Sobre la condenación de las almas

Sobre la Condenación de las Almas

Alfonszo Rubio Delgado     

                                       

Toda religión cuenta con fundamentos de su existencia. De la tendencia y teoría religiosa ha dependido, de acuerdo a la época, la vida de la gente. En largos periodos de tiempo, distintas religiones han acompañado a los individuos. Éstas han marcado la moda, las costumbres, la sexualidad, la vida, la muerte etc. Y todo aquello que nos han impuesto como recuerdo. La religión ha decidido a su conveniente forma, quién es Dios y cómo actúa, cual si Dios fuese un capricho de las congregaciones y no un ente definido o definitorio.

De tal forma tenemos a algunos religiosos opinando al respecto. Agustín de Hipona sostiene que: “Dios, que te creó a ti sin ti, no te salvará sin ti”, pretendiendo que los seres animados, en este caso los humanos, indiscutiblemente deben ser salvados; asumiendo que eso es lo mejor y la máxima aspiración humana. Cosa controversial, pues es necesario evadir la realidad presente para evocar una “realidad” alterna. Sobre ella se pueden plasmar elementos propios de las artes literarias. Así como ocurrió con Dante.

Aunque no es la salvación sino la condenación de las almas lo que ahora me ocupa. Y para este propósito, está la frase del religioso Juan Calvino. Dice este señor que: “Dios, desde la eternidad, determinó lo que quiere hacer con cada una de sus criaturas, ordenando unas para la vida eterna, y otras para la condenación perpetua, de acuerdo al fin y condición para el que fueron creadas”.

Por decir lo menos, resulta curiosa esta postura. Con ella se neutraliza la figura de un redentor como el cristo. Mismo que al toparse con entidades hechas para el castigo eterno, encontraría inútil su labor. Ahora bien, Aristóteles, en una parte muy conocida de su Política, afirma que: “Aparte de que los esclavos lo son por naturaleza, para ellos, la esclavitud es una cosa justa y provechosa“. De la misma forma habría que preguntarnos si para el Dios/dios que menciona el señor Calvino, la condenación es buena y provechosa.

Esto, para las almas cuya condena es perpetua. Preguntar lo mismo por las almas ordenadas para la vida eterna, sería redundante. El caso es que, si la respuesta es afirmativa, aceptaríamos que, por lo menos hay justicia. Pero en caso de ser negativa la respuesta, la figura del dios aludido tendría que concebirse como perversa e insaciable.

Aquellas criaturas ordenadas para la condenación servirían a los intereses oscuros de esa divinidad. ¡Así como sirven a los intereses oscuros de algunas religiones!

¡Saludos amigas y amigos!