Mañana, por enésima ocasión, el CGU a los pies de Raúl Padilla

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Criterios

De entre los seis aspirantes a la Rectoría de la Universidad de Guadalajara que sin pena ni gloria hicieron su pasarela, hacia adentro y hacia afuera de la máxima casa de estudios, uno  será el elegido.

De hecho, uno es ya el concebido in péctore desde hace rato por Raúl Padilla López –como ya lo habíamos consignado aquí en anterior columna–,  y eso lo sabrá a última hora, o minutos antes, la mayoría de los 186 integrantes del Consejo General Universitario (CGU), cuya única misión es, por enésima ocasión, validar las intenciones y el dedazo; legitimarlo, como ha ocurrido siempre desde hace tres décadas, simulando democracia, desde que El Licenciado se convirtió dictador de la UdeG.

Y decía que esa media docena de aspirantes pasaron sin pena ni gloria porque ni uno siquiera se distinguió por proponer alguna novedad, mucho menos de la urgencia de rescatarla de la tiranía de Padilla López,  quien seguramente sólo se divierte con ellos y con ese juego de aparente competencia.

No hubo propuestas de renovación de fondo, ni una sola, de la noble y bicentenaria institución educativa que junto con sus miles de alumnos, cuerpo docente, egresados y pueblo jalisciense en general, clamamos por un verdadero cambio. Pero este mundo de gente no tiene quién lo represente en el CGU.

De entre las propuestas de los seis candidatos, por lo visto todos incondicionales al mandamás, al cacique, al absolutismo de Padilla, sobresalen los siguientes, empezando por la única dama en la contienda, Ruth Padilla Muñoz. Siempre en puestos privilegiados, habló de que: “Ser mujer es una fortaleza”. Sin duda que es su propia fortaleza que la podría llevar a ser la primera rectora de la UdeG, ahora que está de moda la famosa paridad de género. Todo “por el reto de enfrentar una serie de obstáculos  en un mundo privilegiadamente masculino”.

José Alberto Castellanos Gutiérrez, expresidente de la FEU, presidente del patronato del equipo de futbol Leones Negros y rector del consentido CUCEA, planteó “adelgazar la administración central y optimizar los recursos”, pero nunca dijo que hay que bajarle a las inversiones que, con miras netamente comerciales, hace RPL en torno del Centro Cultural Universitario, tomando como ejes el Teatro Diana y, particularmente, el Auditorio Telmex, Artes Escénicas y los otros 13 patronatos de empresas que preside su patrón.

Por su lado, Héctor Raúl Pérez Gómez, director de la OPD de los Hospitales Civiles de Guadalajara –que por cierto tienen muchas fugas económicas–, dijo que la UdeG necesita el perfil de una mujer…  o de un hombre  comprometidos con la institución y con sentido de pertenencia universitarias.

En tanto, Ricardo Villanueva Lomelí, excolaborador muy cercano de Jorge Aristóteles Sandoval en el gobierno reciente y expresidente de la FEU –sustituta de la FEG por decisión unívoca de Padilla– y rector del Centro Universitario de Tonalá, propone un plan de trabajo que haga “un corte de caja de que se planteó la gran reforma de lo que hoy es la Red Universitaria” (sic), y que “es momento de que la Universidad se rediseñe” (¿?).

Héctor Raúl Solís Gadea señala algo que es muy cierto: “Lo que la UdeG  requiere en este momento es un rector con una fuerte visión académica, con sensibilidad, inteligencia…”  Yo digo que sí, que falta un rector no sólo con esa visión, sino que además sea él mismo académico de verdad, que no tenga aspiraciones políticas y que para llegar al Congreso, a la Cámara, no ande como candidato “ciudadano” saltando de un partido a otro y que, además, cobre tiempo completo en la Universidad aunque no asista o se envuelva en la apariencia de “investigador”. ¿Se enterará Ixcóatl Tonatiuh Bravo Padilla?

Y finalmente, el rector del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS), Jaime Federico Andrade Villanueva, plantea una universidad como agente de cambio social, y como se ve, y así lo hacen todos los demás aspirantes al hueso, tampoco va al fondo de lo que requiere la UdeG. Es más de lo mismo.

Una cosa aparte: Andrade se presenta como fundador de la primera Unidad de VIH en México. El viernes 1 de febrero apareció, al menos, una gacetilla de una plana pagada en El Financiero. Yo ignoraba ese mérito ocurrido supuestamente en 1991. El dato que tengo de primerísima mano del origen de la Unidad de VIH data de cinco años antes y es el testimonio del doctor Eduardo Vázquez Vals. Me consta, porque  él mismo me lo reveló seis años antes en una entrevista que le hice en 1985 para el diario La Jornada. Hasta donde tengo conocimiento el pionero de la lucha contra el SIDA en el país fue Vázquez Vals. Entonces nunca supe que Andrade haya colaborado.

Y de vuelta a la elección de rector, ni quién se atreva a disentir, ni quién se enfrente al poder de facto porque arrostrará las consecuencias: sería defenestrado desde antes.

Lo que sucede es que el fantasma de lo ocurrido a Carlos Briseño Torres, hace ya casi una década, ronda aún en la Universidad de Guadalajara.

Esta gran institución ya no puede, ni debe, ser la gran fuente de ingresos y de poder de Padilla López  y los suyos, su grupo, la burguesía universitaria dorada y enriquecida.

Cuando el imperio padillista caiga, ¿sus corifeos serviles se atreverán a voltear la vista atrás sin un mea culpa?

 

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