Filosofando: Alta degradación moral

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Sábado 25 de febrero de 2023.- casi todo el mundo se palpa una alta degradación moral, cuando no serias señales de locura humana. Se nos trastornó el cacumen y las consecuencias de nuestros actos no tardarán en reflejar este desorden. Por donde le busquemos, al rascarle a cualquiera de las empresas más visibles, pero sobre todo de la esfera política, brota de inmediato el pus.

Lo más enconoso del frente mundial viene a ser lo del conflicto en Ucrania. El día de ayer, 24 de febrero, se cumplió un año de que las fuerzas rusas entraron al territorio de Ucrania y se desataron abiertamente las hostilidades. Cada día abrimos los diarios o las pantallas y éstas nos ofrecen las noticias de una escalada de destrucción subida. No diríamos que inexplicable, porque del seno de los comandos en los que se toman las decisiones de abrir metralla fluyen arroyos de justificaciones o de esfuerzos de legitimación de esta locura desatada. Que le crea uno a un torrente retórico o al otro, es cuestión de revisión de las convicciones, o como lo dicen tantos ya de manera cachonda, de la narrativa a la que andemos adheridos.

La propaganda de Occidente empezó diciéndonos que era una invasión de Rusia a Ucrania. Más adelante se le tildó como la guerra de Putin, con la intención solapada de que la entendiéramos como sólo de este personaje. Luego se nos buscó elaborar para consumo general la semblanza de un individuo enloquecido, enfurecido, sediento de sangre, rabioso e incontrolable. Por supuesto que su figura política pasó a engrosar la lista de los dictadores más locos que hemos padecido como especie, señalando a Hitler, a Stalin, a Mussolini y a algunos otros personajes más de esta laya.

En un segundo momento se nos pintó la situación de Ucrania como a la de un país invadido, débil, que sufría un serio atentado a su soberanía y al que había que cargarle toda la conmiseración de que somos capaces como especie. La tarea adjunta venía siendo nuestra aportación colectiva de apoyos en su defensa, la que siempre otorgamos en toda reyerta al más débil. Ucrania desempeña con creces este papel del injustamente vapuleado.

Con el transcurso del año, ha ido saliendo a la luz que se trata de una confrontación entre dos potencias. Del lado del débil agredido no es precisamente Ucrania la de la voz cantante, sino la OTAN, la UE y sobre todo los USA. Ya puestos en serio en la arena dura, sabemos bien que ambos contendientes están en posesión de un arsenal nuclear no para inclinar la balanza a uno de los lados y resultar el ganador del conflicto, sino que volarían hecho añicos el planeta mismo. Y como que ningún argumento les hace entrar en razón, a ambos bloques contendientes. El fragor no baja.

Resulta increíble comparar por ejemplo los montos de las ‘generosas’ ayudas que fluyen de las carteras de los países ricos para aliviar situaciones desastrosas que se abaten sobre la doliente humanidad. Vimos las secuelas de un terremoto de grandes dimensiones que se cebó sobre Siria y Turquía. Se habla de una cantidad que ronda las cincuenta mil víctimas. Aquí se habla de causas ‘naturales’. Curiosamente, los expertos en números todavía no nos han dado a conocer bien a bien las cifras de los seres humanos que han sido abatidos en el conflicto ruso-ucraniano. ¿Será porque el agente no puede ser inscrito dentro del listado de las causas naturales?

Pero más grave que el escamoteo de estas cifras, para nuestro consumo desinformativo, viene siendo la de la erogación de las carteras ‘generosas’ para el apoyo de ambos desastres. Mientras que para apoyar a turcos y sirios en su reconstrucción, se habla hasta ahora de un monto de cinco millones de dólares, por parte de los gringos; para hacerle frente a la ominosa invasión rusa, según la visión del congreso gringo, éste aprobó una suma extraordinaria de cuarenta y cuatro mil millones de dólares. Sobran los comentarios.

Semejantes disparidades de locura, como ésta, se traslucen a cada rato. Sirva de ejemplo lo cuestionado a un general gringo, responsable de la defensa y encargado de derribar con un misil de alta tecnología militar a un globo inofensivo, que se dijo que era de origen chino y que había invadido territorio prohibido. El misil utilizado tiene un costo de 400 000 dólares. El costo del famoso globo apenas llega a los doce. Leí las notas referentes al hecho y todas manejaron estas cifras. No me quedó claro en ninguna, si eran tan sólo doce o hablaban de doce mil. Pero para el caso redunda en lo mismo. Informamos mal y luego opinamos peor. Y así la vamos llevando.

En un ambiente de excentricidades tan destartaladas, se nos viene como anillo al dedo lo que se puso a declarar el Borolas Calderón, tras darse a conocer el resultado del juicio que le enjaretaron los vecinos al superpolicía de nuestros presidentes panistas, no nada más de Calderón. Insiste en que él se dedicó a predicar en el desierto y a aplicar la línea dura, la legal, para cumplir con el objetivo de su guerra sin cuartel al narcotráfico. Se ocupan al menos dos dedos de frente para hacerle entender que sería preferible que guardara silencio. No se puede defender lo indefendible y punto. Pero salieron peor los directivos panistas al soltar la especie de que García Luna nunca militó en las filas del partido blanquiazul. Así que este instituto se mantiene impoluto y así lo hemos de ver todos los mexicanos, para las contiendas electorales que vienen. Cuando se extravía la cordura se profieren disparates a la alta escuela y el delirio se apodera hasta de la narrativa. ¡Qué remedio!

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