Por la reivindicación femenina

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reivindicación                A Esperanza Romero, en duelo por su padre

 

Sólo para muestra de lo que a diario ocurre a lo largo y ancho del país en materia de inseguridad, particularmente de acoso, agresión directa y descarada en contra de las mujeres –síntomas funestos de la descomposición humana que vivimos, en parte por la indiferencia social y, en gran medida, por la negligencia y corrupción de autoridades–, cito dos casos que el pasado fin de semana trascendieron las redes sociales en voz de otros tantos testigos:

El primer hecho, ocurrido el viernes 21 de febrero, lo narra en su cuenta de Facebook Javier Ramírez González (Javier RaGon), testigo de calidad, socio y colaborador de Partidero.com.

Así apareció, casi en tiempo real, la crónica de Javier a las 13:36 horas del 21 de este mes:

“Varias personas cruzamos la avenida. Una de ellas era una joven que hablaba por celular. Su voz sonaba alterada. Le vi el rostro y tenía los ojos irritados, aunque se había maquillado. En la parada de los camiones, ella se adelantó y se subió al mismo que yo esperaba. También subí. La joven no dejaba de hablar por teléfono. Nos sentamos en la misma línea, pasillo de por medio. Seguía hablando en voz alta, de manera que casi todos los que íbamos en la unidad escuchábamos lo que iba diciendo. Cada dos o tres palabras intercalaba un ‘güey’ y sonaba preocupada. Entendí lo siguiente: una amiga suya tiene un hijo pequeño, su pareja se lo quería quitar y le dio una golpiza pero no logró arrebatarle al pequeño. Posteriormente, la joven ayudó a su amiga a huir, facilitándole los medios para hacerlo. El tipo se enteró y la encaró. Bajo amenazas, le exigió que llamara a la amiga y le pidiera su domicilio, que debía entregarle lo más pronto posible. “Ella no me interesa, sólo me interesa el niño”, le dijo, pero la joven tiene la certeza de que si la encuentra, además que quitarle a la criatura la va a matar. Dijo no saber qué hacer, porque teme que si se niega, el individuo se irá contra ella, y si se oculta, tomará venganza con su familia, ya que conoce donde vive.
“La joven cambió de asiento hacia la parte trasera, pero siguió hablando fuerte. Ya no entendí lo que siguió diciendo, y además llegué a mi destino.
Me parece terrible que se sigan incubando actos de violencia contra las mujeres, y que no tengan a dónde acudir para pedir ayuda”.

¿Así o más claro? La muchacha hablaba fuerte, como queriendo ser escuchada, denunciando ante quienes quisieran hacerle caso, que estaba siendo amenazada y que buscaba algún tipo de protección en el mismo instante.

¿Por qué no acudió ante un puesto de auxilio policial? Tal vez por desconfianza al sistema de seguridad que padecemos. Tal vez porque pensó que le ocurriría lo mismo que a los padres de la menor Fátima cuyo cuerpo, violado y destruido, fue encontrado casualmente casi una semana después porque el Ministerio Público no les hizo caso, no actuaron de inmediato, como ocurre a diario aquí, allá y acullá.

El segundo hecho, tan lamentable como el anterior, sucedió la tarde del domingo pasado, el 23 de febrero, en plena vía pública, por la cual una dama era perseguida sin tener, o sin saber, a dónde acudir.

Lo acontecido lo “subió” a Facebook también Monce Álvarez, apenas se habrían calmado un poco sus nervios, a las 18:00 horas de este domingo, incluida una fotografía del auto, un Volkswagen aparentemente tipo Gol.

Transcribo, tal cual, la narración que escribió apenas, tal vez, cuando su adrenalina se estabilizaba, pues salvo la falta de puntuación y algún otro detalle menor, da cuenta clara de lo sucedido:

“Vecinos quisiera comentar la experiencia que nos pasó el día de ayer domingo 23 de febrero 4:30 pm en av. Cruz del sur pasando isla raza, el hombre de este carro blanco (muestra foto de  la parte posterior del auto WV en la que no se alcanza a ver la placa de circulación), jaloneo e intentó subir a la fuerza a una chava que iba caminando por la banqueta (pasando el parque de los pollos) ella comenzó a gritar pidiendo ayuda veníamos 4 vehículos los cuales comenzamos a pitar y a encerrarlo para que la dejara y una señora de otra camioneta que venía atrás se subió a la banqueta a rescatar a la chava a subirla a su camioneta y llevarla a salvo el tipo del carro blanco se asustó y comenzó a huir literalmente esquivando todo y dio vuelta en pantenaria. Tengan cuidado, no caminen solas, la chava no venía ni en el teléfono ni distraída simplemente caminando” (sic).

En Tijuana, Baja California, hace menos de tres semanas el presunto feminicida de la joven Marbella Valdez Villarreal, identificado hasta ahora solamente como Juan N. y cuya fotografía apareció este martes 24 en el diario capitalino El Universal junto al ataúd de su víctima yaciente, asistió al funeral con un cuadro en mano, un osito blanco de peluche y enfundado en una camiseta que reza: “Ni una más”. El descaro total del desalmado.

Días después de su desaparición el 5 de febrero pasado, el cuerpo de Marbella fue encontrado en un tiradero de basura. Había sido asfixiada por el mismo que la secuestró después de seguirle los pasos mediante un rastreador que había colocado en su auto. Antes, habían sido compañeros de trabajo, de acuerdo con lo que describe la corresponsal Gabriela Martínez.

Y en tanto pasan a diario estas y cosas peores en contra de las féminas, el Ejecutivo Federal le hace el “fuchi,  guácala” a un día sin ellas, una protesta llamada #UnDíaSinNosotras.

El mandatario se siente rebasado por ellas, él que siempre quiere ser el primero, el único que fija agenda, el que puede hacer y deshacer. Pero es tiempo ya de la reivindicación de las mujeres, y tanto más en un gobierno que pregona equidad de género, una por cada uno.

 

 

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