Mirada Violeta, mirada feminista

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Mirada Violeta

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Con esta participación doy inicio a mi colaboración semanal en Partidero, agradezco la invitación de Esperanza Romero y de Felipe Cobián para formar parte del equipo de columnistas de tan prestigiado medio de comunicación.

Decidí llamar a mi columna semanal “Mirada Violeta”, para aportar desde la mirada feminista al análisis de la realidad. Mirada Violeta hace alusión a la metáfora utilizada por la escritora Gemma Lienas en su libro sobre igualdad y feminismo El diario violeta de Carlota.

Según explica en el texto, consiste en mirar el mundo con una mirada crítica desde el punto de vista del género para ver las desigualdades entre hombres y mujeres. En el libro, publicado en el año 2001, la autora define el concepto de “las gafas violeta” como una nueva manera de mirar el mundo para darse cuenta de las situaciones injustas, de desventaja, de menosprecio, de discriminación y exclusión etc., hacia las mujeres.

Esta nueva mirada se consigue cuestionando los valores que se dan por buenos vistos desde los ojos masculinos. La visión del mundo se ha construido desde la mirada androcentrista, por eso es que nos acostumbramos a hablar en masculino, a pensar en masculino y a construir el sistema social, jurídico, económico, etc., en masculino.

La mirada violeta ofrece una visión distinta. Ponerse las gafas moradas o violetas como lo señala Gemma Lienas, es comenzar a mirar el mundo de diferente manera. La metáfora se ha popularizado y ha sido utilizada en prensa por colectivos feministas, y en la teoría feminista para tratar de explicar el mundo de manera diferenciada.

Por ejemplo, el tema de seguridad que tanto afecta en México y Jalisco hoy en día: quienes siguen explicando la problemática desde el androcentrismo, no alcanzan a ver el impacto diferenciado que tiene en la vida de mujeres y hombres el tema de seguridad. Y no es en términos cuantitativos, porque inmediatamente habrá quien diga que los hombres son los que siguen viviendo mayor violencia, si, es cierto eso y tiene su explicación también en la construcción del género; las masculinidades se han construido sobre la base del ejercicio de la violencia, es decir, entre más “macho” y más violento, eso lo hace “más hombre”. Eso explica también que el 99 % de las violencias que viven las mujeres, son ejercidas por los hombres en contra de ellas.

Un tema sustancial en torno a la seguridad es la generación de políticas públicas de prevención, atención, sanción y erradicación de las violencias, así como de crear espacios públicos seguros para toda la ciudadanía. Sin embargo, hasta este momento, los responsables de la seguridad en el país y en el Estado, siguen mirando la opción de la militarización y no hacen diferenciación del impacto de la violencia en la vida de las mujeres.

El acoso sexual y otras formas de violencia sexual en el espacio público es algo que ocurre a diario en la vida de mujeres y niñas de todo el mundo: en zonas urbanas y rurales, en países desarrollados y en vía de desarrollo. Sin embargo, en países como el nuestro, con una crisis de seguridad muy grave, la agudización de la violencia contra las mujeres es mayor y eso no está presente en las políticas de seguridad.

Las mujeres y las niñas son y temen ser objeto de distintas formas de violencia sexual en el espacio público, desde comentarios sexuales no deseados y manoseos, hasta violaciones y feminicidios, como el ocurrido recientemente a las puertas de Casa Jalisco.

Las políticas de seguridad se han olvidado de las Mujeres y de las violencias cotidianas que viven y padecen, por eso es tan importante tener una mirada violeta para señalar que si una ciudad es segura para una niña y una mujer, entonces es segura para todo el mundo. A partir de hoy, esta columna ofrece una mirada distinta de la sociedad hetero patriarcal en que vivimos y yo desde aquí les invito a estrenar sus nuevos anteojos con una #MiradaVioleta.

 

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