Partidiario: Caso “Chavita”, ¿cómo anillo al dedo?

Por Felipe Cobián Rosales

 23 de febrero de 2022.- El reencuentro de “Chavita” Macías López con sus padres, Salvador y Rosalía, tras 16 años de haber sido robado, recién nacido de la Clínica 45 (Ayala) del Seguro Social, fue gracias a la personal e incansable búsqueda de sus propios progenitores, y muy a pesar de la inactividad y abulia de la Fiscalía General, que hoy usa el gobierno estatal de bandera y escudo para ocultar el clamor de familiares de muertos y desaparecidos que suman ya cerca de 16 mil.

Hace una semana, el gobernador Enrique Alfaro lo comunicó (jueves 17 de febrero) vía Twitter, cual es su costumbre, y se jactó de dar “una buena noticia”, al tiempo que atribuye al forense del estado “un análisis facial y retrato de cómo podría verse actualmente, se hicieron los operativos de búsqueda, y como un milagro, lo hemos encontrado”.

No obstante, los esposos Macías López respondieron de inmediato al decir que fueron ellos los que siempre buscaron a su hijo desde el momento en que fue sustraído del mencionado nosocomio por una mujer que se hizo pasar como enfermera. Ellos interpusieron de inmediato una denuncia en la antigua Procuraduría General de Justicia del Estado, pero ésta nunca tuvo más contacto con ellos. Eran ellos, principalmente la mamá quien se comunicaba. Nunca en la ahora fiscalía los atendieron. 

Afirma la señora Macías que siempre fueron amigos y personas desconocidas quienes los ayudaron, no la Fiscalía: “una persona anónima me contactó para hacerme un retrato de mi hijo, y es que ahorita estamos moviendo para que se dé a conocer cómo sería ahorita a los 15 años”, escribió en su Twitter la madre en septiembre del año pasado.

Y la difusión de ese retrato hablado rindió frutos casi medio año después y hace una semana, el menor fue localizado gracias a una llamada anónima en la que les dijeron que “Chavita” vivía en El Salto. Y dieron santo y seña. De inmediato, el gobierno estatal se quiso llevar los aplausos y, con ellos, trató de tender una cortina de humo que se esfumó para hacer olvidar a las desesperadas familias, sobre todo madres, que buscan a sus hijos e hijas desaparecidos y acallar voces de quienes claman justicia para sus parientes asesinados.

Sin duda, el caso más reciente y relevante es el de la abogada Verónica Patricia Guerrero Vinueza, asesinada en pleno centro de Tonalá a la luz del día, tres semanas atrás, aparentemente por un sicario solitario quien le disparó a mansalva.

Este caso puede tener fondo, pues la también activista Verónica Patricia promovía, junto con colonos tonaltecas, el cierre del tiradero de basura de Matatlán o Coyula, en la ceja de a barranca del río Santiago, cuyo cauce recibe los lixiviados y contamina de olores penetrantes y posiblemente dañinos, a los pobladores de colonias aledañas, quienes habían realizado manifestaciones y bloqueos para impedir el paso de camiones de la empresa Caabsa Eagle.

La abogada había recibido distintas amenazas de muerte desde diciembre de 2021, y de acuerdo con familiares y amigos, se trata de pepenadores y de trabajadores de la concesionaria Caabsa. La empresa se deslindó de inmediato, pero, hasta donde se sabe, la fiscalía, a cargo ahora de Luis Joaquín Méndez, yerno del anterior titular, no ha avanzado en sus investigaciones para dar con el autor material y el posible culpable intelectual. 

Visto en perspectiva, el milagroso caso de “Chavita”, les vino a las autoridades de Jalisco como anillo al dedo, pero el tiro ya les salió por la culata al pretender adjudicarse el hallazgo del recién nacido hace 16 años que no fue otra cosa que el amor desinteresado y, en ocasiones heroico de los padres y, en especial, de una madre de buscar hasta encontrar frente a la indiferencia de las autoridades.

¿Encontrarán algún día a tantos desaparecidos si el propio Alfaro desconfía de las madres buscadoras de sus hijos que recién llegaron a Jalisco?

¿Y por qué vienen a esta entidad? Seguramente porque acá se han descubierto muchas fosas clandestinas y creen que aún pudiera haber más, pues los colectivos de buscadoras, sobre todo las madres, van a todas y no hay motivo para sospechar de este arribo.