¿La presidencia del Supremo Tribunal de Justicia para los Villanueva?

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La renovación de la presidencia del Supremo Tribunal de Justicia (STJ) está en puerta, y entre algunos crece la esperanza de que ese despacho ya esté reservado para el magistrado Luis Enrique Villanueva Gómez, un hombre de corta trayectoria en la magistratura y quien encabeza una poderosa dinastía en el tráfico de influencias dentro del ámbito judicial.

A cuatro años de haber llegado a la magistratura y de haberse desempeñado en otros cargos, Villanueva Gómez ha fincado un emporio con el apoyo de la vieja élite del PRI, de amarres con el PAN y las negociaciones con el Grupo Universidad, reflejadas a través del PRD, un partido manejado a capricho del exrector de la UdeG y presidente de la Feria Internacional del Libro, Raúl Padilla López.

En los dos últimos años resalta su acercamiento con destacados miembros de Movimiento Ciudadano y el alfarismo gobernante. Figura clave para entender el desarrollo del clan de los Villanueva la representa el exdirigente del PRI Jalisco y ahora emecista Héctor Pizano Ramos, integrante del grupo que encabeza el viejo líder de la CROC –cuya sede se ubica en Tlaquepaque–, Alfredo “El Güero” Barba Hernández.

En el grupo que representa Luis Enrique Villanueva participan en forma directa familiares, amigos, amigas y exparejas, bajo una exitosa mezcla de intereses y acomodo en la nómina que le ha permitido crecer sin muchos obstáculos y sin importar los escándalos en los que se han visto envueltos algunos de ellos, como es el caso de Mario Alberto Villanueva Gómez (hermano de Luis Enrique).

El magistrado Villanueva ha logrado desarrollar una meteórica carrera. Su ingreso al Poder Judicial se dio como simple notificador. Algunos de los priistas que lo conocen dicen que en sus inicios en el Poder Judicial contó con el apoyo del dos veces alcalde de Ocotlán y diputado priista Enrique García.

Primero fue designado integrante del Consejo de la Judicatura en 2012, según su hoja de vida, luego, en 2016, llegó a magistrado en una negociación del Grupo Universidad (a través del PRD) con el PRI. También fue director del Instituto de Investigación y Estudios Legislativos del Congreso de Jalisco, en 2015.

Es docente y abogado egresado de la UdeG; cursó una maestría en administración de justicia y seguridad en la misma casa de estudios, y según su hoja de vida publicada en la página del STJ, estudió un doctorado ofrecido por la Universidad Autónoma de Nuevo León, estudios que fueron auspiciados por el Consejo de la Judicatura del Estado de Jalisco, justo cuando él fue consejero, y del que no se dan mayores detalles, pero es una propuesta académica a la que se sumaron otros funcionarios del Poder Judicial de Jalisco. Actualmente, Luis Enrique Villanueva opera como presidente de la Cuarta Sala del STJ, especializada en materia Civil.

 

El hermano Mario

En el grupo de los Villanueva se incluye al Juez de primera instancia en la ciudad de Ocotlán, Mario Alberto Villanueva Gómez (hermano de Luis Enrique), reconocido por sus excentricidades y lujos que presume sin ningún empacho. A él se le recuerda por su llegada al cargo de juez en 2007 y porque antes se había desempeñado como secretario de acuerdos al lado del juez José Luis López Santoscoy.

También se le recuerda por trabajar como secretario al lado del magistrado Héctor Delfino León Garibay. Hasta antes de retirarse y hacia finales de 2018, León Garibay se desempeñaba como integrante de la Séptima Sala en Materia Civil. En agosto de 2019 la Fiscalía General del Estado de Jalisco confirmó su muerte y, según la versión oficial, se trató de un suicidio ocurrido en el municipio de Chapala. Los motivos que orillaron a León Garibay al suicidio nunca se dieron a conocer, hecho ocurrido un año antes de recibir 4 millones de pesos por concepto de su retiro.

Después de obtener el cargo de juez, poco a poco Mario Alberto fue ganando fama por su capacidad de convocatoria en la realización de grandes convites de fin de semana, por el rumbo de Jamay, entre La Barca y Ocotlán, lugar a donde acudían sus invitados a una finca de campo que dicen pertenece a José Luis Ochoa Cedeño. En esa casa de campo se instalaba un redondel y se organizaban peleas de gallos; además, se acostumbraba ofrecer comida para las decenas de invitados. Al final de esos convivios se estilaba cerrar el convite con la quema de un castillo y otro tipo de juegos pirotécnicos que algunos de los invitados todavía recuerdan por las extravagancias que se veían.

A esas fiestas privadas el juez se daba el lujo de convocar a compañeros jueces y a otros funcionarios judiciales, entre magistrados y miembros del Consejo de la Judicatura. También acudían litigantes cercanos a los Villanueva. A Mario Alberto le gustaba abrir las apuestas y en ocasiones tenía la ocurrencia de iniciar su oferta con una cantidad de 50 mil pesos o el dictado de una sentencia a favor de su contrario, si acaso resultaba perdedor de la apuesta en los gallos, según testimonios a los que tuvo acceso este medio.

A Mario Alberto Villanueva lo recuerdan como modesto empleado del Poder Judicial, tranquilo y de  muy bajo perfil, hasta antes de obtener el nombramiento de juez. Quien iniciara como notificador, hoy se ostenta como un privilegiado integrante de la comunidad masona en el Estado de Jalisco, asunto que incomoda y molesta a varios de esa agrupación al considerar que Mario Alberto falta al principio ético de la masonería, específicamente con la honestidad y la honorabilidad de la persona.

En 2011, Mario Alberto fue objeto de un escándalo cuando denunció un robo cometido en su casa habitación, donde el funcionario judicial reconocía haber perdido varios objetos de lujo con un valor superior a los 950 mil pesos, entre alhajas, dinero en efectivo, varias fragancias, un vehículo y otros objetos.

En el botín del atraco, según Mario Alberto, se incluían algunos anillos de oro de 18 kilates con incrustaciones  de diamantes, algunas esclavas de oro planchado, al menos 50 perfumes de marcas renombradas; 100 mil pesos en efectivo, unas gafas de la marca Cartier, algunos relojes Montblanc y una camioneta Mitsubishi modelo 2005 cotizada en más de 200 mil pesos.

La periodista Melina Gil, del diario Mural, escribió el 20 de septiembre de 2011 que ese tipo de artículos reflejaba en parte el estilo de vida de la persona identificada como juez de primera instancia, Mario Alberto Villanueva Gómez, quien presentó una denuncia ante la desaparecida Procuraduría General de Justicia de Jalisco por robo, asentada con el número de expediente 6295/2011.

Algunos de los litigantes que conocen a Mario Alberto indican que se trata de una persona a la que le gusta lucir su riqueza, e incluso hace años se daba el gusto de llegar al juzgado donde despachaba –en Ocotlán– a bordo de un carro diferente cada día de la semana. Su fama era pública por la preferencia en el uso de carros lujosos como Porsche o BMW.

Otro escándalo protagonizado por Mario Alberto y consignado por la prensa local ocurrió en 2014. Ese año, un particular de nombre Servando Nieto denunció la puesta en venta de un camión de carga de su propiedad,  por la cantidad de mil 200 pesos, unidad reportada como robada pero ofrecida en calidad de chatarra en el juzgado donde despachaba Mario Alberto, según publicó el diario Milenio el 18 de junio. Esa nota aclaraba que la unidad que se remató no tenía  las características del camión reclamado por Servando Nieto, ni tampoco tenía reporte de robo.

 

La dinastía

Dentro de la misma dinastía de los Villanueva se incluye al Juez Tercero de Justicia para Adolescentes en Lagos de Moreno, Norberto Alejandro Villanueva Leal, medio hermano de Luis Enrique y Mario Alberto.

Norberto se desempeñó como secretario de sentencia del magistrado Raúl Acosta Cordero, en la Tercera Sala del Supremo Tribunal de Justicia en los tiempos de que ese magistrado encabezaba esa sala, quien finalmente dejó el cargo en agosto de 2017 luego de 49 años de servicio y de 32 en la magistratura, posición que le permitió acceder a la presidencia del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Jalisco.

Con la posición estratégica en la Tercera Sala, Norberto tenía a su disposición información privilegiada sobre aquellos casos que resultaban del interés del grupo de los Villanueva, para poder incidir en pleitos legales que representaba fuertes sumas de dinero en juego, desde luego, beneficiando y asociándose a importantes firmas de abogados. Posteriormente, Norberto Villanueva hizo una carrera rápida en el Poder Judicial de la Federación, a través del Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito.

 

Los preferidos villanueva

Una de esas firmas de abogados que mejor ha sacado provecho de su cercanía con los Villanueva y el Grupo Universidad es el despacho de Illanes-Sotos, antes socios del litigante Virgilio Rincón Salas, quien estuvo desterrado de Jalisco y México por un buen tiempo debido a problemas derivados de su actividad como abogado.

A través del despacho Illanes-Soto se atendieron varios de los juicios más jugosos e importantes en la entidad, como el caso de la construcción de algunos de los  nuevos complejos inmobiliario de torres departamentales en varias zonas del área metropolitana, así como el  pleito por un predio cotizado en millones de dólares conocido Colomos 3.

En la madeja y el tejido de intereses de los Villanueva en relación con  los abogados Illanes-Soto, otro integrante de esa misma dinastía es Juan Manuel Villanueva Gómez, quien se desempeñó como Juez  Cuarto de Distrito  en Materia Administrativa, Civil y de Trabajo en Jalisco, juzgado que otorgó las suspensiones para que no fueran retirado de su cargo el magistrado Alberto Barba Gómez, integrante del Tribunal de lo Administrativo del Estado de Jalisco y señalado por presuntos actos de corrupción y tráfico de influencias.

El 25 de febrero de 2020, Mural publicó acerca de la manera en que diferentes magistrados acomodan a sus familiares en el Poder Judicial. En la distribución de puestos en el clan que encabeza el magistrado Luis Enrique Villanueva Gómez, según la publicación, se menciona a la esposa de ese servidor público, Natasha Hernández Camberos, con un puesto de auxiliar administrativa en un juzgado de control de Puente Grande y con un sueldo de 31 mil pesos mensuales.

El hermano de Luis Enrique, Sergio Ricardo Villanueva Gómez, con un sueldo superior a los 34 mil pesos y asignado en calidad de relator en la Décima Sala del STJ. También se incluye a la prima de ese magistrado, María Alejandra Villanueva Aguayo, secretaria conciliadora en el Juzgado Primero Familiar (CJE) con una percepción de más de  54 mil pesos mensuales. Aparece también un relator de la Tercera Sala del STJ, de nombre Ernesto Villanueva Aguayo, primo de Luis Enrique, con un sueldo de 34 mil pesos mensuales.

Además del ya mencionado Mario Alberto Villanueva Gómez, titular del Juzgado Primero Civil en la ciudad de Ocotlán, quien percibe un sueldo de 98 mil pesos, y a Norberto Villanueva Leal, medio hermano de Luis Enrique y titular del  Juzgado de Adolescentes de Lagos de Moreno, con una percepción cercana a los 98 mil pesos mensuales.

Hoy, Luis Enrique lleva a cabo una ostentosa campaña en búsqueda de la presidencia del STJ, cuando hace apenas cuatro años llegó al cargo de magistrado en la Cuarta Sala Civil, y a quien se le reconoce un limitado desarrollo en el ejercicio de la carrera judicial. No obstante, en su plataforma de redes sociales el magistrado Villanueva busca conseguir por todos los medios el apoyo de quienes elegirán al próximo presidente del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco antes de que concluya el 2020.

 

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