El vox, el yunque y el pan

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Al tomar la tercia de nombres con que se inicia esta colaboración, la primera asociación que viene al rostro es la de una trinca para rondas infantiles de los jolgorios con que nos divertíamos cuando niños. Pasaríamos adelante sin la mayor atención, porque así hacen sus juegos los infantes: espontáneos, ocurrentes y sin la mayor trascendencia. Pero para documentar nuestro optimismo, al detenernos a mirar a cada uno de los componentes mencionados, tomados al mero azar, tendríamos que detenernos como ante las puertas del averno. Y no es exageración lo dicho.

Habíamos estado ocupándonos de la burda ocupación en que se entretiene nuestra clase política. Mas lo que ocurre hoy nos saca de las meras estancias infantiles para traernos a los sótanos caseros, casi casi al inframundo de lo que tenemos que soportar. En el mundo de la grilla y de la intriga se cultiva con fruición la mentira. Hay abundante literatura para quien se interese en hundirse en los vericuetos y meandros de la vida de la simulación política y su ruptura con los compromisos con la ética. Pero vayamos al tema de lo que ocurre ante nuestras barbas el día de hoy.

Vino de visita a México un señor de nombre Santiago Abascal. Es dirigente en España de un partido político de derecha denominado Vox y que el público identifica como de orientación de extrema derecha. Pues pasó por nuestros comederos políticos y una cargada de senadores en activo, pertenecientes al PAN, no sólo le dio la bienvenida, sino que lo acogió y llevó en andas a uno de nuestros recintos de gobierno, los que mantenemos y suponemos dedicados al ejercicio de tareas productivas, para desarrollar actividades que redunden en beneficios favorables a los intereses de la comuna mexicana. Los mentados angelitos panistas le dieron pues buena acogida y le suscribieron un manifiesto que se denomina ‘Carta Madrid’, que viene a ser el motivo formal de fondo de esta intriga supina y de bajos fondos. Se lee en el reportaje (La Jornada, 3/IX/21) que los panistas huéspedes dieron cuenta de la reunión y mostraron fotografías en las que hasta aparecen sonrientes, apapachando al visitante.

Subieron una foto a las redes sociales del partido blanquiazul, en la que aparece el senador Julen Rementería del Puerto, como responsable anfitrión, y otros catorce senadores de dicho partido. Por supuesto que también hubo doñas en la chorcha, senadoras por más señas, entre las que hay que contar a Alejandra Reynoso, Guadalupe Munguía, Nadia Navarro, Indira Rosales, Mayuli Latifa, Gina Cruz, Minerva Hernández y Lily Téllez.

Según las cuentas alegres de los firmantes de la carta mentada, el PAN nuestro de cada día selló una alianza con el partido español Vox, en defensa de la libertad, la democracia y la propiedad privada. El coordinador Rementería fue un poco más lejos en sus considerandos. Según sus ojos, el tal encuentro fue un importante estate quieto para AMLO y para sus radicales, como advertencia de alerta, para que ni se les vaya a ocurrir conducir a nuestro país hacia el comunismo, como ya lo hicieron sus pares en Bolivia y en Venezuela. No mencionan a Cuba, pero ni falta que hace.

Pues empecemos a sacarle gajos a la mandarina. El tal viajero ocasional, o tal vez invitado, Santiago Abascal, es considerado en su país, España, como representante del fascismo que les anda floreciendo de nuevo por allá o que ni siquiera ha desaparecido. Es pues cabecilla de la derecha recalcitrante de los peninsulares, que se pintan solos para estas lides. Traen desatada su ira en contra de Venezuela y también contra Bolivia, porque seguramente suponen que ambos países hermanos siguen siendo colonia suya. ¿No se habrán enterado todavía que los lazos de dependencia con la península, su casa, los rompimos los latinoamericanos desde hace ya dos siglos? O no están actualizados o fingen nada más, como si les la virgen. Tan execrable una actitud como la otra.

Recordemos aquella soez interrupción, que intentó ser regaño, del rey gachupín Juan Carlos al presidente venezolano Hugo Chávez en una de las acostumbradas cumbres de nuestros gobiernos. La atenta mirada de la prensa internacional dio cuenta puntual del desaguisado y exhibió a nuestros gachupines en toda su miseria. Pareciera que no evolucionan o que no avanzan en esto del trato cordial y paritario con nuestros mandatarios.

Ya son públicos los nexos del partido peninsular Vox y del mexicano PAN con los conjuros no más soterrados y clandestinos de la organización del Yunque. No nos han de resultar sorpresivas e inesperadas escenas tan impresentables como la que estamos refiriendo. Sabemos bien que la ultraderecha no se anda con juegos, cuando incursiona en tomar a saco los gobiernos. Recordemos a Hitler y sus nazis, a Mussolini y sus fascistas italianos, al Franco en España. Y hay muchos más. Todos los golpistas de Latinoamérica abrevaron de estas fuentes. Aquí en casa también hemos tenido a cristeros, sinarquistas y fachos, para dar y prestar.

Más vale entonces que le vayamos midiendo el agua a los camotes con tales especímenes, antes de que se desaten del todo y que ya no actúen más bajo el agua, ni nadando de muertito, antes de que anden abiertamente como emergidos de baños de pureza y ungidos como salvadores de la patria. Más tarde podríamos lamentarlo, pues por reiteradas experiencias históricas sabemos que con ellos al frente no se trata de meras rondas infantiles.

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