La UdeG no paga a sus trabajadores

Publicado el

Supusimos muchos ingenuos que una vez que entrara en funciones lo que da en llamarse 4T los administrativos de la UdeG iban a corregir sus malabares y carambolas tan usuales. Como es público y notorio que el capo de dicha institución Raúl Padilla López y el titular del poder ejecutivo federal, AMLO, no se mastican del todo, creímos que sería cuestión de tiempo solamente para que se pusiera orden en estos espacios cavernarios. Está pendiente lo que espolvoree la famosa Estafa maestra. Rosario Robles, cabeza notoria de esta transa que escabulló mucho dinero público, se quejó apenas antier del trato diferenciado que hace la fiscalía de su caso. Lo atribuye a venganza y al hecho de ser mujer. Pareciera no tener razón, pero hay que esperar a la evolución de su caso para emitir juicios de valor. No hay que adelantar vísperas.

Lo citamos aquí y ahora sólo para referir que en el numerito de esa famosa Estafa maestra están incluídas muchas casas de estudios superiores. No podía faltar nuestra impoluta y benemérita UdeG. No tiene caso entonces adelantar borradores o citas de desvíos de recursos, peculado, atracos en despoblado y otras lindezas para las que se pintan solos los dueños de nuestra casa de estudios. Hay que esperar un poco más para que la autoridad competente les cite y lleve al banquillo de los acusados. Así nos enteraremos de por cuáles tantas cosas tienen que dar la cara y responder, como debe ser.

Lo que vemos sin embargo es que, a pesar de estar en capilla, no corrigen sus malos modos y siguen difuminando dineros, que no les pertenecen, de las arcas a su cuidado. Esta IED (institución de educación superior) recibe cada año la friolera de más o menos catorce mil millones de pesos, repartidos de forma medio equitativa entre las dos fuentes que financian su mantenimiento: los erarios federal y estatal. De dicha partida deben destinar en primerísimo lugar, como nómina que no puede sustraerse, los salarios de sus trabajadores. Esta es regla de oro para todo el sistema en el que nos movemos. Son los pilares elementales de nuestro funcionamiento.

Pues bien, para este año en curso, 2020, a pesar de la pandemia y de todos los avatares que se puedan exponer como excepcionales, se autorizó el aumento al salario, general y universal, del 3.4%. Así reza el dictamen laboral y es mandato que debe ser cubierto. Dicho aumento debió entregarse a la bolsa de cada uno de los trabajadores de la UdeG, sean trabajadores manuales, académicos o burócratas, e incluso a los jubilados, a partir del primer día de enero del año en curso, de este ya señalado como azaroso 2020.

La nota cruel por resaltar es que ya transcurrió la primera mitad del mes de agosto y es momento en que dicho personal laborante no percibe el incremento acordado. Los trabajadores de la UdeG están en ascuas, pues no les llega a sus cuentas, sean cheques bancarios o de nómina física, el referido aumento. Son quince quincenas ya de atraso en dicho pago, lo cual es una violación laboral punzante. No es extraña la conducta de estos administradores. Lo que realmente asombra es el hecho de que los trabajadores afectados no se pronuncien al respecto. No se escucha su protesta por ninguna parte. Y esto sí que viene a ser preocupante.

Hay por ahí algunos comunicados que dan razón del caso. Por ejemplo, uno de ellos, suscrito por el secretario general de la UdeG, Guillermo Arturo Gómez Meza, de fecha apenas del 10 de julio pasado, en el que se hace referencia al asunto. El rector Ricardo Villanueva envió otro oficio en fecha un poco anterior, el dos de julio, también refiriéndolo. Jesús Palafox, a quien nombró el jeque Padilla como secretario general de los profes, reclama a su vez a la administración por dicha ausencia de pago. Lo hace el día 6 de julio. Es decir, los que están al frente del asunto dieron la cara hasta que transcurrió medio año del embrollo, al que no pueden explicar. Obvio es que la tardanza en los pagos a los que más perjudica a los que viven de sus manos, o de su lengua también, si son profes. Hablamos de los trabajadores pues.

La cantilena de todos estos funcionarios udegeístas se atiene al dato de que la incumplida es la parte federal. O sea, dicen no haber recibido la partida federal, de la que se desgaja seguramente el aumento acordado. Hay que decir que la nómina no ha dejado de ser cubierta. Lo que no llega es el aumento, que ya debería estar en los bolsillos de los trabajadores. Eso de que los trabajadores ya lo hubieran gastado es un hecho, pero no tiene por qué ligarse al incumplimiento administrativo. Con la carestía propinada por la pandemia ni este ni otro dinero extra ajusta. Menos, si nomás no llega.

Los chiquillos administrativos de la UdeG suponen que su personal laboral es imberbe, pazguatos u otro calificativo disfuncional, al salirles con la batea de babas de que no les pagan porque la partida federal no ha llegado. En caso de ser veraz este supuesto, que aclaren. ¿Ya tienen en sus manos la partida estatal? ¿No podrían cubrir este compromiso con la partida recibida, en tanto exigen o negocian la que dicen que se les adeuda?

De los viejos pleitos que han protagonizado nuestros próceres universitarios, siempre corroboramos la tónica de que los que mienten son ellos, los de casa. Es decir, los funcionarios de la UdeG siempre son exhibidos como mentirosos y cogidos en el engaño, aunque nunca les han castigado. Por eso vemos que hy ni apuración les llega. Pero esto ya es conocido. Lo concreto ahora consiste en saber con claridad: ¿Ya van a pagar, o van a seguir haciéndose patos?

En la misma categoria

Otras Noticias