Haciendo combinación de elementos tradicionales de la poesía, Dante Aliguieri en una armoniosa conjunción de mitología y religión crea una de las obras más fascinantes de la literatura universal, La Divina Comedia.
Francisco Montes de Oca en la introducción y comentario de la serie Sepan Cuantos, de Editorial Porrúa, nos informa que es en Florencia la ciudad del Lirio Rojo, donde nace Dante, en la primavera de 1265. Su familia perteneciente a la modesta burguesía florentina, se enorgullece de tener ascendencia gentil romana.
A mediados del siglo XIII no contaba la villa de Florencia con más de ochenta mil habitantes. Por el sur limitada con el Arno, cruzado por un solo puente, y por el norte con el emplazamiento de la actual bella Santa María Novella.
Los partidos gibelinos y güelfos entran en la historia en 1212, como consecuencia de la pugna entre dos grandes familias de Florencia, la Buondelmonte y la Arrighi, partidaria la primera del candidato imperial gibelino (Federico II) y la segunda del güelfo (Otón de Brunswick). Dante pertenecía al partido de los güelfos y tuvo que padecer el destierro de su ciudad natal.
La Toscana en creciente desarrollo económico, suministra bienes con más largueza que las restantes regiones italianas. Pisa, cuya prosperidad, debida en mucho al tráfico con el oriente, tocaba a su apogeo. Siena, organiza poderosos grupos de crédito, Pistoya, Arezzo y Luca son ciudades que se extienden con firmeza, en sus actividades comerciales o manufactureras. Florencia marcha a la cabeza de la evolución y su economía crece y se diversifica.
El florín de oro, la moneda de mejor ley y más aceptada en Occidente en el siglo XIII, secunda eficazmente la expansión comercial. Los treinta y seis años que transcurren entre el nacimiento de Dante y su destierro vieron crecer considerablemente las haciendas pública y privada. Es era de los grandes monumentos: 1278 reconstrucción de la Santa María Novella, 1295 elevación de la iglesia de Santa Cruz, primeros trabajos de Santa María de Fíore tienen lugar el año siguiente, y el cuerpo principal del Palazzo Vecchio se lleva en 1298.
Dante está impregnado de la claridad que irradiaba en aquel siglo el fenómeno franciscano. Si su amigo el genial pintor Giotto, ha representado la vida de Asís con un verismo sin comparación, reproduciendo al Santo como hombre de su tiempo y cercano a todos, asequible a los propios ensueños y dolores, a pesar de su alteza espiritual, Dante por su parte, es capaz de captar como ninguno la esencia del mensaje franciscano.
Trascendental impacto causan en su alma de poeta la gracia y la belleza de una doncella florentina, que designa con el nombre de Beatriz. Los dos primeros encuentros con la joven tienen lugar a nueve años de distancia uno de otro. Dante los recuerda con emoción: “Nueve veces desde mi nacimiento había vuelto el cielo de luz casi a un mismo punto, cuando surgió por primera vez a mis ojos la gloriosa señora de mis pensamientos, la cual llamada Beatriz por muchos que no sabían cómo se llamaba…..” Pero Beatriz existió en realidad: le llamaban Bice, diminutivo de su nombre, y era hija de Folco Portinari que vivió no lejos de la casa de los Aliguieri. Murió ella sin haber tenido hijos, casada con Simón dei Bardi.
Los últimos años de su vida los pasó el poeta en Ravena, en la que murió cuando contaba 56 años. Sus conciudadanos reclaman repetidas veces los restos de aquel que habían expulsado de Florencia y amenazado con la hoguera, la respuesta de los raveneses fue, al no quererlo ustedes vivo, no lo devolveremos muerto.
La obra que ha elevado a Dante hasta el pináculo es la Divina Comedia. La crítica está de acuerdo en que Dante comenzó La Divina Comedia en 1304, la interrumpió al concluir el canto VII del infierno para volver a ella hasta el VI del purgatorio por 1310. En agosto de 1313, estuvo terminado el purgatorio y el poema completo lo fue hasta poco antes de su muerte.
El plan se desarrolla en un viaje a través de las regiones de ultratumba y el privilegio se le concede al florentino, como en lejanos tiempos se concedieron otros semejantes a Eneas y a San Pablo. El epíteto “divina” salió de las generaciones siguientes, al autor y a la obra, henchida de belleza y de substancia religiosa. El título actual, de Divina Comedia, quedó a partir de la edición veneciana de Giolito en 1555.
Asunto del poema es una visita al más allá, tema harto frecuente de poetas y visionarios del mundo grecorromano y, más aún en los de la cristiandad medieval. La concepción de la Comedia es resultado de un encuentro espiritual de su autor con Virgilio, y en el sexto libro de la Eneida está su más señalado precedente. El descubrimiento de Virgilio por el florentino, es el encuentro de los dos latinos más grandes de las letras, y es uno de los momentos culminantes en la historia de la cultura. Virgilio, es maestro y guía de Dante en los Infiernos y en la poesía. Aunque quien acerca a Virgilio para que acompañe a Dante en el viaje a ultratumba, es la hermosa Beatriz.
Su obra la construyó Dante con nombres y relatos mitológicos, de Homero y Virgilio, las concepciones teológicas y religiosas del Medievo lo complementan. Aparecen en el relato lo mismo lugares y personas de su imaginación que reales, desde filósofos griegos hasta los comerciantes de Florencia. Tipifica vicios y virtudes de personas y razas. Así entre la angustiada concepción religiosa y la belleza de su poesía, nos presenta Dante Alighieri su obra maestra.