EN HORABUENA PARA LA SCJN
Felipe Cobián Rosales
Por el lugar secundario que le dieron algunos medios impresos del país, mejor dicho, la mayoría, a la declaratoria de inconstitucionalidad del artículos 13 transitorio de la reforma a la Ley Orgánica del Poder Judicial que exendía, por dos años más la permenencia de su actual presidente, parecería para muchos lectores que se trata de un asunto nimio, y nada de eso. Es de gran trascendencia, aunque no parezca.
La decisión unánime de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), incluido quien iba a ser el beneficiario de la extensión de su mandato, el ministro Arturo Zaldívar, es de aplaudirse por tres razones fundamentales:
Una, porque se trata de un jalón de orejas a los legisladores oficialistas, de aplanadora, que a las volandas, sin cambiarle algo siquiera, aprobaron servilmente una iniciativa que salió desde Palacio Nacional, dizque para que el Poder Judicial pudiera cumplir los propósitos del Presidente de la República en su lucha en contra de la corrupción.
Dos, se echa abajo un ensayo, o especie de sondeo, sobre la tan deseada reelección de algunos que han ocupado la silla presidencial y sus seguidores, empezando con Luis Echeverría Álvarez, quien, tentado por su populismo, movió sin éxito sus fichas, afortunadamente.
Otro tanto hizo Carlos Salinas cuando voces de sus fanáticos en la región de La Laguna, en donde su “hermano incómodo”, Raúl Salinas, se movió en ese sentido y clamaron por su continuidad, pero fueron acallados por el principio de no reelección y las lecciones del porfiriato. Entonces, algunos de aquellos seguidores de Raúl, se trasladaron al suereste mexicano y, a trasmano, echaron leña al fuego de la inconformidad por las condiciones de abandono a indígenas en Chiapas… y apareció el Frente Zapatista. ¿Sería un despropósito autodesestabilizador y no cuajó? Y vino Luis Donaldo Colosio, real o aparentemente saboteado por su competencia, Manuel Camacho Solís, quien también quería la candidatura. Finalmente, la muerte violenta de aquél y el país se estremeció.
En el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, se han dado otros intentos de extensión de mandato, como fue el caso del gobernador Jaime Bonilla Valdez, con su reformada “Ley Bonilla” que logró con un Congreso local a modo y diputados opositores presumiblemente maiceados, para ostentar el poder en Baja California durante cinco años y no solamente dos para los que fue elegido en calidad de interino. Entonces, el Presidente fue criticado por su silencio al respecto; y nacieron sospechas reeleccionistas a partir de esa fecha.
Tercera razón por la que es plausible el fallo de la SCJN: Las experiencias del pasado, sobre todo, por el principio de “No reelección”, con el que todos los mexicanos, de Madero para acá. estamos de acuerdo. Un sexenio de gobierno es más que suficiente para quien, democráticamente, está al frente del Poder Ejecutivo y goza de gran aceptación.
Respecto a la declaratoria de inconstitucional esta semana, hay que recordar que durante cuatro meses, el ministro presidente del Poder Judicial, Arturo Zaldívar, guardó dubitativo y sospechoso silencio. entre aceptar la tentadora propuesta presentada en charola de oro, o rechazarla. Fue hasta el 5 de agosto pasado cuando, ante los reproches de que, en caso de aceptarla sería un acto contra la Constitución que sentaría un grave precedente, que renunció a tan especial regalo de los legisladores. Tal vez comprendió que llevaba un claro mensaje y que vendría a legitimar en el futuro, casos no deseados.
El presidente López Obrador, había repetido hasta hace poco, viniera o no al caso, que él no se reeligirá. Pero dime qué es lo que tanto rechazas públicamente y te diré cuánto lo deseas en la intimidad.
La ministra Norma Lucía Piña, expresó contundente antes sus pares de la Suprema Corte, en apoyo del proyecto presentado por el ministro decano, Fernando Franco González, el mismo que le dio palo a Jaime Bonilla hace poco más de dos años:
“Es a todas luces inconstitucional (la famosa reforma de prolongación de mandato) y atenta contra los pilares de la democracia, la división de poderes y la independencia de los jueces. La misión de los tribunales constitucionales no es complacer a las mayorías políticas en turno, sino hacer valer la Constitución”.
Con esta declaratoria, a la que se sumó el propio ministro Zaldívar, la SCJN sienta un precedente de suma importancia para la posteridad política y, en particular la sucesoria a nivel nacional que debe reconocérsele.
¡En horabuena!