Los intocables y Enrique Peña Nieto

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Como bien lo adelantamos en este espacio el pasado lunes 3 de junio en Partidero se dio a conocer el inicio de una serie de investigaciones y bombas mediáticas que involucrarían a personajes de alto nivel, el punto de partida fue el expediente Lozoya que dio origen a los siguientes desenlaces.

Personajes que gozaban de investidura intocable e intangible, ahora están sufriendo poco a poco rasgaduras que pronto terminarán en un desgarrador intercambio de confesiones y señalamientos judiciales y extrajudiciales que le quitarán el sueño a más de uno.

El primero es Ancira, en aquel momento se habló de su detención, hoy su situación es distinta, se encuentra en libertad condicional tras haber pagado una fianza de un millón de euros en tierras catalanas. Sus abogados no cesan con la lucha para evitar su extradición a México, esto lo posiciona en una zona privilegiada a diferencia de los siguientes personajes.

Para Lozoya, la situación ya no es unipersonal ni benéfica, el tema ha alcanzado su nicho familiar, una vez que obtuvo la suspensión vía amparo para evitar ser detenido por una orden de aprehensión emitida por un juez de control, en el que se le condiciono a que asistiera a comparecer ante el órgano jurisdiccional que lleva el proceso, desacató y la respuesta fue inmediata: levantar aquella medida provisional, pero ya no de forma individual, ahora se ordena aprehender también a su esposa, mamá y hermana, a ésta última ya le habían bloqueado cuentas bancarias cuando buscaron detener por primera vez a su hermano.

A toda acción existe una reacción, Javier Coello, abogado de Lozoya, empezó a amagar con supuestas declaraciones y confesiones que haría públicas y judicialmente su cliente, el contenido de éstas incluiría nombres, números y acciones que involucrarían a personajes de renombre, su argumento es: persecución política y no un tema de justicia.

No suficiente, el litigante pidió pública y judicialmente, se llamará a declarar al ex titular del ejecutivo, Enrique Peña Nieto y a varios colaboradores de su sexenio, como Luis Videgaray, Pedro Joaquín Coldwell y Enrique Ochoa, por estar relacionados con presuntos actos de corrupción en Petróleos Mexicanos (Pemex). Situación que le fue negada por la Juez turnada para resolver el recurso interpuesto.

El abogado defensor, habla de una lealtad entre su cliente y el ex titular del ejecutivo, pero también habla de una falta de honestidad y solidaridad de quienes fueron compañeros de gabinete, y apunta a un supuesto responsable orquestador del inicio de esta persecución, Luis Videgaray.

Arremete aun más, habla de un pacto sucesorio entre los círculos presidenciales salientes y los que están en el poder, mismo que no se ha respetado, sobre todo porque a quien él llama como el responsable originario, fue quien fincó un expediente oscuro conteniendo elementos suficientes para iniciar investigaciones en contra de su cliente, investigación iniciada en la presente administración, pero evidentemente armada desde la anterior.

Por otro lado, en el círculo cercano a Enrique Peña Nieto (EPN), creen tener al culpable de que el ex titular sea objeto de ataques e investigaciones, el señalado es un empresario con el cual su administración no término del todo bien, se trata de Claudio X. González, de ahí proviene, según sus presunciones, la causa abierta en Estados Unidos por la compra de una planta de fertilizantes por Pemex de US$65 Millones en la que se involucra al ex mandatario.

Si fuera poco, se suma otro personaje de conocida cercanía a EPN, el extitular de la Procuraduría General de la República, Elías Beltrán, y su esposa, por lavado de dinero de casi 100 millones de pesos investigado por la Fiscalía General de la República a causa de una denuncia presentada por la Unidad de Inteligencia Financiera; su titular es quien anteriormente fuera destituido de la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales por el propio Beltrán, Santiago Nieto.

Pero lo que aún puede alarmar más al ex mandatario, es la revelación publica de una carta y entrevista del ex gobernador de Veracruz preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México, en la que amaga con difundir actos de corrupción orquestados y dirigidos por EPN y cómplices.

Duarte solicitó a la Fiscalía General que tomara su declaración, en la que romperá el silencio que había acordado con funcionarios de la administración de Peña Nieto, a cambio de que su familia no fuera molestada y se le otorgara protección con la condicionante de su entrega.

Su entrega, según Duarte, fue pactada entre funcionarios del CISEN, PGR y Gobernación con su abogado, el arreglo fue para su entrega en abril del 2017, en julio del mismo año se disputaron comicios en el Estado de México para Gobernador, elección ganada por el priista Alfredo del Mazo, primo de EPN.

Derivado del conocimiento de este arreglo, se suma un personaje más a la lista, Miguel Ángel Osorio Chong, mismo quien dice duarte fue el artífice de la operación final: su entrega en Guatemala. A todo este espectáculo, Duarte le da un toque de drama, asegurando que EPN le entregó una suma económica en solidaridad, sin embargo, a su decir, el monto le fue requerido por el ex titular de la PGR, Beltrán, a modo de extorsión. Lo último, Juan Collado, abogado de EPN es detenido por delincuencia organizada, ¿Tendrá vela en el entierro en todo este embrollo?

Persecución política, búsqueda de la justicia, política ficción (eufemismo empleado por Carlos Salinas de Gortari) cualquiera que sea la razón de todas las investigaciones judiciales y ataques mediáticos, son producto de una serie de causalidades y no de casualidades, hoy se están cobrando cuentas que ni los deudores imaginaban les cobrarían, y en el endoso de cobranza se integra círculos cercanos de los deudores, pero a todo esto existe un común denominador: Enrique Peña Nieto. ¿Será realmente a él a quien buscan? El móvil ya se detectó, el fin perseguido aún no está claro, aunque pareciera que sí, se dijo en la nota anterior, esto apenas comienza.

 

 

Opinión de Ari García Padilla, albergada en Elemental, de Andrés Gómez.

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