Enrique Alfaro: Afición inoportuna

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Más que un juego

Criterios

 

La aparición de Enrique Alfaro Ramírez, gobernador de Jalisco, en los partidos de Chivas en Pachuca y de Lakers en el Staples Center de Los Ángeles deben analizarse desde la sensibilidad política y la libertad del ciudadano que habita también en el mandatario estatal.

No, no se trata de una intromisión a la vida privada de un muy importante personaje de la vida pública. Comencemos por ahí. Se trata más bien de un tema de cuidado en las formas y los momentos en los que Alfaro Ramírez aparece públicamente en su faceta de aficionado a los deportes.

Desde antes de que arrancara la actual administración estatal pudimos comprobar, vía redes sociales, ─durante el caso de la falta de pago a las becas y estímulos a la clavadistas Alejandra Orozco─ el interés de Enrique Alfaro por tener un eje rector del deporte en la entidad y su intención de impulso al mismo.

Un confeso aficionado a las Chivas, quizá de los Charros de Jalisco, e impulsor como debe de ser desde su posición del deporte en la entidad, Enrique Alfaro Ramírez puede también como ciudadano acudir al estadio, al parque de pelota o bien salir a la calle con las playeras de su equipo favorito.

Sin embargo, en el momento actual de su administración, donde va iniciando la llamada “Refundación” de un estado que registra altos índices de violencia y delictivos, que uno de los mensajes en redes sociales del gobernador sea un espectáculo deportivo, es sin duda incómodo y seguramente fuera de lugar.

Más si la faceta de aficionado del gobernador es la de aparecer como lo hizo en Pachuca el círculo rojo de ambas directivas, tanto la de los Tuzos como la del Rebaño, o bien en las primeras filas del Staples Center, casa de los Lakers de Los Ángeles, sitios a los que un ciudadano y aficionado de a pie en el estado difícilmente podría acceder, más allá de su pasión.

Corroborar que durante el fin de semana de la visita de las Chivas al Pachuca, Jalisco vivió días violentos, o bien verificar que el precio de los boletos de un juego de los Lakers de los Ángeles en la NBA, oscila entre los 2 mil dólares en Estados Unidos y 5 mil si uno los adquiere por Internet desde México, son evidentemente escenarios complicados.

Más si en el último caso, la red social Twitter del gobernador señaló que se encontraba con una muy apretada agenda de trabajo en su gira por California con “agenda a tope” y si la señal de la televisión internacional lo muestra en asientos cercanos a los multimillonarios Floyd Mayweather Jr (boxeador) o Adam Sandler (actor de hollywood) sin conocer desde luego, quién o quiénes adquirieron esos boletos.

Versan un par de adagios, uno, “que forma es fondo” y otro más, que en ocasiones, “el horno no está para bollos”, por lo que además debería de aclarararse vía transparencia cómo adquirió el gobernador y su comitiva, lugares preferenciales para los partidos de Chivas y Lakers.

Además de la evidente mejora en el manejo de la imagen pública del gobernador, que desde luego que como persona, ciudadano y aficionado puede disfrutar de los eventos deportivos de sus equipos favoritos.

Y entonces ahí pudiéramos ser más sensibles como, ─ desde luego─ Alfaro no lo fue al acudir a dichos recintos deportivos en sitios de privilegio, justo en momentos de apremio para echar a andar la llamada Refundación del estado.

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