Malinchismo desnudado por Tata Martino

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Partidiario

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Nadie menos autorizado que yo para hablar de canchas futboleras y demás. Si bien he sido aficionado, sin llegar al apasionamiento por algún equipo, tampoco he sido muy ajeno a este deporte,  aunque no se me ha dado ser analista deportivo. Eso lo hacen los expertos.

No obstante, dadas las tentaciones y circunstancias, como las buenas batallas que en distintos momentos –por no decir años– han brindado las selecciones menores para el aprendizaje de los seleccionados mayores, quienes luego se convierten en anunciantes de todo que dicen “soñar cosas chingonas” y que de ahí no pasan, se quedan en meras divas antes de hacer su tarea con profesionalismo y entrega.

La más reciente lección se dio en esta jornada en Brasil, el domingo pasado, en contra de la selección local, por lo que vale la pena entrarle al asunto, así sea brevemente.

Es propicio, en primer lugar, por ese subcampeonato mundial logrado por jóvenes menores de 17 años, que a un paso estuvieron del tricampeonato para México en esa categoría.

En segundo, porque tiene importancia por sí mismo, y no por nada hizo hablar claro y sensatamente al entrenador de la selección mayor, Gerardo “Tata” Martino, y decir que es necesario disminuir el número de jugadores extranjeros en los equipos nacionales si se quiere progresar.

Y para que lo diga alguien que procede de un país que tantos jugadores exporta a todo el mundo y hacia acá (Argentina), es mucho más meritorio y de tomarse muy en serio, pues ve que no hay mucho de donde escoger y generaciones enteras de futbolistas se pierden por lo que yo interpreto es el cáncer de este deporte aquí.

Dijo Tata Martino que habiendo recabado de tiempo atrás opiniones de exfutbolistas y entrenadores en activo y en receso, llegaron a la conclusión de que es excesivo el número de importados, en tanto los de aquí carecen de oportunidades. Esto lo llevará a planteárselo a dueños y directivos de equipos que se gastan millonadas de dólares trayendo, no pocas veces, a verdaderos maletas, así se han ganado campeonatos mundiales de esa camada.

Martino pretender que los ahora subcampeones juveniles se consoliden.

No obstante, duda en tener éxito y, aunque no lo expresó, dio a entender que antes que futbol, los dueños del balón quieren las ganancias, el negocio “que hay que cuidarlo, igual que la parte deportiva, pero hay que ir por un camino intermedio y lógico para las dos partes”.

Señaló el experimentado técnico que se han hecho trabajos buenos y adecuados en dicha categoría, pero que se deben corregir cosas que les impide destacar, por lo que habría que revisar esas camadas de jugadores y ver si hay una correlación del trabajo que viene entre la Sub17 y Sub20 y luego la selección mayor.

Desafortunadamente, las declaraciones del entrenador no tuvieron el despliegue que ameritaba en los medios, bien porque algunos, como las televisoras, dueñas o manipuladoras de equipos y jugadores se pueden ver afectados, o bien porque no quieren incomodar a quienes les brindan contratos. Como sea, ahí está el filón a  explotar en el futuro si realmente se quiere hacer del futbol mexicano un representativo triunfador.

El seleccionador no habló de los intríngulis que hay en este negocio del futbol, pero sabemos que en la contratación o compraventa de jugadores hay una interminable cadena de intereses en la que están involucrados promotores –muchos de ellos extranjeros–, algunos entrenadores, directivos y dueños de equipos que ven en cada transacción una forma de tener ganancias adicionales, cosa que no pueden hacer con la muchachada de la que llaman “cantera” –si es que la tienen– porque está en formación, y ahí son pocos los verdaderos clubes que invierten tiempo y dinero.

Y es tan notable que el futbol nacional no avanza que El País resaltó el mismo domingo 17, tras la derrota de los jovenzuelos mexicanos, que en los ocho últimos campeonatos mundiales de la Sub17 han participado en cuatro finales, y pese a haber ganado dos campeonatos, los futbolistas “no han trascendido a la gloria mayor”, salvo Hugo Sánchez, Rafael Márquez y, en menor medida, Carlos Vela, Giovani Dos Santos y Héctor Herrera, por lo que México se ha convertido en coleccionista de futbolistas fallidos.

Los dos campeonatos se dieron, uno en 2005 en Brasil y el otro en 2011 en México. Del primero sólo han brillado Vela, Giovani y Herrera. Del segundo, si acaso uno, Marco Bueno, quien emigró a Finlandia, según el periódico.

Por otro lado, se destaca que los entrenadores que han sido campeones mundiales –Jesús Ramírez en 2005 y Raúl Gutiérrez en 2011–, son entrenadores sin contrato actualmente porque los directivos de primera división creen que éstos únicamente pueden preparar a jóvenes.

Por lo visto, sólo en México pasan estas cosas. Campeonatos nacionales e internacionales van y vienen y la selección de los grandes no pasa del cuarto partido.

Y es que mientras los equipos (sólo Chivas no lo hace) puedan contratar hasta 9 jugadores del exterior, muy pocos connacionales tendrán la oportunidad de madurar, de crecer como futbolistas y hasta como personas.

Las ganancias sin problemas de los directivos y dueños de equipos que quieren sólo gente consolidada –así traigan a muchos futbolistas mediocres de otros países–, y el malinchismo parece una plancha que aplasta irremisiblemente a los jóvenes valores.

El problema está en que esta situación se da también en otros ámbitos de empleo, en donde se prefiere lo importado a los valores del país, aunque no tenga calidad garantizada.

¡Qué lástima! Es cuando nos duele el país.

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