Por: Guadalupe Ramos Ponce
No podemos tener la certeza de quien fue la primera víctima del Magistrado José de Jesús Covarrubias Dueñas, presidente de la Quinta Sala en Materia civil, del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Jalisco.
De lo que si tenemos certeza, es que fueron las complicidades, las alianzas y los pactos patriarcales lo que permitieron toda una vida de impunidad para este depredador sexual.
Covarrubias inició en 1979 como académico de la Universidad de Guadalajara. De junio de 2014 a septiembre de 2015, fue director de la División de Estudios Jurídicos del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH). Fue ampliamente conocido en el ámbito universitario no solo por su basta producción académica, sino también por su papel de “galán de telenovela”, acompañado siempre de jovencitas guapas a quienes llevaba a sus clases o con las que se hacía ver en los pasillos de la escuela. Entre el alumnado se conocían sus “mañas” para con las mujeres, la manera en que citaba a sus estudiantes en horarios inapropiados dentro o fuera del aula universitaria. También era conocida su fama de impunidad. Tanto la comunidad académica como estudiantil conocían de algunos de los casos denunciados en contra del profesor y que habían sido archivados a pesar de contar con todos los elementos probatorios para tal fin. Uno de esos casos de los que CLADEM cuenta con la documentación que así lo demunestra, da cuenta que los hechos denunciados ocurren entre octubre de 2013, marzo y mayo de 2014 cuando el profesor era Jefe del Departamento de Derecho Público del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades. De esos hechos tuvo conocimiento el propio Rector de ese Centro y el entonces Rector General, sin embargo, la respuesta institucional ante la denuncia fue nombrarlo en junio de 2014 como Director de la División de Estudios Jurídicos. Es decir, en lugar de castigarlo, lo premiaron. De ese tamaño era la impunidad.
Ese fue un duro golpe para las víctimas, el agresor se sabía poderoso, se sabía intocable y eso, sin duda, propicio el camino de impunidad para seguir su camino de depredador sexual.
Con el concepto de «depredador sexual» se hace referencia al hecho de que se trata de alguien que reincidirá en la agresión sexual de forma recurrente hasta que no sea capturado. Otro elemento común es que utilizará la violencia o su amenaza con los adultos (fundamentalmente mujeres) para lograr un estado de sumisión. Con las niñas y adolescentes puede usar la seducción o el engaño, pero en ambos casos, sus actos revestirán una gran gravedad, es decir, buscará la satisfacción última que proporciona el ultraje completo de sus víctimas.
No sabemos si N.N. fue su primera víctima, lo que sisabemos es que ella tenía 15 años cuando se cruzó en su camino José de Jesús Covarrubias como oficial mayor de la escuela en donde cursaba sus estudios de preparatoria hace 42 años. Cuando NN vio las noticias en donde se hablaba de un magistrado abusador. Al ver su rostro y las imágenes del abuso donde acorrala con su cuerpo a una jovencita, de inmediato regresaron los recuerdos de su propia experiencia de abuso cometida por el mismo sujeto.
Siendo estudiante del nivel medio superior pertenecía a un equipo de deportes por lo que acudió a la oficina del oficial mayor y le entregó un oficio para que le autorizara competir en un torneo que sería fuera de la ciudad sin que le afectara en sus calificaciones, sin embargo, “A la hora de despedirme él me tomó de la mano muy fuerte y luego giré yo para salirme de su oficina y puso su mano, la otra mano en mi espalda y bajo poco a poco su mano… entonces yo sentí esas intimidaciones… en ese momento fue tan desagradable, algo que no se le hace a una niña de 15 años en este momento”. Debido a la agresión sexual de la que fue víctima salió corriendo y no regresó nunca más a su oficina.
“Al momento que yo siento esa mano que va bajando hacia mi espalda y voy sintiendo afectación en mi persona claro que me alejo. La primer reacción como deportista es alejarse en una situación de emergencia y me retiro y me voy y jamás volví a su oficina”, dijo la víctima.
No sabemos si es la primera víctima, lo que sísabemos es que desde hace 42 años, Covarrubias se ha dedicado a delinquir, acosar, violentar sexualmente a las niñas y jovencitas que han tenido el infortunio de estar cerca de él gracias al cobijo de la impunidad de sus pares, colegas y autoridades universitarias que así lo protegieron. Lo que también sabemos es que su historia de impunidad terminó, por eso tenemos la certeza de quién fue su última víctima.