Ningún “comes y te vas”.

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Las reuniones cumbres de nuestros presidentes latinoamericanos siempre nos arrojan sorpresas que so se agradecen. La más penosa para la memoria de los mexicanos, y vaya que hay demasiada tela de dónde cortar, viene siendo aquella infeliz sesión en la que Vicente Fox en la cumbre extraordinaria de las américas a celebrarse en Monterrey en 2002. Aguijoneado por George W. Bush, nuestro mandatario exhibió su lacayunez. El presidente gringo no quería compartir mesa, fotos, ni espacios con Fidel Castro. Tampoco planeaba desairar al gobierno mexicano, negándose a asistir al evento. Vetó a Fidel, pero le dejó la tarea a Fox, quien le cumplió casi al pie de la letra.

Como bien lo sabemos los mexicanos, Fox no brillaba porque no traía reflector. Le habló a Fidel y le atizó una proposición indecorosa. Fidel lo grabó. Cuando lo consideró pertinente, la dio a conocer. Es anécdota histórica. En los entresijos quedaba más que claro que en los espacios donde iba a perorar Bush la presencia de Fidel simplemente no era grata. Podía venir a los eventos, departir con el resto de colegas latinoamericanos, tirarse el rollo que quisiera. Incluso le daba permiso el buen ranchero hasta de que participara en los banquetes. Pero para el día siguiente su presencia le resultaba insufrible al amo gringo. De ahí la sonora y agigantada propuesta, tan elocuente como maravillosa, del comes y te vas, mi rey. No se ocupan más comentarios.

Dos años después, 12 y 13 de enero del 2004, vuelve a realizarse una cumbre de mandatarios latinoamericanos. Ya no invitaron a Fidel, pues aún estaban escaldados del papelón hecho antes por Fox. En ésta se les hizo firmar a los participantes una carta de intención para construir lo que dieron en llamar ALCA (área de libre comercio de las américas) y que echarían a andar a partir del 2005. Se abstuvieron de firmar Hugo Chávez por Venezuela, Lula por Brasil y Kirchner por Argentina. Hubo cierto jaloneo en la reunión, manifiesto por estas reservas de los países aludidos. Pero al final, para enmendar la plana, otra vez salió Fox con sus chistoretes. Dijo que promovería la democratización en la región. Se ofreció a instar a que se realizara en Venezuela un referéndum en contra de Chávez y a que ya se celebrasen elecciones en Cuba. Nomás…

Lo que siguió de estos jaloneos fue que Hugo, Lula y Kirchner armaron una alianza latina no más proyanqui, para mandar su ALCA, al carajo, según expresión propia de Chávez. Al nuevo organismo se le llamó ALBA (alianza bolivariana) y posteriormente surgió como alternativa mercantil regional la UNASUR. Es una lástima que todas estas instancias ya conozcan el sueño de los justos, debido al bamboleo ideológico de nuestros mandatarios.

Ahora tocó a nuestro actual presidente mexicano AMLO buscar la alternativa de recomponer la desfigurada servidumbre que guardamos para con el amo blanco. La propuesta consiste en armar una reunión integral de todos los países que componen el continente americano, incluyendo también a Estados Unidos y a Canadá. Se trató de un evento de la CELAC, (comunidad de estados latinoamericanos y del caribe) de la que nuestro país ocupa la presidencia pro – tempore.

Trascendió que se buscaría constituir a este organismo en sustituto de la desacreditada OEA, que se la ha pasado dinamitando a los gobiernos del área que no aparecen como sumisos a los intereses de USA. Su última gracia vino a ser el golpe de estado que le propinaron a Evo Morales en Bolivia, que por fortuna ya fue revertido. Parecía ser éste uno de los objetivos de fondo a conseguir en esta sesión setembrina. Pero hubo varios hechos que obstaculizaron su buen desarrollo y lo más probable es que tal meta no termine por cuajar, por ahora.

En primer lugar, se negaron a venir a participar en los trabajos internos de la cumbre los presidentes de Brasil (Jair Bolsonaro), de Chile (Sebastián Piñera) y de Colombia (Iván Duque). Su ausencia es significativa por la fuerza económica que representan para la región, destacando la de Brasil, que es la primera economía de nuestros países hermanos. Les sigue muy de cerca la presencia nuestra, pero no dejamos de estar en segundo lugar.

El segundo acontecimiento inesperado provino de la derrota electoral del gobierno de Alberto Fernández en Argentina. Esto generó una crisis interna en aquel país que obligó a su presidente a cancelar de último momento su participación. Argentina representa el eje en el que México iba a hacer descansar su propuesta para el bimbalete de los acuerdos. Con su ausencia no se exagera al decir que se evaporó de golpe el complicado golpe de suerte que se pretendía buscar. Tal vez habrá que esperar para una nueva ocasión, pues ésta se presentó y se pintó calva, como luego dicen.

La confrontación habida ya en el propio evento entre los presidentes de Ecuador, Uruguay y Paraguay, frente a Maduro, por ejemplo. Las molestias mostradas por el de Guatemala por la presencia de Cuba y Venezuela, no pasarán del mero rasero anecdótico. Por desgracia, la nota de lo que iba a ser relevante de esta reunión de plenipotenciarios pasa a segundo término. La voz cantante de lo transcurrido se la lleva más bien la efemérides de la presencia de Cuba en el festejo de nuestra independencia. No figuró, ni tenía por qué hacerlo, la estupidez foxiana del comes y te vas, para aplicárselo a Miguel Díaz Canel. Por fortuna, por ahora la inteligencia y el buen tono ocupan los salones del poder en nuestro México lindo y querido. Ojalá así sigamos.

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