En Zapotillo, ¿milagro del cristo de ‘Temaca’?

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Después de al menos 15 años de lucha constante y sin haber bajado la guardia en ningún momento, las poblaciones alteñas de Acasico, Palmarejo y Temacapulín, lograron, por fin, ser escuchadas, y hasta visitadas, por la más alta autoridad del país, el presidente Andrés Manuel López Obrador. zapotillo

AMLO se comprometió a respetar las propuestas de los pobladores que, durante esos tres lustros, han hecho un férreo frente común para que dichas comunidades no sean inundadas con la presa El Zapotillo, cuyo propósito principal, promovido por Vicente Fox en su gobierno, era enviar prácticamente todo el caudal a León, Guanajuato y a la zona de la industria automotriz de su vecina Silao.

Desde el primer momento que se habló de tal finalidad, los habitantes de la región de Los Altos, y primordialmente los directamente afectados de dichos poblados, levantaron fuerte la voz. Y tienen razón, porque son sus lugares de origen, y donde viven, quedarían hasta 20 metros abajo del agua, mientras ellos y cientos de miles alteños seguirían padeciendo sed.

Las autoridades estatales y federales, señaladamente las de Conagua, hicieron trazos –y quizás hasta transas– para levantar un nuevo asentamiento en la parte elevada, contraviniendo incluso la más elemental lógica, al proyectar casas con solares reducidos a la mínima expresión, como si se tratara de una abigarrada ciudad en la que desaparecería el concepto de comunidad, de rancho, de pueblo, para convertir aquello en una especie de pajarera tipo Infonavit, sin la menor concepción, y respeto, de que se trata de gente de campo.

Aunque en el mismo municipio de Cañadas de Obregón –cuya cabecera, por cierto, cuenta con la primera plaza de toros que se construyó en el país–, al nuevo centro de población le llamarían Talicoyunque, por el lugar a donde se enviaría por la fuerza a los habitantes, principalmente de Temacapulín, conocido como Temaca.

Políticos y gobernantes de tres partidos: panistas, priistas y ahora naranjas (entiéndase: Francisco Ramírez Acuña, Emilio González Márquez, Aristóteles Sandoval y Enrique Alfaro, fueron a Temaca, no sin arrogancia algunas veces, a prometer las perlas de la Virgen y decir, una y otra vez, primero que la cortina sobre el río Verde se construiría a una altura de 80 metros y luego que le aumentarían 25 metros más para darle mayor capacidad y poder derivar agua a la región y a la zona metropolitana de Guadalajara. Esa fue la gota que derramó el vaso porque inundarían a las tres poblaciones.

En seguida, para calmar los ánimos, tanto los sucesivos gobiernos estatales como la Comisión Nacional de Agua propusieron levantar un muro de contención en torno de Tema, pero nada convenció, y menos venció, a los pobladores que, para entonces ya tenía conformado el Comité Defendamos Temaca, Acasico y Palmarejo, que sigue en la lucha.

Y tal es el grado de su constancia y firmeza que, a la propuesta de que se trasladaran a Yahualica para una reunión con el presidente el pasado sábado 14, se negaron y exigieron que López Obrador fuera a Temacapulín; así lo hizo el mandatario en donde sí hubo diálogo abierto y se dieron el plazo de una semana, que se cumple el próximo sábado, para que se formalice el compromiso con los funcionarios de Conagua.

Lo que ahora plantean los lugareños, tras agradecer la visita presidencial y que quedara la altura máxima de la presa en 80 metros y cancelar el acueducto a Guanajuato, es que se garantice la seguridad de que no sufrirán daños y menos inundación por errores u otras situaciones extraordinarias; que se garantice la reparación de daños ocasionados y el abastecimiento de agua para la región; al mismo tiempo, que se audite la obra técnica y financieramente cuyos gastos se elevan ahora a más de 35 mil millones de pesos; al tiempo demandan una disculpa pública a las comunidades que han sido afectadas.

A reserva de que se cumplan todas las exigencias del Comité y, por ende, de los pobladores de aquella zona –las señales son buenas hasta ahora–, el ejemplo de constancia, unidad y firmeza que han dado estos poblados de Cañadas de Obregón, debe quedar gravado en la memoria de la sociedad de que, cuando el lastimado pueblo se une por una causa superior, los vientos de la adversidad cambia, hay signos alentadores y de esperanza por un mejor futuro.

De confirme las promesas, los habitantes todos de la región, particularmente los de Temacapulín, podrán cantar, más convencidos que nunca, con el poeta Alfredo R. Plascencia que por algún tiempo fue párroco del lugar como lo sería de muchos otros lugares posteriormente en las primeras décadas del siglo pasado:

Hay en Temaca un Cristo.

Yo, que su rara perfección he visto,

jurar puedo

Que lo pintó Dios mismo con su dedo.

…Mira al norte la peña en que hemos visto

que la bendita imagen se destaca.

Si al norte de la peña está Temaca,

¿qué le mira a Temaca tanto el Cristo?

 

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