Gilgamesh enfrenta a Humbaba
Traducción de Gabriel Michel Padilla
[Pasaje contenido al final del Canto IV: la difícil decisión de enfrentar al monstruo Humbaba, tras cinco sueños de presagios de Gilgamesh, interpretados sus sentidos por Enkidú. Luego va un segundo pasaje en el que se salta al momento culmen de la lucha entre ambos seres míticos, narrado con todo lujo de detalles en el canto V]
Un trozo del pasaje aludido del canto IV:
Llegaron a los límites del Bosque,
donde se oían los espantosos ruidos,
los rugidos del fiero monstruo Humbaba.
Gilgamesh se detuvo, cayó en llanto 245
las manos le temblaban y lloraba,
por sus mejillas descendían las lágrimas,
“O Shamash”, le gritaba, “ten piedad,
sostenme en este viaje peligroso,
recuérdame y escucha mis plegarias” 250
Se quedaron de pie, pasó un momento,
entonces desde el cielo un dios llamó
a Gilgamesh, así le habló: “De prisa
ataca ya, al fiero monstruo Humbaba,
antes de que se adentre rumbo al bosque 255
antes de que se esconda y que se envuelva,
entre sus buitres de feroz mirada.
Es hora de atacar, sólo viene uno,
a la orilla del Bosque de los Cedros
quedaron en silencio, sólo viendo, 260
pues nada había que hablar o qué decir. (1117) 261
El otro trozo del pasaje aludido del canto V:
Gilgamesh se repuso de su miedo,
como dos toros brutos se arrojaron
en contra de Humbaba, el adversario,
el monstruo bramó entonces fuertemente, 145
se escuchó su bramido como un rayo,
el piso se rajaba con sus pasos,
las montañas del Líbano se hendían,
las nubes se volvieron color negro,
y una niebla de azufre los cubría, 150
que les causaba achaques en sus ojos.
Shamash entonces dios de la justicia
sobre Humbaba sopló sus fuertes vientos,
el del norte y del sur y el del oriente,
sin que faltara el viento de occidente, 155
un viento tormentoso, un vendaval,
un viento huracanado y un tornado
a fin de sujetarlo y detenerlo,
paralizarlo y detener sus pasos.
Así no pudo adelantar sus miembros 160
tampoco pudo ya dar media vuelta.
Al verlo Gilgamesh, saltó hacia Humbaba
y dirigió el cuchillo a su garganta.
Humbaba entonces dice, “Gilgamesh
ten compasión y déjame vivir, 165
aquí en el bello bosque de los cedros.
Si me perdonas, yo seré tu esclavo,
te daré cuantos cedros me pidieres.
Por gracia de Shamash tú eres el rey
de la gloriosa Uruk de amplias calles. 170
Honra su nombre levantando un templo
y para ti un palacio hecho de cedros.
Todo es tuyo si sólo me perdonas.
Enkidú dice entonces, “no lo escuches,
lo que salga de su monstruosa boca, 175
es engaño, mentira y confusión,
mátalo ya, que no intente engañarte”