La venganza de los videos

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La sentencia bíblica dice que quien a “hierro mata, a hierro muere”.

Y sí, más tarde o más temprano, esa sentencia se cumple. Y hay quien la goza como una “dulce venganza”.

Independientemente de dónde haya salido o quién filtró el video de la “Inmundicia del régimen de corrupción”, como lo calificó Andrés Manuel López Obrador, y quien sí promovió su difusión “por tratarse de una cuestión de Estado”, ya caló políticamente muy hondo en los remitidos panistas, a quienes dejó destrozados y sin aliento de aquí a las siguientes dos elecciones, las de 2021 y 2024. Mínimo.

El video, en el que se ven no fajos, sino pacas y pacas de billetes de alta denominación que supuestamente se destinaron, en 2013, al pago de sobornos a varios senadores de oposición, particularmente a los del PAN, para que aprobaran la reforma energética de Enrique Peña Nieto, se difundió profusamente el lunes 17 en redes sociales y después en la televisión.

 Los principales aludidos son los hoy exsenadores Ernesto Cordero y Ricardo Anaya, este último excandidato presidencial, quien habría recibido 6 millones de pesos; Francisco Domínguez, ahora gobernador de Querétaro; Jorge Luis Lavalle, y el entonces perredista, hoy gobernador morenista de Puebla, Miguel Barbosa.

Ahora todos niegan haber sido sobornados. Los cuatro primeros dicen en su descargo que no lo hicieron porque era propuesta de su partido desde cuando Fox y Calderón. No obstante, les ganó la avaricia, hasta donde parece. “Al cabo nadie se dará cuenta”, habrán pensado.

Pero, ¡oh sorpresa! Se olvidaron que las paredes ya no sólo oyen, sino que ven y filman.

Hace 16 años, allá por marzo de 2004, otro panista, Federico Doring, entregó a Víctor Trujillo (Brozo), para difundirse luego en un programa matutino de televisión, un video en el que aparece el por esas fechas presidente de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, René Bejarano –esposo de la legisladora Dolores Padierna— recibiendo una coima de 45 mil dólares del argentino naturalizado mexicano Carlos Ahumada, quien había tenido un tórrido romance con la ahora prisionera –por la Estafa Maestra– y exsecretaria de de Desarrollo Social del gobierno anterior, Rosario Robles, cuando era jefa interina de Gobierno.

 Días antes se había exhibido también un video en el que aparece Gustavo Ponce Meléndez, secretario de Finanzas del DF, jugando en un casino de Las Vegas. Después fue acusado de lavado de dinero.

 También, por las mismas fechas, se dio mucha difusión a otro video en el que aparecen los perredistas CarlosÍmaz, quien era esposo de Claudia Sheinbaum, y Ramón Sosamontes recibiendo dinero del mismo Ahumada.

Fue a estos videos a los que hizo referencia el mandatario en la “mañanera” del martes, y se quejó de que mientras éstos tuvieron muchísimo despliegue, “hasta internacionalmente” en los medios, al de ahora no se le brindó el mismo espacio, y él mismo ordenó se transmitiera en su conferencia.

 Aunque AMLO dice y repite que no le gusta la venganza, que perdona pero que no olvida, en el fondo de su alma debe repetir, como aquello de la canción: “qué dulce es la venganza cuando Dios nos la concede… Y ai’ te dejo mi desprecio pa’ que veas cuál es el precio de las leyes del… Poder”.  

Así, el lunes 18 y el martes 19 pasados fueron los días de, si no vengarse, sí de complacerse por el gran revés que se dio a los “conservadores panistas”. ¡Y vaya qué tamaño de soborno se grabó y a quiénes se se les dio! Como para que no se levanten de la lona y hasta caigan y se hundan más, si llegan a ser procesados. Siempre y cuando Lozoya, que goza de todos los privilegios que jamás en el país se había dado a un indiciado y que no tuvo
Rosario Robles, aparentemente porque se niega acusar a su exjefe Peña Nieto y a su par, Luis Videgaray, extitular de Hacienda.

 Según la versión que trascendió, el responsable de “subir” el video a Youtube fue Jesús Lozoya, hermano de Emilio, exdirector de Pemex. No obstante, el abogado de éste negó que Jesús tuviera alguna cuenta en dicho medio, por lo que consideró que fue un impostor.

Por cierto, hay quienes aseguran que el explosivo video se “subió” la tarde-noche del domingo 16 y no el lunes, que fue precisamente el día que estalló todo. Incluso hay quienes sospechan que dicho material, en el que aparecen como testaferros Guillermo Gutiérrez Badillo, secretario técnico –destituido– del gobernador queretano, y Rafael Jesús Caraveo, muy cercano al exsenador Lavalle, pudo haber sido filtrado desde el centro mismo del Poder, pues el señor deseaba verlo cuanto antes.

 Otros hablan –entre ellos Raúl Rodríguez Cortés, columnista de El Universal– que se trata de “fuego amigo” dentro del mismo PAN, y cita como posible responsable a un tal Mauricio Kuri.

Como haya sido, el garrotazo político –que no jurídico, todavía– al partido azul, hoy en día mejor estructurado, pero en el que muchos de sus integrantes que lograron posesionarse y acceder a algunos de los niveles de gobierno y probaron las mieles, se pudrieron rápido y todo lo echaron a perder. Hoy, ese partido está más lejos que nunca de hacerle mella a Morena que, pese a todo, no acaba de tomar forma.

 Pero mucho ojo: los inculpados en el video, y muchos más que aún no aparecen, y el panismo en general, podrán estar políticamente al borde de la tumba, pero jurídicamente pueden librarla –siempre y cuando el asunto se apegue estrictamente al derecho–, pues la difusión del videoescándalo desde el mismo Palacio Nacional podría argumentarse como elemento que habría aniquilado la obligada presunción de inocencia y, por ende, podría considerarse como  una obstrucción al debido proceso, y esto salvaría al mismo Peña Nieto y compañía.

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