Fin del convenio del Sistema Nacional de Investigadores con las universidades privadas

Publicado el

Tras el inminente anuncio del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) de la suspensión del estímulo económico a profesoras/docentes del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) pertenecientes a universidades privadas vale la pena reflexionar sobre tres aspectos.

1. -Fue en 2014 cuando el Conacyt firmó un convenio con cuarenta universidades privadas para incorporar al pago de estímulos del SNI a los científicos y tecnólogos que laboran en esas instituciones de educación superior del país, con ello se determinó que se destinarían recursos públicos para cubrir la totalidad de dichos estímulos salariales, y no solo un 30 por ciento como ocurría desde 2008. El convenio establecía, además, que las universidades privadas deberían canalizar el equivalente del estímulo que se les entregara a sus especialistas a la investigación.

Para nadie es un secreto que históricamente las universidades privadas no habían sido incluidas en las políticas de estímulos a la investigación puestas en marcha desde la década de los años ochenta del siglo pasado (el SNI se fundó en 1984), como tampoco es un secreto que la investigación que se realiza desde hace muchos años en las universidades privadas ha colaborado desde una multiplicidad de áreas al desarrollo científico y social del país.

En reconocimiento a la investigación y a los aportes realizados en las universidades privadas los estímulos por esa actividad no deberían de suspenderse, sobre todo, si consideramos que el principal parámetro para otorgarlos debe ser la producción científica. En ese sentido, tanto investigadoras e investigadores de las universidades públicas y privadas deberían acceder a esos recursos.

2.-Aunque me parece que los estímulos económicos no deberían ser suspendidos, también entiendo que el gobierno federal cuenta con un reducido presupuesto para hacer frente a una multiplicidad de compromisos de todo tipo, al tiempo que pretende atender en primera instancia a los grupos menos favorecidos, en ese sentido, los académicos de las universidades públicas gozan de menores salarios que los de las universidades privadas. Por otro lado, si la cancelación de los estímulos es un hecho, sería necesario establecer los mecanismos económicos y académicos para que en un futuro cercano volviésemos a recibir esos recursos quienes laboramos en las universidades privadas siempre y cuando cumplamos como cualquier académico con los lineamientos de calidad expresados por el Conacyt.

3.-Por su parte, de cara a este escenario, las universidades privadas deberán de invertir mayores recursos para no detener su producción científica y con ello mantener, aunque sea sin estímulos económicos públicos, un amplio número de sus profesores en el SNI y de esa manera mejorar su clasificación en los ranquins mundiales, evitando que las y los investigadores comiencen a refugiarse solo en la docencia para obtener mejores ingresos.

Antes de que eso suceda, las universidades privadas podrían llegar a un nuevo acuerdo con el Conacyt para dividirse en porcentajes iguales el pago del estímulo SNI; también podrían introducir bonos por cada producto de investigación académica, o mejorar/incrementar los esquemas de “descarga” laboral para los docentes de planta para permitir que se continúe dedicando tiempo a la investigación; una opción más podría ser introducir esquemas de pago por proyecto de investigación en lugar de un estímulo mensual.

Sin duda, un nubarrón comienza a oscurecer el panorama de la producción científica en México, por el bien del país espero que el gobierno federal y las universdades privadas, así como la planta de docentes dedicados a la investigación que laboramos en ellas encontremos la mejor estrategia para salir airosos de esta encrucijada donde estamos parados.

 

@contodytriques

En la misma categoria

Otras Noticias