RAÚL PADILLA, EL OCASO DE LA ÚLTIMA SATRAPÍA

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A Pedro Mellado
La zalamería de su círculo lo llevó a sentirse Harunu -R -Raschid rodeado de visires persas, el califa de Bagdad inmortalizado por la voz de la hermosa Schahrasad de Las Mil y Una Noches. Tenía Padilla entre otras virtudes el aval de la rama culta de una difusa izquierda, encabezada por Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez, en cuyo círculo estaban Miguel Angel Granados Chapa y Carlos Monsiváis y en el que con voz discreta, moderada y ocasional también participaron Julio Scherer García y Proceso.
El respaldo de capital y prestigio español lo recibía de la familia Polanco de enorme poder económico, que consolido su fuerza al apoyar en la transición española al Partido Socialista Obrero Español y que tiene como punta de lanza al periódico el País, además de sus editoriales.
Las circunstancias locales las construyeron los gobiernos torpes de Enrique Alvarez del castillo, Guillermo Cosío y Carlos Rivera Aceves, que le facilitaron al aprendiz de brujo para construir un feudo con la Universidad de Guadalajara y sus recursos, quedando sepultados los esfuerzos de generaciones de jaliscienses esforzados y cultos que construyeron instituciones paralelas a la Universidad, como el Poder Judicial y los sistemas de salud.
En el camino y con el aprendizaje que le otorgó el liderazgo estudiantil previo, creó los mecanismos para manipular gobiernos y entidades públicas, un partido local de izquierda, rama de el recién creado Partido de la Revolución Democrática, mediante el cual creó una fuerza local, destacada y estratégica en el Congreso del Estado, mediante una grupo legislativo bisagra que aprovechó los equilibrios de fuerza de los partidos Acción Nacional y Revolucionario Institucional para convertirse en el fiel de la balanza, lo que le permitió chantajear a el líder real partidos, grupos y gobiernos en turno.
Los movimientos habilidosos le permitieron además de consolidar presencia en todos los poderes locales, en los municipios, en organismos autónomos y aun incrustar incondicionales en todos los partidos políticos. Sin embargo el mayor avance lo obtuvo sin esfuerzo del gobierno de Carlos Rivera Aceves quien en un movimiento de infantil inocencia creó una ley orgánica de la universidad otorgándole la autonomía, lo que traducido en hechos era entregar el control y las decisiones al líder real Raúl Padilla.
A partir de ese momento y salvo algunos tímidos intentos por generar equilibrios no solamente en la educación superior, sino en los poderes formales y de facto, los gobiernos de Alberto Cárdenas y Zedillo hicieron intentos por equilibrar esa fuerza. Sin embargo la torpeza en un caso y la debilidad en el otro, no permitió consolidar las acciones.
Con una habilidad de manipulación asombrosa solo equiparable a su desmedida ambición, logro Padilla crear una inmensa riqueza, solo equiparable a su fortaleza política, para él y sus seguidores,
Las habilidades desarrolladas para manipular le permitieron consolidar sus intereses y los mecanismos de control de las instituciones en Jalisco, a partir de la fuerza que le proporciona la educación superior y el control de los liderazgos estudiantiles, mecanismo tradicional de chantaje de gobiernos e instituciones.
Muchas de las fortalezas se las han entregado gobiernos pusilánimes y serviles estatales y municipales, como ejemplo basta el de Aristóteles Sandoval que le entregó al grupo a través del medio hermano de Padilla, las instituciones de educación técnica media y superior, que se habían venido creando como mecanismos de mejora y equilibrio de la educación fuera del control político del feudo de la Universidad de Guadalajara.
Sin embargo el tiempo, enemigo de los hombres está haciendo su labor, los apoyos humanos alcahuetes de la cultura han ido desapareciendo y el grupo económico español de los Polanco ha perdido fortaleza económica, además del hartazgo que han generado los abusos del líder y su corte en una sociedad con numerosas necesidades, entre otras de una educación superior digna y de calidad.
Se especula que el tiro de gracia se lo habrá de dar el gobierno federal por haber jugado las cartas con el candidato de Acción Nacional, en un desesperado movimiento que obligó a Padilla a plegarse con su tradicional rival, Enrique Alfaro, que los ha llevado a ambos a crecentar el rechazo de una sociedad que se siente atrapada por los intereses depredadores y que han destruido lo más valioso, el futuro de sus hijos.
El grupo de poder aprovechó sus relaciones y amistades y aun complicidades para crear un pilar cultural y de promoción con la Feria Internacional del Libro, aprovechando la superficialidad y esnobismo de los funcionarios y los recursos de las instituciones para consolidar su presencia y chantajear a los que se resistían. La feria del libro llega así con mucho esfuerzo a sus últimas ediciones, perdido como está el prestigio de quienes la administran y desaparecidos los que le prestaron brillo, real o simulado.
Llega el grupo a su epilogo con el rechazo que le marca el nuevo gobierno federal, que marca distancia y que no desaprovechará oportunidad para deshacerse de la carga económica y de desprestigió dirigida por el último sátrapa de una época en proceso de desaparición. Momento en que esperan y acechan expectantes, los nuevos oportunistas que esperan beneficiarse y que ahora aparecen como aduladores y oportunos simpatizantes de los nuevos gobernantes.

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