Los contrapesos de AMLO

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El diario Mural publicó el sábado que un grupo de intelectuales, artistas, empresarios y políticos están impulsando un grupo que busca ser un contrapeso para el gobierno del presidente López Obrador. “En cualquier democracia el poder debe tener límites, contrapesos, equilibrios y sobre todo en una circunstancia donde el poder está concentrado como nunca en una sola persona desde muchos puntos de vista” dijo Javier Corral, gobernador de Chihuahua e impulsor de esta iniciativa.

El diario informa que este grupo lo integran también Enrique Alfaro, empresarios como Gustavo de Hoyos y José Luis Barraza, escritores como Villoro, Aguilar Camín y Jorge Castañeda y políticos como Martha Tagle, Cecilia Soto, entre otros.   Aunque Alfaro, Villoro y Aguilar Camín rápidamente se desmarcaron y negaron pertenecer a este grupo opositor, es claro que los cincuenta firmantes del comunicado son personajes del círculo rojo y están preocupados por la forma en que el presidente está conduciendo la política y la economía de México.

Fue tan fuerte y avasallador el triunfo de AMLO en la elección de julio de 2018 que la oposición partidaria y no partidaria quedó muy destruida y desarticulada.  Recordemos que los principales partidos de oposición lograron muy poco en la elección pasada; el PRI no ganó ninguna de las nueve gubernaturas en disputa, el PAN logró 3 y MC 1, mientras que Morena se llevó 5. La representación en el Congreso de la Unión, el PRI apenas logró 9.4% de los Diputados, el PAN 15.6% y MC 5.6%; mientras que, en el Senado, el PRI logró 11%, el PAN 18.5% y MC 6.2%. Del PRD no vale la pena referir sus escasos triunfos.

Es decir, la representación política de los hoy partidos de oposición quedó muy disminuida, pero la representación cuantitativa no es lo más importante, sino su incidencia en términos cualitativos. La oposición partidaria no alcanza a descifrar el estilo de gobernar de AMLO, critican la austeridad que se ha impulsado en los altos niveles de gobierno, su intención de que los organismos autónomos y el poder judicial también reduzcan sus altos sueldos y las decisiones como la cancelación del aeropuerto y el combate al robo de combustibles. Todas son problemas que datan desde décadas atrás y que la oposición cuando fue gobierno no enfrentó y dejó que escalaran hasta niveles que provocaron la irritación social, que justamente destituyó a parte de ese grupo gobernante que hoy se quieren convertir en contrapesos.

Además de los partidos, empresarios, algunos intelectuales y periodistas también están cuestionando duramente al gobierno de AMLO, no toleran su discurso de confrontación en contra de gobiernos pasados y de organismos autónomos que se corrompieron hasta el tuétano o en el mejor de los casos permitieron la corrupción o con sus decisiones “autónomas” concentraron aún más la riqueza en México.

Quizá estamos viendo a uno de los presidentes que más polariza las posiciones entre la población. Por un lado, una amplia mayoría (más de 80% de los mexicanos) aprueba hasta ahora la forma de gobernar de AMLO. Por otro lado, hay una oposición que vierte una crítica furibunda en contra del presidente; gran mayoría de estos críticos se manifiestan en redes sociales, donde parece abrumadora la opinión en contra de AMLO. Sin embargo, la realidad es que la mayoría de ese cúmulo de críticas no sale de los espacios de las redes sociales.

López Obrador ha sido muy hábil, políticamente hablando, porque a pesar de la polvareda que generan sus posturas, termina imponiendo sus políticas por la vía del consenso. Por ejemplo, con la aprobación de la Guardia Nacional, donde para decirlo en un lenguaje coloquial, es como si hubiera pedido prestado 2000 pesos, cuando en realidad sólo necesitaba 1000, pero terminan prestándole 1500 con el apoyo de todos los partidos, incluidas las organizaciones civiles que lo cuestionaron.

Ahora, la iniciativa que encabeza Javier Corral busca conformar una oposición al gobierno de AMLO que los partidos en el congreso no han podido articular; por supuesto que es válido su principal argumento de que la construcción de un país democrático necesita contrapesos: la pregunta es si ese grupo tiene el peso necesario para lograrlo. Varios de ellos son políticos que apoyaron la candidatura de Ricardo Anaya y José Antonio Meade o empresarios que lucraron en contubernio con el gobierno.

Hasta ahora el principal contrapeso ha sido el propio partido del presidente. Morena en el Congreso no ha sido una simple correa de AMLO, sus coordinadores, Monreal en la Cámara de Senadores y Mario Delgado en la Cámara de Diputados, han logrado impulsar iniciativas con el consenso de todos los partidos y que no siempre han sido del agrado de López Obrador.

Por tanto, el grupo “Yo quiero contrapesos” debe exponer sus posturas, pero las críticas que vierta son a título exclusivamente de ese grupo, no representan más que a sus propios promotores, veremos si al menos ellos logran articular críticas bien argumentadas y propuestas de política que realmente incidan en transformar al país.

 

 

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