Partidario 2

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Felipe Cobián R.
Como ocurre en la contienda a nivel nacional por la Presidencia de la República con Andrés Manuel López Obrador, pasa en Jalisco con el anaranjado Enrique Alfaro Ramírez a quien le favorece, hasta hoy, la intención del voto en un 50% para convertirse en gobernador. Esto cuando faltan apenas unas horas para el primer debate.
De acuerdo con la encuesta estatal realizada por el diario Mural y publicada el lunes 7 de mayo, Alfaro tiene en su favor la mitad del electorado.
Le siguen Carlos Lomelí, de Morena, con el 20% y Miguel Castro Reynoso, del tricolor, con el 17%. Ambos, muy alejados del primero en la contienda por la gubernatura. Muy alejado de todos ellos, el auriazul, Miguel Ángel Martínez. Los restantes tres suspirantes no cuentan: Salvador Cosío Gaona con el 3%; Martha Rosa Araiza, del Panal y Carlos Orozco, del PRD, con el 2 y el 1%, respectivamente.
¿Podrá cambiar el panorama electoral tras el debate de este domingo? No lo sabemos, pero no es improbable que se modifique en alguna medida.
Los dos que van adelante podrían, más que ascender, sufrir un descenso en la intención del sufragio, pues son los más vulnerables, claro está.
Alfaro, primero, porque creo que ha alcanzado el tope y es el objetivo a perseguir por los que están abajo de él; segundo, por sus arrebatos virulentos cuando pierde el estribo no sólo ante el adversario, sino ante quien le argumenta y le contradice, como ya lo vimos como presidente municipal en Tlajomulco y Guadalajara y en distintas entrevistas periodísticas, como la que le hicieron en Radio Metrópoli Jonás y Mario Ávila.
El tercer factor, y más importante por el que puede caer en las encuestas, es por su inexplicable, y explicable al mismos tiempo, alianza con Raúl Padilla López, cabeza del Grupo UdeG –más preciso, el cacique– que desde 1990 de la Universidad de Guadalajara que quita y pone rectores a su medida y antojo.
Aunque la ruptura de Alfaro con “El Licenciado” –como le llaman sus cercanos– venía desde la época de rector de su padre Enrique Alfaro Anguiano, cuando llegaron hasta las mentadas de madre por los desplantes de aquel, el candidato de Movimiento Ciudadano decidió unirse a su enemigo con miras a la contienda política para que lo apoye en todo lo posible y hasta en lo imposible, como cederle logística a través del equipo universitario y que, por principio de cuentas ya puso a su disposición la base universitaria.
Olvida Alfaro Ramírez que su triunfo en Guadalajara fue, sin duda su deslinde con el todopoderoso Raúl en Tlajomulco cuando intentó entrometerse en la administración municipal. Hoy, equivocadamente pacta con el cacique que a la mejor le represente, al menos, la ayuda citada, mas no muchos votos en una sociedad que sabe, al menos en la zona metropolitana, quién es su ahora Big Brother.
Esto saldrá a relucir desde el debate, me supongo. Salvo que sus oponentes se apaniquen por encontrarse en los terrenos de Padilla López, el Canal 44, como sucederá con los subsiguientes dos debates en los centros universitarios de Puerto Vallarta y de Lagos de Moreno… Y ninguno de los candidatos, que yo sepa, ha cuestionado el conflicto de interés.
Por su parte, el segundo en la lucha por el Poder Ejecutivo estatal, Carlos Lomelí, se enfrentará a los cuestionamientos sobre su fortuna y por los presumibles vínculos –según el gobierno norteamericano– con el lavado de dinero en la compraventa de terrenos y grandes construcciones en la zona de más plusvalía en el área urbana tapatía (Mural, 9-V-2018), a lo que el mismo Lomelí califica de “guerra de lodo”, tanto por esta publicación como por la denuncia judicial interpuesta por panistas en la capital del país, independientemente de una ficha de 2002, la número 127314, que circula en las redes.
Mientras tanto, el tercero en la lista, Castro Reynoso, que ni siquiera se ha animado a usar el
logotipo del PRI, tendrá que soportar cuestionamientos sobre sus intereses y depedencia del cacicazgo del Güero Barba en Tlaquepaque que en nada le beneficia, aunque ya lo beneficiaron con la alcaldía y en el gabinete de Aristóteles Sandoval. No se conocen, hasta ahora, malos manejos.
El panista Miguel Ángel Martínez, sin pena ni gloria hasta ahora, podrá navegar y debatir sin muchas ataduras –por el muy lejano lugar en que se encuentra– salvo alguna sorpresa que le tuvieran reservada de cuando fue secretario de Educación Jalisco.

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