A casi dos años del más que indiscutible, apabullante triunfo de Andrés Manuel López Obrador, y a 15 meses de haber asumido, todavía parecen muy caldeados los ánimos en ambos lados, entre los ganadores y los perdedores, y el país sigue muy polarizado, sin que haya quién quiera apagarlas brasas. méxico
Por un lado, atizan “conservadores” y políticos como el expresidente Felipe Calderón, quien dio por hecho que Andrés Manuel no sólo saludó, y de mano, a doña Consuelo Loera, mamá de El Chapo, en el seno del Triángulo Dorado, allá en La Tuna, Sinaloa, sino que habría convivido también con uno de los nietos de la señora, hijo de aquel y hermano de Ovidio Guzmán, el liberado tras el culiacanazo.
Posteriormente, el expresidente panista se disculparía a petición de parte y se acogió a la tregua por un mes solicitada por AMLO a sus adversarios, no sin antes aclarar que no estaba ni angustiado, ni apanicado ni vencido.
Antes había llamado hipócritas y corruptos a los conservadores, y no parece haber un gesto serio de las partes, incluidos ciertos sectores empresariales, de conciliación, y el país sigue dividido entre “buenos y malos”. Los primeros son los que apoyan incondicionalmente al gobierno, y malos quienes están en contra por sistema o simplemente difunden noticias, aunque ciertas, no gustan porque no le son favorables a la autoridad. ¡Y ay de quien analice y critique con fundamento, claro!
Y eso, con cierta lógica, permea hacia abajo y cunde por todas partes, y aunque paso a paso son menos los que defienden a la 4T, al menos con ahínco o desbordada pasión, sobre todo después de la lenta respuesta ante la pandemia del coronavirus, hay quienes reprochan, no siempre de la mejor manera, y sin argumentos, así sea sólo por informar que es la función del periodismo.
Por ejemplo, el 19 de marzo, compartí en Facebook sin hacer comentarios: “The Economist: AMLO hace teatro en lugar de gobernar, pero los pobres le creen. Saúl Mireles reviró: Como (sic)les duele que no les den chayote, anteriormente cuando se repartía dinero a manos llenas… se deshacían en loas a los gobernantes…Ángel Caamaño: …¿Quieres agregar tu voz a los que están en contra de la 4T? Porque (sic) no posteas algo más interesante?…
José Flores Escareño, un amigo de hace medio siglo, escribió, tal vez sin conocerme aún: …porqué Felipe no escribe que López Obrador bajó el gasto dela presidencia … Por supuesto que eso le afecta a él mismo porque no recibe su chayote… etc. ¿Tendrá alguna prueba en mi contra? ¿Será sólo obnubilación, dado el color del cristal a través del cual mira, así sea dando falso testimonio? Aunque luego atenuó: Es sólo sentido común…
En torno a la pandemia, y dada la situación general de los hospitales públicos nacionales que están escasos de camas, equipo y materiales esenciales, por lo cual ha habido protestas de enfermeras y médicos en diferentes partes del país, situación totalmente contrastante con las instalaciones europeas, el 30 de marzo repliqué, bajo la inscripción mía “Dios nos libre”, la nota de El País: “Sanitarios y sindicatos denuncian ‘el desastre’ del gran hospital de campaña de Ifema”. No faltó quien me preguntara si no estaba perdiendo el enfoque, arguyendo que a los tapatíos y mexicanos en general nos interesa saber lo que pasa en nuestros hospitales. Antes había publicado en este espacio el caso del Civil.
Por postear también datos estadísticos y comparativos del avance del Covid-19 procedentes de países como Italia Francia, España y Estados Unidos, seguidores en Facebook me reprocharon alarmismo, burla hubo de quién apostaba que tal cosa porque “estamos preparados”, y otros, porque “tenemos un presidente estadista”
En suma, nadie puede tocar, ni con el pétalo de una rosa, asuntos que, creen sus seguidores o simpatizantes, son meramente de la Cuarta Transformación, y quien lo hace está en contra del presidente, es conservador, en su enemigo, es chayotero o simplemente corrupto.
No quieren saber de disensos, de crítica y que quien no esté con él, está contra él. ¿Estorba la gente que piensa?
No quiero pensar lo que puede ocurrir en un país desprevenido, en donde se informa parcialmente, y no sabemos cuántos respiradores, mascarillas, lentes y demás insumos se han comprado. No sabemos, por ejemplo, si en caso de saturación y desbordamiento o colapso por infectados se preparan o no hospitales de campaña, y menos con cuántas camas se contaría y cuánto personal.
En España, este miércoles se informó que sólo la ciudad de Madrid adquirió un millón de mascarillas, 20 mil gafas y otros tantos trajes especiales. El número de infectados en todo ese país asciende ya a100 mil y los fallecidos son más de 9 mil, sólo superado por Italia, con más de 13 mil. En ambas naciones se señala a las autoridades de no haberse empeñado rápido en combatir el coronavirus.
Ahí están las consecuencias. Aquí aún no ponemos las barbas a remojar. Vemos la tempestad y no nos hincamos, reza el refrán. No aprendemos en cabeza ajena.
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