Filosofando: ¡Que alguien me explique!

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¡Que alguien me explique!

Sábado 11 de noviembre de 2023.- El cuadro político realmente existente en el país genera tantas armazones descompuestas, que no queda sino exclamar con Eugenio Derbez la sentencia puntal de su fama: ¡que alguien me explique!  Los ejemplos sobran. Habrá que revisar algunos como para hallarle la cuadratura al círculo. De otra manera nos vamos a quedar nomás milando, como el chinito.

Se vivió por largo rato la disputa por los fideicomisos del poder judicial. El período de difusión del asunto, fue tan extenso que la gran mayoría del público conocedor se enteró bien de lo que se trata. Al final el resultado fue más o menos el esperado. Como desaparecerlos o dejarlos que siguieran funcionando es una atribución que compete a los legisladores; y como no es asunto que, para su definición final, requiera de mayoría calificada; la mayoría simple de Morena dispuso que desaparecieran y se acabó el corrido.

Luego vino un evento inesperado. El huracán Otis nos puso en nuestra verdadera realidad y no queda otra que meter el hombro para levantar de nuevo nuestro centro turístico primero. Vive en Acapulco más de un millón de paisanos y a todos los puso bajo agua y lodo el torbellino inmisericorde. Pero no se limitó al puerto. Todos los municipios circunvecinos se encuentran en situación deplorable, parecida o peor a la que nos han transmitido las imágenes de destrucción del puerto.

Como nos pintamos los mexicanos, a nosotros mismos desde luego, de dadivosos y de generosos en extremo, de inmediato surgieron los tradicionales centros de acopio y las cuentas bancarias para hacer depósitos numerarios con el fin de cooperar en levantar a nuestros hermanos guerrerenses caídos en desgracia. Aquí es donde saltó la liebre, del matorral inesperado. El monto de dinero de los fideicomisos es considerable, quince mil millones de pesos, ¿por qué no disponerlos para remediar esta desgracia imprevista? Lo propuso el presidente y la señora titular del poder judicial dio el sí. Era cosa nada más de sentarse a discutir los detalles concretos de las entregas.

Pues nada. Que otros juececitos menores se le adelantaron a la señora Piña y que le enjaretan amparos al dinero de los fideicomisos para que no sean tocados ni con el pétalo de una rosa. Primero fue una suspensión provisional y luego la definitiva. ¿Para qué estarle jugando al ensarapado? No lo van a entregar y háganle como quieran. Y los damnificados de Guerrero que se rasquen con sus uñas. Si saben contar, con el poder judicial no cuentan.

Luego vino, otra vez en el poder legislativo, un dislate similar. Se discutía el presupuesto anual. Y las mismas chicanadas. Se habló ahí de una suma muy alta, la que se destina al pago de intereses que nos genera el famoso Fobaproa cada año. Se trata de más de cuarenta mil millones de pesos. Como son compromisos que contrajeron los del PRIAN en 1998, son partidas etiquetadas o de pago ineludible a los agiotistas realmente pesados.

¡Ah!, pues se sube al estrado Rubén Moreira, pastor de la bancada priísta, y recita una propuesta descompuesta: Que no se le pague un centavo al Fobaproa y que ese dinero se destine a los damnificados de Acapulco. Y si no lo hacemos así, los responsables de esta falta de generosidad serán señalados como miserables… Son los legisladores de Morena, desde luego. De verdad que se necesita cara dura para salir al aire con semejantes barrabasadas.

Y para cerrar, viene el jaloneo en la decisión de los puestos de elección. Ya viene el torneo electorero. Ya está en puerta. Antes se tomaba la decisión de las designaciones a dedazo limpio. Ahora se acude a las encuestas. No es lo mismo, pero casi es igual. Ya salió a la luz el listado de los contendientes de Morena, que es ahora el partido oficial. Esto de ser el oficial significa entre nosotros venir a ser siempre el ganón. Pero bueno, veamos la lista.

Morena dio a conocer oficialmente, tras una jornada que se gastó todo el día, los resultados finales. Ya se había pospuesto la jornada, pero ayer se llegó el día. Se anunció el triunfo de siete aspirantes hombres y el de dos mujeres. Pero a estos resultados hay que aplicarles el acuerdo de paridad de género, medida que estableció el INE tras sesudas y enredosas sesiones emborucadas. Como sea, el INE salió con la premática de que, de los nueve puestos para disputar las gubernaturas, cinco han de cubrirse con mujeres y cuatro con varones. Menos mal que se puede aplicar la paridad a números impares. Pero bueno, ya está. Lo convalidó el Tribunal Electoral y se tiene que aplicar.

La dirigencia de Morena tuvo que cambiar a tres hombres que quedaron en primer lugar y sustituirlos con tres mujeres, que habían quedado en el segundo. Aplicando este criterio, la lista quedó conformada así: Yucatán, Huacho Díaz; Veracruz, Rocío Nahle; Tabasco, Javier May; Puebla, Alejandro Armenta; Morelos, Margarita González; Guanajuato, Alma Alcaraz (por el criterio de la paridad); Chiapas: Eduardo Ramírez y CDMX, Clara Brugada (también por el criterio de la paridad).

Aquí en Jalisco, el que ganó la encuesta fue Carlos Lomelí, pero al igual que Omar García Harfuch en la CDMX, le dejará la candidatura a Claudia Delgadillo, por aplicación de este criterio mentado de la paridad de género. Se invoca, con Derbez, al que le entienda a estos galimatías, a que salga a escena y nos empiece a explicar lo que nos pasa y si así le vamos a seguir.

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