Román Munguía Huato
El 1 de octubre de 2014 la transnacional Philip Morris International (PMI) cerraba su fábrica en Holanda arrojando a la calle a mil 230 trabajadores. La compañía era uno de los principales patrones desde 1980 en los Países Bajos. Localizada en la ciudad de Bergen op Zoom, provincia de Brabante, manufacturaba 75 mil millones de paquetes de cigarrillos de las marcas Chesterfield, L&M y Marlboro. Según la Philip Morris, la producción de tabaco había bajado un 20 por ciento “debido a la crisis, la búsqueda de marcas más baratas y las modas”. El hecho de que se fume menos en términos generales y el tráfico ilegal de tabaco, han contribuido a la caída de las ventas. “Junto a todo ello, las normas fiscales y la regulación para la venta al público han mantenido su dureza”, añade el comunicado oficial, justificando el cierre. La producción holandesa se trasladará a “un país con mano de obra más barata”, señala el sindicato del ramo. En 2012, la compañía ganó 115 millones de euros, 25 millones más que en 2011. Según el sindicato, la fábrica era la más productiva de Europa Occidental, y la mayor de Philip Morris International fuera de EE UU. “No se entiende esta decisión; es un drama para la región”, añadieron los portavoces de los trabajadores…”
Cinco años después esta empresa volvía hacer impunemente otro atropello laboral en Medellín, Colombia. “Tomó la decisión por vías de hecho, sin autorización del Ministerio de Trabajo, cerró la fábrica de producción de cigarrillos en la ciudad de Medellín y la planta de tratamiento de la hoja de tabaco en la ciudad de Barranquilla y agencias de tabaco en el país, despidiendo 350 trabajadores directos y dejando en la completa miseria a 20.000 familias que históricamente vivían del cultivo del tabaco, sin ningún tipo de ayuda por parte del Estado colombiano.”
El 5 de junio de 2019, PMI anunció la cancelación de su línea de fabricación de cigarrillos en Medellín y Barranquilla. La compañía, que maneja las marcas Marlboro, L&M, Derby, Chesterfield y Pielroja, atribuyó su decisión al incremento del contrabando en el país, no sin antes admitir que la industria mundial le está apostando a alternativas libres de humo. El aviso tomó por sorpresa a los empleados de Coltabaco, que pertenece a Philip Morris desde 2005. Según el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria del Tabaco (Sintraintabaco), se verán afectadas entre 400 y 500 personas de Medellín, Barranquilla y Santander. Otros perjudicados son los cultivadores de hoja de tabaco en Bolívar, Boyacá, Sucre, Norte de Santander y Santander. Según Heliodoro Campos, presidente de la Federación Nacional de Productores de Tabaco (Fedetabaco), Philip Morris compraba cerca del 50 por ciento de la producción nacional y su salida afectará a 2.300 campesinos que trabajan bajo el esquema de agricultura por contrato; es decir, que cultivan cuando ya tienen un comprador asegurado.
La Philip Morris tiene una historia truculenta en todo el mundo por sus acciones lesivas contra los trabajadores y sus familias. Es la mayor empresa tabacalera del mundo, integrada en el Grupo Altria y compuesta por dos sociedades específicas para sus operaciones en Estados Unidos y el resto del mundo. Desde 1900 inició la producción industrial cigarrera en ese país. En 1924 lanzó la que se convertiría en su marca más famosa: Marlboro. En 2006 sus ventas representaron casi el 15 por ciento del mercado mundial de cigarrillos. Seis de las 15 mejores marcas internacionales presentes en más de 180 mercados, son de la PMI, incluyendo a Marlboro, la número uno en el mundo. Operan 39 plantas de producción en 32 países diferentes. Más de 150 millones de fumadores adultos alrededor del mundo compran cigarrillos de la PMI y 71 mil trabajadores pertenecen a la transnacional.
El Grupo Altria es un corporativo gigante que comercializa principalmente comida, bebida y tabaco. Tiene su sede en Henrico, Virginia, cerca de Richmond. Posee la marca Malboro a través de Philip Morris, así como una cuarta parte de AB Inbev (cerveza). Philip Morris compró Kraft Foods (alimentación) en 1988 por 13 mil millones de dólares y en 2000 adquirió la compañía Nabisco (galletitas, chocolates y golosinas). Seis de las 15 mejores marcas internacionales presentes en más de 180 mercados, son de la empresa, incluyendo Marlboro. Cínicamente, la empresa dice tener el firme compromiso de ser un buen patrón y un “buen ciudadano corporativo” y que se esfuerza por ser socialmente responsable con el medio ambiente y con la sociedad. Además dice combatir “el comercio ilícito de tabaco y estar orgullosa de apoyar a las comunidades de donde procede el tabaco y donde nuestros empleados trabajan y viven.”
Aunque no todo es fortuna para esta poderosa transnacional, pues el tribunal de arbitraje del Banco Mundial (BM) en julio de 2016 sentenció a favor del gobierno de Uruguay en la demanda puesta por PMI para evitar la aplicación de medidas antitabaco en el país sudamericano, asegurando que Uruguay violaba un tratado de promoción y protección de inversiones que firmó con Suiza en 1998. “Expusimos en el arbitraje (adujo el Estado uruguayo), que no es admisible priorizar los aspectos comerciales por encima de la defensa de los derechos fundamentales como son la vida y la salud”. No era la primera vez que la compañía perdía un juicio y millones de dólares, pues en 1999 y 2001, en San Francisco y Los Ángeles (3 mil millones de dólares) ya habían perdido juicios. Pero lo peor es cuando en julio de 2010 Human Rights Watch denunció que en Kazajistán la tabacalera utiliza trabajo esclavo y trabajo infantil para producir cigarrillos. El capital, cual sea su forma mercantil, no tiene patria ni escrúpulos, únicamente le interesan las ganancias al costo social que sea.
Es por eso que Sintraintabaco denuncia ante la opinión pública internacional y medios de comunicación la política antiobrera que viene aplicando de manera sistemática la empresa COLTABACO filial de la PMI, desconociendo los derechos constitucionales fundamentales consagrados en el ordenamiento jurídico laboral colombiano y los convenios internacionales de la OIT, sobre derecho al trabajo, de asociación y libertad sindical. Coltabaco se estableció en 1919 y pasó a formar parte de PMI en 2005. Era la empresa tabacalera más grande de Colombia y el único productor de cigarrillos a nivel nacional. Compraban más del 51 por ciento por ciento de la producción de tabaco colombiano, tenía una planta de desvenado en Barranquilla, presencia en 31 ciudades, y una planta de producción en Medellín. En total empleaban a más de 900 personas. También decían ser benefactores de comunidades campesinas con su filantropía capitalista con su proyecto Sembrando Futuro para niños. Pero lo cierto es que, como afirma el Sintraintabaco, desde 2005 comenzó con un proyecto de reestructuración y modernización tecnológica de la planta de producción, control calidad, contabilidad, nómina, que conllevó a la eliminación de fuentes de empleo. Como resultado de esta política, implementó planes de retiro forzado y despidos injustos que sumaron cerca de 600 trabajadores. Desde entonces, nunca paró su política de despidos año tras año, entregando las ventas, comercialización y distribución del portafolio de las diferentes marcas de cigarrillos a una empresa tercerizada y hoy pretende acabar completamente con lo que queda de ventas.
La Philip Morris tiene una planta en Guadalajara, México. Esta ciudad metropolitana, la segunda del país, tiene una de las economías más dinámicas del país. Por supuesto, también produce Marlboro y Delicados, una de las más antiguas de México, además de Benson & Hedges, Chesterfield y Faros. Se ufana de tener más de mil 800 empleados y de ser la compañía líder en México y uno de los mercados más importantes para PMI a nivel global. Nuevamente dicen ser, cínicamente, un ciudadano corporativo proactivo y responsable, como si las empresas capitalistas fuesen individuos y buenos ciudadanos. Guadalajara en realidad es un paraíso laboral para el capital local y foráneo porque las empresas encuentran mano de obra barata y dócil, pues la mayoría de la mano de obra local está controlada políticamente por la Confederación de Trabajadores de México (CTM), el llamado “sindicalismo charro” corporativo sumiso al gobierno y a los patrones.
Por eso, dentro del espíritu internacionalista de su lucha sindical legítima, el Sintraintabaco estará en México del 4 al 8 de octubre para denunciar y protestar contra la Philip Morris Internacional por toda la agresión laboral a los trabajadores colombianos y sus familias. La delegación sindical está compuesta por ocho compañeros que realizará los actos principales en la Ciudad de México y Guadalajara. Tienen el respaldo solidario de las organizaciones sindicales democráticas mexicanas, de la Nueva Central de Trabajadores (NCT), de organismos defensores de los derechos humanos laborales y de agrupaciones representativas de la izquierda socialista. Los trabajadores sindicalistas colombianos democráticos luchan contra el incremento de la miseria, la pobreza y la violencia de su nación, y llaman a la clase trabajadora internacional a expresar su solidaridad y hacer pronunciamientos destinados a la dirección administrativa de la transnacional tabacalera Philip Morris Internacional para exigir que se mantengan los puestos de trabajo en condiciones dignas y justas y el respeto por la Convención Colectiva de Trabajo. Como bien dice el Sintraintabaco: “Philip Morris Internacional, hace cenizas el cultivo del tabaco y el empleo en Colombia” ¡Por el derecho al trabajo digno!