Este gobierno “no es como los anteriores”

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Hace meses sugerimos en este espacio que, tarde o temprano, el discurso de Andrés Manuel López Obrador se iba a desgastar, tanto por su sobreexposición personal con sus “baños de pueblo”, como por las infaltables mañaneras.      GOBIERNO

Es admirable, sin duda,  su disposición diaria, su salud y fortaleza física, pero cada vez tiene menos asuntos nuevos que exponer y le da vuelta a los mismos. Y como si fuera acto de Estado, la rifa del avión presidencial, que será un sorteo simbólico, lo machaca a diario. Y así otros asuntos nada o poco trascendentes.

En otros momentos se le ve irritado. Tiene razón cuando se les pasa la mano y pintarrajean la puerta del Palacio Nacional o dañan monumentos para hacerse “visibles”; no la tiene cuando se encorajina por el sólo anuncio de #UnDíaSinNosotras, llamado también #UnDíaSinMujeres que claman por seguridad luego de tantos y tan horrendos feminicidios que ocurren en el país (diez fue el promedio en el último año). López Obrador interpreta que van en contra suya.

En su afán ─pudiéramos llamar vicio o adicción─ por ser noticia diariamente y fijar agenda, el presidente se reedita una y otra vez. Es protagónico y hace campaña, no cabe duda. Siempre tiene una salida política, así no sepa qué responder exactamente y regañe, como ocurrió en su querida tierra natal, Macuspana, Tabasco, en donde ante los reclamos y abucheos de sus paisanos en contra de autoridades locales y estatales porque no les han llegado las ayudas federales prometidas, como las becas estudiantiles, agua, rebaja en recibos de la CFE, construcción de caminos, AMLO entró en defensa del gobernador y del presidente municipal y afirmó que sí está cumpliendo  tal cual lo prometió.

Esto sucede cuando el presidente no está cabalmente informado por sus subalternos o éstos no cumplen con lo prometido por el hijo más importante que ha dado Macuspana. Si no se cumple en su propio terruño, ¿qué se puede esperar en otras entidades, ciudades o simples caseríos? Al defender de esta forma a quienes él tal vez palomeó, apoyó, y apoya incondicionalmente, sus palabras lo exhiben y la credibilidad en él se debilita. Hay que ver las distintas encuestas publicadas.

Pero eso no termina ahí. Cuando día a día remacha el jefe del Ejecutivo que todo va “muy bien”, cuando repite hasta el cansancio que la corrupción “ya se acabó”, que se barrió de arriba hacia abajo “como se barren las escaleras”, y luego resulta que cuando mucho, si no todo, sigue igual, el descrédito en su persona, en su figura, se va reduciendo.

Pero López Obrador insiste en que todo es obra del pasado, de los neoliberales y de los conservadores, de la derecha, y se tapa oídos y ojos ante hechos y denuncias como las que ha habido en contra de líderes sindicales como Elba Esther Gordillo o como las evidencias claras en contra del representante de los mineros, el senador por él propuesto e ¿impuesto?, Napoleón Gómez Urrutia, o casos como los de Manuel Bartlett, director de la Comisión Federal de Electricidad, o el apenas develado, el de su jefe de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo, que no hicieron completas sus declaraciones patrimoniales, y sus respuestas no dejan satisfecho al respetable público; así, es ocasión que el idealismo de los ciudadanos se va derrumbando.

De Bartlett se dieron pelos y señales de más de una veintena de propiedades que no declaró, y la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval (esposa de John Ackerman, integrante de Morena y del Comité Técnico de Evaluación del INE a propuesta de la presidenta del CNDH, Rosario Piedra Ibarra), concluyó que todo estaba bien y exoneró al responsable de que Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano no llegara a la Presidencia en 1988.

En tanto, este martes 3 de marzo, AMLO no contestó satisfactoriamente cuando en la conferencia de prensa una de las reporteras que participó en un largo reportaje (Janet Cacelín) titulado Un cacique del agua en el paraíso maya, le preguntó sobre los destrozos que hizo de un cenote la empresa Enerall que ha dejado sin agua a muchos campesinos, de la que fue propietario ─y probablemente aún lo sea a trasmano─ Alfonso Romo, ocasionando grandes daños al medio ambiente con tala de árboles y matanza de animales.

Prometió AMLO una investigación a través de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, no de la Procuraduría respectiva.

Reprochó el presidente que antes de la 4T los medios no investigaban. “¿Por qué hasta ahora se está denunciando? Ahora van todos (…) y varios medios de comunicación se unen y el mismo día, y en una de esas hasta la investigación la llevó a cabo el grupo este Mexicanos a favor de la Corrupción (sic)… Esos son los que armonizan a todos los medios”.

Y luego le vio el lado positivo al trabajo periodístico conjunto que se publicó en distintos medios el lunes 2 y en el que tomaron parte, además de Janet, Sergio Rincón y Alejandro Melgoza. Expresó que esta investigación periodística, que toca a Romo:

“Porque hasta él dudaba…  Me ayuda a terminar de convencer a Alfonso Romo ─que lo estimo mucho y lo considero gente de bien─, porque él dudaba acerca de la actitud  de los conservadores, no me creía (…) Los conservadores quemaron la casa de los Madero. Poncho Romo es bisnieto de Gustavo Madero, sobrino-bisnieto de Francisco I. Madero, y a Gustavo Madero lo asesinaron los conservadores de aquel tiempo y los fifís lo festejaron (…) Entonces, yo creo que voy a ir avanzado en mi trabajo de concientización porque está sintiendo el rigor  del conservadurismo… Es un poco: tenga para que aprenda, con mucho cariño”, aseveró el presidente.

Y concluyó que “no hay impunidad, no es como los gobiernos anteriores, nosotros no damos permisos para extraer agua y explotar mantos acuíferos, prohibimos el fracking, el uso de maíz transgénico. Somos distintos”.

“No soy como los demás…”, rezaba un sujeto al inicio de nuestra era.

 

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