Galeano, el sentipensante
Silvia Patricia Arias Abad
El 13 de abril de este año 2025 se cumplen 10 años de la muerte de Eduardo Galeano. No necesita presentación. Galeano fue un periodista, poeta, pero más, un escritor, un anticlerical, un indignado que levantó la voz por los “nadies”, un minucioso observador y narrador crítico de la realidad y de la historia, uno de los más grandes de su generación y uno de los más queridos, sin duda. Sus obras han sido editadas en muchos países, en muchos idiomas, porque como lo dijo la escritora Elena Poniatowska: “Eduardo Galeano era nuestro, era mexicano, era uruguayo, era chileno, era argentino, era paraguayo, era la sangre de nuestras venas abiertas, abarcaba el continente entero”.
Galeano era una figura intensa y apasionada, que cultivó amistad con personajes como Fidel Castro, Salvador Allende y Ernesto Che Guevara, sin embargo, esos afectos no le impidieron ser igualmente crítico hacia los acontecimientos que los rodearon. Su influencia como autor en América Latina sigue siendo vigente. Sus libros Memoria del fuego y Las venas abiertas de América Latina, siguen manteniéndose vivos, generando reflexiones a la luz de los contextos actuales. En el primero encontramos un análisis de la identidad latinoamericana con todo lo que ella implica, el mestizaje, la multiculturalidad de la región y de sus habitantes. La segunda, una narración vívida de la explotación de Latinoamérica por parte de los imperialistas. La intención de Galeano no es más que reflejar el drama de América en todas sus dimensiones, los juegos de poder que se expresan en la lucha cuerpo a cuerpo, pero también en aquellas luchas de los oprimidos por lograr su emancipación.
Eduardo Galeano nos muestra en su obra a los “otros”, a los que quisieron y han querido invisibilizar, y que ahora más que nunca se presentan orgullosos de sus lenguas, de su cultura, de la gran diversidad de su arte. Galeano se presenta a sí mismo tomando partido, rechazando todo lo que ha hecho de América Latina una región dominada, subordinada y explotada, en donde los más pobres del continente han sido sometidos a la explotación y al aniquilamiento, incluyendo los marginados del norte, sean estos chinos, chicanos, indios o negros.
Tardó tres meses en escribir su obra más famosa y cuatro años de investigación para poder contar la historia de América Latina a partir de la colonización, haciendo hincapié en los saqueos de recursos naturales, primero por parte de los imperios colonialistas y luego por los Estados imperialistas. Qué actual se presenta su obra ahora, que seguimos viendo el resultado de un sistema económico capitalista voraz, inmoral y deshumanizante, que reduce a los seres humanos a objetos, a mera mercancía, y cuyo valor depende de la capacidad de producir que se tenga.
El sistema capitalista que tanto denostaba Galeano por humillar y pisotear a los más humillados y pisoteados, relegándolos a la nada, al anonimato, a su cosificación permanece hoy como una bestia herida dominando al mundo. La esclavitud, la explotación del hombre por el hombre, la deshumanización del trabajo, todo ello, las armas eficaces para la manipulación y el sometimiento del que menos tiene, del que menos ha tenido, porque fue despojado a la mala de lo que era suyo, de lo que sigue siendo suyo, porque la historia para Latinoamérica aún no termina. Se dice que al año de la publicación de Las venas abiertas de América Latina solo había vendido 400 copias, pero quien lo leía inevitablemente lo recomendaba. Llegó a convertirse así, en uno de los libros prohibidos de las dictaduras sudamericanas de la época: en Chile, Argentina y Uruguay, su tierra. Pero como lo sabemos, lo que se prohíbe es lo que más incita, por lo que aumentó el interés por leerlo y se hizo circular de forma clandestina.
Galeano, fue el hijo del exilio, tuvo que salir de Uruguay primero y luego de Argentina para instalarse posteriormente en España y es hasta 1985 con la recuperación de la democracia cuando regresa a Uruguay. Todo lo que se diga de Eduardo Galeano hoy resulta insuficiente para describir el pensador y escritor que fue, definitivamente uno de los referentes del pensamiento latinoamericano. No se puede evitar preguntarnos ¿qué diría Galeano ante los actuales acontecimientos en el mundo y en América Latina? ¿Ante un Trump y un Milei? ¿Cuál sería su análisis? ¿Cuáles serían sus reflexiones ante esas guerras que se han vuelto eternas?, como el caso de Palestina e Israel, en la siempre mantuvo su postura en defensa del pueblo Palestino, seguramente su indignación seguiría estando presente ante tal genocidio.
Galeano, el gran conversador, el asiduo asistente a los tradicionales cafés porteños y montevideanos (en especial el Café Brasilero) donde se charlaba la nota, pero también se sembraba el germen de la organización en las manifestaciones y movimientos sociales. Hagamos presente a este gran escritor y “sentipensante” acercándonos a la lectura de sus textos y por qué no, a su relectura…
“Me gusta la gente sentipensante, que no separa la razón del corazón. Que siente y piensa a la vez. Sin divorciar la cabeza del cuerpo, ni la emoción de la razón”
Eduardo Galeano (El libro de los abrazos)