La destrucción de La Primavera y Vicente Chalita

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Partidiario

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A la memoria del Güero Jesús Madrid Torres, sacerdote; hombre de caridad, humilde, ejemplar e incansable luchador hasta su partida.

 

Hace poco más de cuatro meses escribí en este mismo espacio (16 de abril) que como nunca, o en escasísimas ocasiones, la zona metropolitana de Guadalajara se cubrió totalmente con una nube de humo que iba de lo rojizo al gris oscuro, la tarde noche del viernes 12, por uno de los peores incendios sufridos por el bosque de La Primavera cuyas llamas, en el municipio de Tlajomulco, llegaron hasta las colonias El Palomar y El Cielo.

También expresé que las consecuencias por contaminación y destrucción del arbolado por tamaña devastación –alrededor de dos mil hectáreas– en que se quemaron añejos pinos, robles y encinos de lo que ha sido el gran pulmón urbano, cada vez más disminuido, todo por construir, sin respeto a las leyes y a los ordenamientos municipales, lujosos fraccionamientos en las partes altas y bajas del bosque en donde antes hubo muchos árboles.

Todos, o casi todos esos incendios que se han venido repitiendo en cada estiaje, han sido intencionados para hacer desarrollos habitacionales, sin que les importe en lo más mínimo a los empresarios inmobiliarios –casi siempre de la mano de funcionarios municipales y estatales, principalmente– las graves consecuencias que siguen a tales devastaciones.

Escribí también que “muy poco, o nada les importa a unos y otros –desarrolladores y autoridades corruptas– que la naturaleza, y la ciudad, pierdan sus áreas verdes y que todos suframos el cambio climático que se refleja, cada día, con aire menos puro, más elevadas temperaturas y que las grandes avenidas de agua durante las lluvias sean incontenibles y más destructoras cada vez porque lo que antes eran áreas arboladas, de recarga de acuíferos, hoy las han convertido en casas, edificios y calles y banquetas  grises, llenas de cemento, totalmente impermeables”.

Agregué entonces: “Hasta donde mi memoria alcanza, gobernantes de toda índole, color de partido y de toda laya, han hecho promesas y más promesas y hasta ordenamientos, planes y proyectos de desarrollo para evitar el desorden en el crecimiento de la zona conurbana y cuidado de áreas protegidas, y tales disposiciones y leyes no las aplican al poderoso”.

Pasaron pocas semanas para que el tiempo nos diera la razón. A lo largo del actual temporal de lluvias, las grandes corrientes de agua e inundaciones han estado a la orden del día, principalmente en las colonias que están al pie, en las estribaciones o relativamente cerca de la zona de La Primavera, incluido el cerro del Colli, áreas que el gobernador José Guadalupe Zuno comparó como una esponja que absorbía, en gran medida, el agua de las tormentas.

Ya no sucede así. La destrucción de la naturaleza por mentes y manos criminales ha provocado enormes pérdidas a quienes habitan, tienen negocios o circulan aguas abajo del mencionado bosque, que es, prácticamente, la gran metrópoli.

¿Quién o quiénes talan y mandan quemar cíclicamente La Primavera, mientras las autoridades se hacen, sospechosamente, las disimuladas?

La investigación no es difícil de realizar si en realidad los gobiernos municipales y el estatal quieren frenar el crecimiento desmesurado del segundo mayor centro urbano del país, al más elevado de los costos: el malestar de sus habitantes.

La clave, que no ignoran quienes gobiernan pero hacen como si no vieran ni oyeran, está en lo que en distintas ocasiones han denunciado afectados.

Basta leer un desplegado aparecido el martes 19 en El Informador, bajo el encabezado: “Alto a la rapacidad en La Primavera” y subtitulado “Vicente Chalita: de aprendiz de señor feudal a maestro del engaño y la defraudación”, en que los residentes del fraccionamiento El Cielo manifiestan su “inconformidad e indignación ante el proceder y actos del desarrollador del lugar que habitamos”, por incumplimiento de sus promesas y por no dotarlos de los servicios indispensables establecidos en los contratos de compraventa.

“Pero también son motivo de rechazo de nuestra parte las pretensiones de este individuo de invadir zonas de amortiguamiento en pleno bosque de La Primavera, pasando por encima no solamente de nuestras leyes nacionales, estatales y municipales sino ocasionando riesgos graves de tipo ecológico y que afectan a nuestra zona, a la contigua y, eventualmente –como sucede con incendios, deslaves, inundaciones y la destrucción del mismo bosque–, a toda la zona metropolitana de Guadalajara”.

Cita el desplegado, firmado por la abogada de los habitantes de la colonia, Viridiana Alejandra Zitle Vázquez, que Vicente Chalita Noemí, a través de su empresa México Inversiones ha cometido una serie de atropellos, por lo que tiene docenas de denuncias mercantiles por defraudación e incumplimiento de reglamentos, y que entre esas demandas están nueve interpuestas por la Secretaría de Finanzas y por el Ayuntamiento de Tlajomulco ante el Tribunal de Justicia Administrativa, por lo que apoyan al presidente municipal Salvador Zamora y al gobernador Enrique Alfaro, para que se impida, “por todos los recursos legales a su alcance, continúen las obras que pretende llevar (a cabo) para seguir arrasando la zona arbolada de La Primavera y que se ponga fin a tanta rapacidad”.

En cambio, lamentan los residentes de El Cielo, que no hayan faltado defensores oficiosos de Chalita Noemí, como el anterior alcalde de Tlajomulco, Alberto Uribe Camacho, quien pretende “justificar la protección y tolerancia que por algún motivo dio al desarrollador aludido durante su gestión”, y finalmente exigen que ya no haya más impunidad para el citado empresario de origen libanés.

Por cierto, Vicente Chalita acumula en su contra alrededor 30 denuncias judiciales de distinta índole, entre ellas por fraude.

Por tanto, si las autoridades ejecutivas y judiciales quieren actuar en contra de quien tanto mal ha hecho a la sociedad, cuestión nada más de que averigüen un poco a quienes son o han sido sus abogados, entre ellos el exprocurador Juan Manuel Torres Barajas (Proceso Jalisco, 2 de diciembre de 2012), para que expliquen cómo es que siempre sale bien librado.

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