La reorganización de las delegaciones federales

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Ari García Padilla*

 

En conferencia matutina, Andrés Manuel López Obrador dio respuesta a la pregunta de uno de los periodistas congregados en Palacio Nacional, referente a los delegados estatales que han sido sujetos de polémica y controversia, por el poder político que atrae su cargo.

La pregunta fue en relación a una reunión de trabajo de los delegados estatales, los secretarios de gabinete y el presidente de la República, en donde se sabe que acordaron reorganizar la estructura orgánica de los delegados estatales.

El presidente respondió, confirmando y explicando la estructura de los delegados estatales, que será de la siguiente manera:

En el primer nivel un coordinador que será el mismo delegado estatal, en el segundo estarán cuatro subcoordinaciones, uno por gabinete, siendo estos los de Seguridad y Gobierno, de Hacienda y Desarrollo Económico, de Energía, Comunicaciones y Transportes, y el de Bienestar, además de una consejería jurídica, un área de administración y otra de anticorrupción.

El tercer nivel tendrá 266 coordinaciones regionales, y por último la operación territorial con 8 mil centros integradores, que tendrán como función el contacto directo con la ciudadanía. Esto se traduce en la creación de un gabinete “ampliado” como el mismo López Obrador lo dijo, para los delegados estatales.

Con esto se tienen dos objetivos muy claros, el primero apoyar el trabajo de los delegados estatales en su carga laboral y el segundo, fortalecer los trabajos de los censos, dicho sea de paso, estos han sido la tarea difícil que el presidente encomendó a los delegados estatales y su prioridad para los objetivos de asistencia social y concretar la entrega de los apoyos de los programas sociales en el país.

Lo cierto es que esta nueva reorganización bajo el diseño de su coordinador general Gabriel García Hernández, será de cambios radicales en la estructura de los delegados estatales.

Debido a esto, se siente el malestar en los gobernadores por el temor de que los delegados estatales tengan una fuerza paralela a la de ellos, lo que les implica un riesgo, sobre todo en estados que son oposición. El reloj sigue en marcha y las reorganizaciones gubernamentales no se concretan, por lo que hay inquietud en los servidores públicos de las dependencias federales y en la propia sociedad.

A raíz de la reforma a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, que contempla la figura de las Delegaciones de Programas para el Desarrollo, en el decreto publicado el 30 de noviembre del año anterior, en uno de sus artículos transitorios, establece un plazo de 180 días para adecuar los reglamentos internos de las dependencias y entidades, sobre las estructuras orgánicas. ¿Quiénes las encabezarán?, ¿Qué facultades tendrán?, ¿Se suprimirán áreas? Surgen muchas dudas,  inquietud e impaciencia por conocer como operará el gobierno federal y como ejecutarán las políticas públicas los delegados estatales.

El tiempo continúa, las elecciones intermedias se aproximan y la estructura será de utilidad para quienes estén en posibilidades de utilizarlas, en beneficio propio o de sus asociados, en los próximos comicios. Lo interesante será conocer quienes la aprovecharan y de qué manera, en el cercano 2021 y en el no muy lejano 2024.

 

*Albergada en la columna Elemental de Andrés Gómez R.

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