PUENTE GRANDE

Visité Puente Grande hace años. Había filas de reclusos jóvenes que llamaban de aparatos públicos sin parar en el área común tras consultar ajados directorios telefónicos. “Son extorsionadores, me dijo un preso. ‘¿Y esos, cual abejas apiñadas a la reina, ¿tras de aquél?’, pregunté. “Es fulano; manda aquí. Así lo cuidan, repuso. Casi dos sexenios pasin revisión el complejo penitenciario. En la requisa la madrugada de ayer, recogieron armas, 50 celulares, un decodificador y cientos de variadas dosis de drogas, entre otros objetos prohibidos. Todo igual. Ojalá no sea sólo un golpe mediático de arranque.