Por: José Díaz Betancourt
Son varias puñaladas traperas las que ha soportado el rumbo, por eso agoniza con la basura hasta límites que no tienen tope y los indigentes deambulan colgados de su bonanza de antaño.
Los olores mezclan el miedo, la corrupción y la fritanga.
El desastre del 22 de abril, la epidemia de los nuevos años veintes y la nueva terminal de los ochentas dejó al predio vecino del Agua Azul en la indefensión urbana.
En 1952, la ciudad de México tenía en sus decenas de terminales camioneras, un mismo número de focos de descontrol mientras que arquitectos y concesionarios tapatíos abrían las puertas de una innovadora central donde llegaban todos los camiones foráneos y el magnífico edificio se colocó a la vanguardia latinoamericana en su tipo.
En el presente, sobrevive a tumbos al lado del mordisqueado parque, al que cada edil le quita árboles y recreación para edificar oficinas de ocurrencia.
Tres sobrevivientes-de lo poco bueno que queda. junto a sus vitrinas, te ofrecen unos virotes doraditos, rellenos de migajón y de nostalgia.
Pilón
De pilón, se quedaron con ganas los vecinos del Auditorio Benito Juárez quienes estaban entusiasmados en volver a cobrar por la presentación del informe del gobernador en el palenque de las Fiestas de Octubre, pues un eficiente operativo impidió que los invitados tuvieran que pagar por estacionar su auto en las inmediaciones. ¿No que no se podía controlar ese abuso?.