El fideicomiso

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Eduardo González Velázquez

Si Andrés Manuel López Obrador y sus 30 millones de votantes pensaban que todo terminaría con las urnas llenas el 1 de julio, que la llegada a la presidencia sería tersa, sin contratiempos, y con la complacencia de las elites destronadas del poder, se han equivocado. Nada más alejado de ello sucederá durante el interregno, e incluso a lo largo del próximo gobierno.

Pasadas las primeras felicitaciones por parte de los miembros del establishment mexicano y la aparente luna de miel entre el candidato ganador y Enrique Peña Nieto, el primer golpe vino del Instituto Nacional Electoral con la decisión de multar a Morena con 197 millones de pesos por la creación del fideicomiso “Por los demás”, y por el supuesto mal uso de esos recursos. El argumento fue que la creación del fideicomiso y su operación no fueron declarados ante el órgano electoral, y el partido político utilizó parte de ese dinero para inducir el voto morenista en la Ciudad de México, Oaxaca, Chiapas, Morelos, Puebla, Guerrero y Estado de México. Con esa estrategia, el INE busca desacreditar el triunfo morenista del pasado 1 de julio.

La semana pasada las baterías políticas, electorales y periodísticas estuvieron apuntando su metralla al triunfo lopezobradorista. Según el INE, Morena habría creado el fideicomiso, simulando su independencia, aceptado transferencias en efectivo de procedencia desconocida, y entregando recursos en efectivo a los cuadros de Morena. Con ello, los dineros terminarían aceitando la maquinaria electoral morenista.

Desde un inicio dio la impresión que solo era cuestión de tiempo para que las aguas regresaran a su cauce y el origen y destino de los recursos fuera ampliamente transparentados.

El mismo Andrés Manuel y los miembros de la sociedad civil que conformaron el fideicomiso aclararon que los 85 millones 359 mil 766 pesos que se recaudaron desde septiembre de 2017 no salieron de las prerrogativas del INE, y que Morena no dio a conocer los documentos relacionados con el fideicomiso porque contenían datos personales de los 28 mil damnificados que fueron apoyados con 2 mil 400 pesos cada uno. Los documentos en cuestión se encuentran en posesión de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Comisión Nacional Bancaria y de Valores y el mismo INE.

Si al día de hoy, no existen pruebas que permitan establecer las supuestas transferencias de recursos de Morena al fideicomiso y viceversa, ¿cuál fue entonces el delito? ¿Se mantendrá la multa o se cancelará? ¿Cuál será la decisión de Tribunal Electoral del Poder Judicial? ¿Por qué el INE desconoce que los ciudadanos pueden organizarse de distintas maneras para propósitos legales? El hecho de que morenistas de todos los niveles se hayan organizado de manera puntual y legal, en calidad de particulares, para obtener donaciones y repartirlas entre quienes se vieron afectados por los sismos, no coloca al fideicomiso bajo el control de Morena y menos violenta las leyes electorales del país.

No obstante que al paso de los días han quedado aclaradas las supuestas anomalías en el uso de los recursos del fideicomiso, no es un asunto menor exigirle a López Obrador, a su equipo de transición y a la estructura partidista de Morena, que lleven a cabo una excelente actuación en todas las acciones que realicen previo a llegar a la presidencia, y desde luego, una vez instalados en el poder. El puro discurso no basta. Urgen acciones que materialicen la verborrea electoral. Desde luego, no es suficiente con hacer cosas buenas, se impone que se miren así, en beneficio de la comunidad, y no caer en los recurrentes trucos de la política nacional de hacer cosas malas que parecen buenas. De todo ello, los mexicanos estamos hartos, por ello el resultado del 1 de julio. Que AMLO y sus morenistas no se equivoquen; los votos no son un cheque en blanco.

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