Guadalajara desbordada por la violencia

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Eduardo González Velázquez

El sexenio se le fue de las manos al gobernador de Jalisco, Jorge Aristóteles Sandoval. El principal reclamo de la sociedad sigue siendo acabar con la violencia y la inseguridad. El inquilino de Casa Jalisco no puede decir que el reclamo no lo conocía, que la violenta realidad del estado lo sorprendió; pues desde la campaña electoral escuchó las voces que exigían paz en la entidad. Una paz que Aristóteles Sandoval prometió y no ha cumplido, ni cumplirá. La promesa quedó en intento.

​Esta semana vivimos hechos de violencia extrema en la Zona Metropolitana de Guadalajara. El secretario del Trabajo y Previsión Social, Luis Carlos Nájera sufrió un ataque a manos de células del crimen organizado. El funcionario fue atacado mientras se encontraba en un restorán. El comando dentro y fuera del lugar lo conformaban doce personas. Afortunadamente para Nájera, solo resultó con una herida en una mano. Sin embargo, en los sucesos al menos dieciséis personas resultaron heridas y un bebé, de nombre Tadeo, perdió la vida a consecuencia de las quemaduras sufridas en una unidad del transporte público que fue incendiada por los criminales.

Las persecuciones, balaceras, bloqueos e incendios de vehículos no se hicieron esperar por varios puntos de la ciudad. No obstante, esos acontecimientos, el gobernador no emitió el Código Rojo para el estado. El episodio violento toca de nueva cuenta a un miembro del gabinete estatal, lo que demuestra que la seguridad no se garantiza ni siquiera a los miembros más altos de gobierno. Estos hechos suceden al tiempo que el Ejecutivo no logra explicar lo que sucedió con la desaparición de los tres jóvenes estudiantes de cine, ni mucho menos se logra detener la escalada de casos de desapariciones en Jalisco. Una verdadera tragedia al final del sexenio.

Regresando al caso del ex Fiscal, Luis Carlos Nájera, hay varias hipótesis para explicar el ataque, desde la que apunta al Grupo Nueva Plaza, en respuesta al supuesto apoyo al Cártel Jalisco Nueva Generación; hasta las presiones político-electorales que pudiera ejercer el CJNG, como sucedió en 2012.

Más allá de los motivos que tuvieron los criminales para atacar al secretario de Trabajo, es importante que el gobierno del estado responda varias preguntas: ¿por qué no ha dado resultado su estrategia para combatir la delincuencia y generar un clima de paz y seguridad en el estado? Dado los pobres resultados ¿por qué no se ha cambiado la estrategia? ¿por qué sigue insistiendo Aristóteles Sandoval que la violencia solo la sufren quienes se encuentran inmiscuidos en actividades delictivas? Frente a cada hecho violento en el estado, la primera explicación que se lanza es que las personas agredidas se encontraban en “malos pasos”. Cuando no dicen eso, afirman que se encontraban en el lugar equivocado. ¿Qué dirán el gobernador y su secretario del Trabajo, del ataque sufrido por Luis Carlos Nájera? ¿A qué explicación corresponderá: a la teoría del lugar equivocado o a la teoría de las prácticas criminales?

Sin duda, los niveles de violencia que vivimos en Jalisco han desbordado al gobierno. Los funcionarios entrantes deberán asumir con mayor responsabilidad y eficiencia el combate al crimen organizado y hacer lo necesario para lograr un ambiente de paz y seguridad en nuestra comunidad. De lo contrario, seguiremos experimentando el fracaso gubernamental frente al mayor reclamo de la sociedad: paz y tranquilidad.

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