho en este mismo espacio─ en los últimos años y particularmente durante 2019 y en lo que va del 2020, no se han hecho campañas sanitarias en ese sentido.
Además, aunado a esto, tenemos el problema del desabasto de medicamentos que se va haciendo un mal generalizado en los gobiernos estatal y federal so pretexto del muy mal entendido ahorro de recursos así se trate de la salud de miles, de millones de personas.
En algunos casos se ha señalado que cuestiones más bien de índole político o ajustes de cuentas con distribuidores de medicinas e, incluso, con fabricantes y que se piensa más en importar, así se trate de medicamentos, en algunos casos, de dudosa calidad, que en estimular a laboratorios nacionales.
Y otra vez la pegunta indispensable y que ya hemos hecho aquí mismo: ¿se está en realidad haciendo algo a niveles altos de gobierno para prevenir contagios del coronavirus que en China había matado ya hasta la víspera de la aparición de esta columna cerca de mil 800 pacientes?
El coronavirus, calificado primero por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como nCoV-19 y ahora simplemente como Covid-19, es una neumonía aguda que mantiene en China a más de 70 mil 500 personas contagiadas, 10 mil 844 ya sanadas y menos de 10 mil 700 en estado grave hospitalizadas.
El responsable de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha dicho que todos los países deben estar preparados para la llegada de la epidemia y que deberán de tratar a los “pacientes con dignidad y compasión, tanto para evitar mayores transmisiones como para proteger a los trabajadores de la salud”.
Nuestras autoridades sanitarias ¿ya habrán tomado nota estas recomendaciones? ¿Estarán preparadas para hacerle frente al coronavirus si a ratos parece que no les interesa mayormente la salud pública y sí hacer muchas declaraciones, política y más política?
Al tiempo.
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