Regreso al tercer mundo: apagones, vacunas, medicinas…

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Primero, los apagones registrados en las últimas semanas en el país, particularmente los dos grandes habidos, el 28 de diciembre pasado cuya supuesta causa fue un incendio en Tamaulipas y también por supuesta sobrecarga de energía limpia ─solar y eólica, principalmente que generan particulares─ y el del lunes pasado, ocasionado por lluvias invernales en Texas, desde donde se importa el gas  para termoeléctricas del norte mexicano, que por cierto, ha duplicado varias veces su precio.

El apagón programado para este martes 12 estados del país, incluyendo Jalisco ─y los que sigan por “insuficiencia” en la generación─, cae “como anillo al dedo” a Petróleos Mexicanos  (Pemex) y a la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

Por un lado, mientras que Pemex tiene una sobreproducción diaria de combustóleo de 293 mil barriles, frente a sólo 218 mil barriles de gasolinas (Expansión, VII-12-2020), lo que significa que la paraestatal tiene al menos 73 millones de barriles de combustóleo almacenado y no sabe ya en dónde guardarlo, porque las refinerías, sobre todo las de Salamanca, Tula y Salina Cruz, están desbordadas de este subproducto. Baste decir, de acuerdo con la revista, que la última refina sólo 19.5% de gasolina contra 42.4% de combustóleo.

Por lo demás, Pemex no puede exportarlo por su alto contenido de azufre, de entre 3.5 y 5%, cuando lo máximo permitido internacionalmente es de sólo 0.5%. A propósito, vale la pena recordar que el actual gobierno tiene la finalidad de usar combustibles fósiles ─carbón y petróleo─ para la generación de electricidad dentro del plan de austeridad.

De esta forma, a la CFE, que no puede pagar tan alto precio por el gas traído de Estados Unidos ─algunas fuentes aseguran que ha incrementado hasta en un 800% su precio─. Ahora tiene la coartada perfecta, inmejorable, para sus intereses, de utilizar el contaminante combustóleo. Eso por un lado. Por el otro, está en contra de la generación de energía limpia como la eólica o la solar, en manos privadas, principalmente extranjeras. Es por eso que el poder Ejecutivo envió, en calidad de preferente, la propuesta de ley para otra reforma energética… Y ya empezamos a pagarla desde ahora.

Es así que a ambas empresas estatales, CFE y Petróleos, les cayó, “como anillo al dedo” estos apagones: el del finales de diciembre que afectó a más de 10 millones de habitantes desde la frontera norte hasta la capital mexicana; el del lunes, con cerca de 5 millones y el programada este martes 16, de las 6 de la tarde a las 11 de la noche, que deberá sufrirse en el corazón del país ─salvo la Ciudad de México─ por alrededor de 55 millones de personas que lo habitan, según el ýultimo Censo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi)

Por tales circunstancias, estos apagones ─como no recuerdo que se hayan producido en el territorio nacional en más de medio siglo─ pueden ser una  treta de Manuel Bartlett Díaz, director de la CFE, tan dado a hacer las cosas oscuras, así maneje la misma luz que nos alumbra por las noches.

Su primer gran ensayo de bajar el switch fue cuando la caída del sistema el primer domingo de julio de 1988, para descarrilar la elección en favor de Salinas de Gortari y en contra de Cuauhtémoc Cárdenas.

Hoy, so pretexto de justificar el uso del combustóleo en lugar de gas que, aunque es más limpio también provoca calentamiento global, que cuesta muchos millones de dólares por el mismo carácter de su importación y que como bien dijo el mismo mandatario Andrés Manuel López Obrador, los gobiernos pasados nada hicieron para aprovechar el gas natural del país.

De pilón, junto a todo este embrollo, la CFE tenía planes de importar 250 mil barriles de combustóleo de Estados Unidos (a un costo de 200 millones de pesos) que reúne las características de menos azufre, para su termoeléctrica de Tuxpan, Veracruz. Aparentemente, la idea era mezclarlo con el de Pemex (El Universal, 12-05-2020). ¿Entiende usted esto?

Hemos entrado al tercer mundo, pues.

En otro orden de ideas, el Inegi dio a conocer recientemente que entre enero y agosto de 2020, las muertes por tumores cancerosos fueron del orden de las 60 mil 421, no muy lejos de las 80 mil que hubo durante todo 2019. No dice el porqué del incremento, pero se intuye que se debió a dos factores: uno, el que no ha habido abasto suficiente de medicamentos y, dos, que por la pandemia se han desatendido otros padecimientos graves.

En gran medida se debe esa escasez se debe a decisiones tomadas sobre las rodillas por la actual administración federal de querer tener el control absoluto de todo, hasta de la salud de los mexicanos, y de terminar con todo vestigio del tan traído y llevado neoliberalismo, bajo el pretexto de la corrupción, que la hay, por supuesto, sobre todo  en la distribución y venta.

Sin duda que hay abusos en comercio tan primordial como es el de las medicinas, negocio en el que algunos se han vuelto millonarios y al que no escapan de estar involucradas personas de la misma 4T, como aquí es muy conocido el caso de Carlos Lomelí, quien estuvo inhabilitado para ejercer su actividad y ahora se apunta para ser candidato a la presidencia municipal de Guadalajara.

Pero eso no quiere decir que todos abusen y por eso se corte de tajo, sin antes investigar a fondo a quienes especulan y se enriquecen con la salud. Quien lo esté haciendo debe ir a la cárcel casi ipso facto, siempre y cuando se haya investigado a fondo. Pero de ahí a cortar de tajo todo sólo por mera sospecha o averiguación sesgada, hay mucho trecho.

El año pasado, la principal productora en México de medicamentos contra el cáncer, particularmente de aplicación infantil (Laboratorios Pisa) fue cerrada su línea especializada y, desde entonces, no son pocas las víctimas fatales por este motivo.

La administración federal se había comprometido a abastecer de esos medicamentos y otros muchos, bien fabricados en el país o bien traídos del extranjero y la realidad es que cada vez escasea un medicamento u otro por cuestiones a veces poco claras.

El caso de las vacunas es cuento aparte, aunque también hubo cierto descuido al dejar pasar el tiempo y no prevenir su surtido una vez que se estuvieran elaborando, para comprometer a las grandes farmacéuticas a su surtido ─aunque se reconoce ahora el acaparamiento de parte de los países ricos─ pero a la Secretaría de Salud le faltó olfato en ese terreno.

Ahora ya se asegura que estarán llegando las vacunas de manera más constante y abundante hasta completar las 140 millones de dosis y que a partir de ahora ya habrá inmunización constante. Pero, ¿qué tanto se empleará ésta, como el surtido de medicinas en general, con fines electorales, toda vez que se anuncia que en abril podrán llegar, sobre todo los curativos más urgentes?

El tiempo dirá si se jugó con la salud pública tras una pandemia que al presidente le hizo decir: “nos cayó como anillo al dedo”.

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