Los frutos envenenados del poder

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Puntos y Contrapuntos

Criterios

 

Los abucheos y las muestras de repudio de las que fue objeto el gobernador de Jalisco Enrique Alfaro Ramírez el pasado domingo 12 de mayo en Puerto Vallarta, podrían haber sido producto de una acción concertada de sus rivales políticos de Morena, para hacerlo quedar mal, y sentirse peor, ante el presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, quien anduvo de gira por estas tierras.

Pero podría haber sido también una expresión sincera y legítima de un segmento de la población jalisciense que ya no lo observa con el mismo aprecio y consideración que cuando fue candidato a la gubernatura de Jalisco en los comicios del 2012 y perdió con el priista Jorge Aristóteles Sandoval Díaz, o cuando aspiró a la alcaldía de Guadalajara en el 2015 y derrotó sin problemas al priista Ricardo Villanueva Lomelí.

En esos dos comicios estuvo todavía presente la mejor versión de Alfaro Ramírez, la que focalizaba las más altas aspiraciones de un amplio segmento de los jaliscienses, que lo veían como un político valiente, fresco, sincero y diferente.

Un singular ejercicio del poder y un cambio de actitud que le ha llevado a los terrenos de la intolerancia, la impertinencia y los arrebatos, enfrentaron a Alfaro Ramírez, durante su paso por la alcaldía de Guadalajara en el periodo 2015-2018, con vecinos de colonias que le reclamaron su exacerbado afán por consentir e impulsar la redensificación de Guadalajara y su crecimiento vertical, lo que se tradujo en la proliferación de desarrollos inmobiliarios que perturbaron la tranquilidad en zonas como Colinas de San Javier, Colomos, Providencia, Country Club, Arcos, Ladrón de Guevara, Chapalita, Jardines del Bosque, La Minerva, las inmediaciones del parque San Rafael y la zona de la presa de El Deán.

Causaron irritación algunos cambios en planes parciales de desarrollo y en los usos de suelo, que no contaron con la aprobación o la simpatía de vecinos y abrieron el paso a la construcción de desarrollos inmobiliarios verticales de más de 10 o 15 niveles.

También fue objeto de críticas la venta de predios propiedad del gobierno municipal de Guadalajara que presumiblemente malbarataron, como el ubicado en la calle Marsella 49, a una cuadras de Chapultepec, cuyo evalúo era de 5 millones 408 mil pesos y por el cual la empresa Perímetro Propiedades S.A de C.V. sólo pagó en efectivo un millón 520 mil pesos, y otro donde estaba ubicado el Registro Civil número 1, en avenida Alcalde y su cruce con Silvestre Revueltas, que se ofertó en 40 millones 500 mil pesos a las empresas Mota-Engil México, Grupo Promotor e Infraestructura y Conecta Cuatro S.A de C.V, quienes construirán dos edificios de 16 niveles para 180 departamentos (Plataforma digital de Canal 44 de la UdeG, miércoles 28 de febrero del 2018).

 

¿REPROBADO?

Hay estudios públicos que muestran los signos del desgaste de la figura del gobernador de Jalisco.

El pasado miércoles 27 de marzo del 2019 la consultora regiomontana Massive Caller dio a conocer los resultados de una encuesta telefónica nacional, en la cual entrevistó a mil personas en las 32 entidades del país. Según su vitrina metodológica, su margen de error fue +/- 3.4%.

El gobernador mejor calificado fue el de Yucatán, el panista Mauricio Vila Dosal, con 57.9 % de aprobación. El peor, el de Baja California, el albiazul Francisco Arturo Vega de Lamadrid, con 17.8% de buenas opiniones. En la posición número 13, con aceptación de apenas 38.9% se ubicó al mandatario de Jalisco, Alfaro Ramírez.

Una pregunta formulada a los entrevistados decía: Si el gobernador de su estado fuera su vecino y usted tuviera que ausentarse varios días ¿le confiaría las llaves de su casa? Sólo 26.4% de los entrevistados dijo tenerle suficiente confianza a Alfaro Ramírez como para depositarle las llaves de su casa.

¿Cuál es la principal preocupación de los jaliscienses? El 61.7% afirmó la inseguridad junto con la delincuencia.

El sábado 4 de mayo del 2019 la empresa Arias Consultores hizo circular públicamente una encuesta realizada del 27 al 29 de abril del 2019, a 7 mil 867 personas en las 32 entidades del país, mayores de 18 años de edad, de nivel socio económico indistinto, usuarios de Facebook. Se buscó personas con intereses en medios de comunicación, líderes de opinión y noticieros tradicionales y digitales, de acuerdo con el peso proporcional de cada entidad; advierte el estudio demoscópico en su vitrina metodológica que calculó un margen de error de +/- 1.13%.

Según Arias Consultores el gobernador mejor aprobado del país era el priista Quirino Ordaz Coppel, de Sinaloa, con 64% de aceptación; el menos favorecido era el mandatario de Encuentro Social, Cuauhtémoc Blanco Bravo, de Morelos, con 11% de aprobación. En la posición número 20, entre 32 mandatarios, aparece Alfaro Ramírez con 26.4% de aprobación.

¿Qué tanta confianza le inspira el gobernador de su estado? A esa pregunta sólo el 29.9% dijo que Alfaro Ramírez le inspiraba confianza.

Sólo 13.1% de los encuestados en Jalisco considera que ha disminuido la corrupción en la entidad, mientras que apenas el 4.2% estima que ha mejorado la seguridad en nuestro estado.

Con respecto a esta segunda encuesta, es muy importante hacer algunas observaciones. El Barómetro Electoral Bloomberg, una plataforma agregadora de encuestas –que analizó los principales estudios demoscópicos con respecto a la elección presidencial– que se realizaron en nuestro país entre octubre de 2017 y junio del 2018, explicaba por qué no incluía las encuestas realizadas en Internet.

¿Por qué Bloomberg no toma en cuenta los sondeos en redes sociales? Por tres razones fundamentales:

  1. Los usuarios de redes sociales suelen ser más jóvenes y tener un nivel socioeconómico más alto que la sociedad en general. Esto introduce sesgos en la selección de entrevistados que pueden ser mitigados al postestratificar los resultados para darles a los grupos subrepresentados en el estudio un peso similar al que tienen en la población general. Pero hacerlo no mitiga sesgos que vengan de las diferencias en las preferencias políticas entre quienes son usuario de las redes sociales y quienes no lo son.
  2. No hay forma clara de saber quiénes fueron invitados o no a participar en la encuesta, porque los sistemas que controlan las invitaciones son, básicamente, cajas negras que impiden conocer el marco muestral y los mecanismos de selección de los invitados a participar en el sondeo. Esto hace imposible calcular cualquier medida de incertidumbre de los resultados y hace inútiles sus muestras, que son grandes, para estimar qué tan precisos son los resultados en realidad.
  3. Los participantes son autoseleccionados, esto es, deciden participar o no por motivos que no son cuantificables y son seleccionados de una población desconocida e inverificable. Hay indicios de que los sondeos de redes sociales incluyen cantidades no triviales de usuarios falsos o cuyas respuestas son influidas por motivos económicos distintos a expresar sus preferencias electorales.

Finalmente, es importante tomar en cuenta que las encuestas en redes sociales no son consideradas como válidas por la industria, al menos no para generalizar sus resultados a la población en general. Agregarlas a la media ponderada irá en contra de los estándares de la industria, según criterios de la Asociación Americana para la Investigación de la Opinión Pública (2014).

Además, dado que el tamaño de las muestras que manejan es muy elevado, agregarlas a la media ponderada que calcula este sistema causará un sesgo significativo a favor de sus resultados, afectando con ello su validez.

 

SE VEÍA VENIR

Los signos del desgaste de Movimiento Ciudadano fueron muy evidentes en los comicios del domingo 1 de julio del 2018, cuando Alfaro Ramírez ganó la gubernatura de Jalisco, asunto que debió ser, o debiera ser, objeto de un serio análisis por parte de partido y candidato.

El lunes 7 de mayo del 2018 Mural publicó una encuesta en vivienda, realizada entre el 28 de abril y el 4 de mayo del 2018, a mil cinco jaliscienses, con margen de error de +/-3.1%, en la cual 50% dijo que votaría por Alfaro Ramírez; 20% por Carlos Lomelí Bolaños, de Morena, y 17% por Miguel Castro Reynoso, del PRI.

El jueves 21 de junio del 2018, Mural publicó otra encuesta en vivienda entre mil cinco ciudadanos, realizada entre el 14 y el 19 de junio del 2018, con un margen de error de +/- 3.1%, en la cual el candidato de MC reflejaba una aceptación de 48%; Carlos Lomelí, de Morena, 24%, y Castro Reynoso, del PRI, 16% de aceptación.

El miércoles 27 de junio del 2018 el Centro de Estudios Estratégicos para el Desarrollo, de la Universidad de Guadalajara, presentó una encuesta estatal, realizada entre el 23 y el 24 de junio del 2018, a mil 202 personas, en vivienda, con un margen de error de +/-2.8%, en la que le atribuía el 50.9% de aceptación a Enrique Alfaro; el 18.1% a Carlos Lomelí, de Morena, y el 16.7% a Castro Reynoso, del PRI.

Una semana antes de las elecciones, algunos de los expertos electorales de Alfaro Ramírez, de su grupo más compacto, presumían que ganarían la gubernatura con al menos el 51% de los votos.

Enrique alcanzó el 39.01% de los votos el primero de julio del 2018, un total de 1 millón 353 mil 755 sufragios. Alfaro Ramírez superó con apenas el 0.38% la votación del rival que le derrotó seis años antes, el priista Jorge Aristóteles Sandoval Díaz, quien en el 2012 sumó 1 millón 309 mil 466 votos en Jalisco, para el 38.63%.

Entre la proyección más optimista de MC, de un triunfo con el 51% de los votos en la elección de gobernador en 2018, al resultado oficial del 39.01%, hay una merma de por lo menos 12 puntos porcentuales.

Esa caída también se reflejó en Guadalajara. En el 2015 Enrique Alfaro ganó la alcaldía tapatía con 337 mil 297 sufragios, el 50.83% de la votación captada en las urnas. Tres años después, en 2018, su compañero de Movimiento Ciudadano, Ismael del Toro Castro, ganó con 285 mil 663 sufragios, el 36.76% de los votos captados en las urnas en la capital tapatía. Así, MC perdió 14 puntos porcentuales entre las elecciones de 2015 y 2018.

 

EPÍLOGO

El gobierno de Alfaro Ramírez ha cumplido apenas cinco meses de un largo sexenio. Tiene todavía mucho tiempo para encontrar el mejor rumbo que, por sus dichos y con sus hechos, le vincule de nuevo con la mayoría de la gente.

El principal enemigo del gobernador es el propio Enrique Alfaro, que como alma sin sosiego sucumbe a los arrebatos de su singular irritabilidad; no dialoga ni explica, sólo agrede y asume actitudes amenazantes; no escucha a los demás, sólo está atento al eco de sus propias palabras. Para liberarse de sus demonios, el gobernador tendría que serenarse y entender que, escuchando a la gente –en la más amplia y variada diversidad del concepto– y enmendando sus errores, puede ir más lejos.

Las muestras de rechazo e irritación en algunos segmentos de la población se las ha ganado a pulso desde su gestión como alcalde de Guadalajara.

La gente esperaría que Alfaro Ramírez se concentrara en lo esencial: paliar y resolver la inseguridad; combatir con eficacia y energía la corrupción; poner freno a la galopante impunidad; impulsar más oportunidades de educación y empleo para los jóvenes, para contribuir a que la gente pueda vivir en paz, con tranquilidad y pueda aspirar a ser feliz.

Quizá todavía sea tiempo para que regrese sobre sus pasos y se reencuentre con el personaje que mucho entusiasmo motivó en 2012 y 2015. El que ahora está en la gubernatura poco tiene que ver con su mejor versión de hace tres y seis años.

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