Una buena y otra mala

La buena noticia es que:

En contra de lo que no pocos creían y muchos seguidores de Morena esperaban, pese a los escándalos, el Tribunal Federal Electoral, confirmó la decisión del Instituto Nacional Electoral (INE) y canceló definitivamente las candidaturas a gobernador, por Guerrero, a Félix Salgado Macedonio y por Michoacán, a  Raúl Morón, al revocar la decisión en que en el mismo sentido que había tomado el INE a causa de la falta de transparencia en las precampañas políticas de ambos morenistas.

No obstante, el caso Morón era de mucho menor monta que el del autollamado Toro Salgado, y no solo por no haber declarado ambos —o su partido, Morena— los gastos de sus respectivas precampañas, sino por la aparente oscura procedencia de tales dineros, en particular en lo referente al guerrrerense. (Raymundo Riva Palacio, El Financiero, 27-IV-2021).

Aunque la cuestión tuvo su origen en la nula declaración de los fondeos, en el caso del senador con licencia Salgado Macedonio, lo que más debió pesar para que el Tribunal Electoral fallara acorde con el INE de no darle la candidatura fue, sin duda, su comportamiento mucho más que libidinoso: la de un vil presunto violador, de acuerdo con al menos cinco denuncias judiciales que no han procedido por el poder y las amenazas en contra de las víctimas que ha ejercido el susodicho, como ya lo comentamos en columnas anteriores.

Bien pues por el Trife que ponderó bien y respaldó la dividida decisión que había tomado el IFE, pese a las críticas en su contra desde lo más alto del poder, de donde se le brindó siempre apoyo casi incondicional a Salgado Macedonio, de procederes poco dignos, con el argumento de que no había proceso en su contra.

Mantener a toda costa la candidatura de un personaje así, tan cuestionado, solo habría repercutido negativamente no ya en contra de Morena en las próximas elecciones, sino del mismo Ejecutivo federal.

Ojalá que no sea la primera ni la última acción en pro de la justicia del Tribunal Electoral, pues en las próximas elecciones podrían presentarse diferentes casos en los que será necesaria su intervención, y los mexicanos confiamos en que así sea por el bien de todos sin importar candidatos ni partidos, así se trata del mismo Presidente que a diario se deja ir en sus mañaneras en contra de organismos autónomos, y no se diga en contra del INE, al que juzga corrupto y fraudulento, por decir lo menos.

No obstante, sí estoy de acuerdo con el mandatario de que sus consejeros, incluido el presidente Lorenzo Córdoba, debieron bajarse su salario y nunca lo han hecho en estos tiempos de austeridad. También es muy cierto que las de México son de las elecciones más caras en el mundo y don los partidos políticos, y sus dirigentes, claro está, los ganones en ese reparto de millonadas de pesos. No pocos se han enriquecido mediante tan generosos apoyos económicos oficiales.

 La mala, y con augurios peores, es que:

Si bien, el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Arturo Zaldívar afirma que no será rehén ni instrumento político de nadie, (El Universal, 24-IV-2020), en el sentido de que la extensión de su mandato por dos años más sería el ensayo para que otro tanto se haga del actual sexenio, así sean ambos actos inconstitucionales.

Por su parte, el presidente Andrés Manuel aceptó, a pregunta a modo de un reportero de “las benditas redes sociales”, que los ministros de la Corte que voten en contra de la Ley Zaldívar, serán cómplices de la corrupción porque consciente o inconscientemente tienen coraje en contra por la transformación que se está llevando a cabo en el Poder Judicial y que solamente el actual presidente, también del Consejo de la Judicatura, lo puede hacer porque “es gente honorable e íntegra”.

Un desconocido diputado del Verde, partido que se vende al mejor postor, sea de derecha o izquierda, propuso, sin reformar la Constitución, un artículo transitorio para que Arturo Zaldívar siguiera por dos años más como presidente de la SCJN y del CJF, supuestamente para que se puedan hacer las reformas del Poder Judicial.

El artículo 97 de la Constitución establece que cada cuatro años se elegirá presidente de la SCJN, “el cual no podrá ser reelecto para un período inmediato posterior”.

Entonces, en flagrante violación a este mandato, a alguien se le ocurrió que la mejor manera de que repitiera el ministro presidente, era creando un artículo transitorio para extender el mandato que, de pegar, se podría hacer lo mismo con presidente de la República en funciones. ¡Genial! ¿No?

El propio AMLO ha dicho una y muchas veces que él no se reeligirá. Y hasta firmó por ahí ante un notario dicho compromiso antes del inicio de su mandato. Pero se encontró la salida y ni quien le vaya a reprochar que sea reeleccionista como Porfirio Díaz. A la mejor puede convertirse en un simple extensionista. Vaya usted a saber.

Y sí, va a cumplir sin duda ese compromiso, pero, ¿quién dijo que no podría haber una extensión del mandato por dos, tres, o hasta seis años más sin necesidad de elecciones? Aquí está el secreto de que quiere “mandar al diablo” a las instituciones, como el INE. En su mente está no necesitarlo porque “comete fraudes”. Y eso que él mismo llegó gracias, primero, al gran número de votos, como nunca,  debido a la inconformidad generalizada contra el status quo. Segundo, el instituto no puso una sola traba para que llegara y la misma noche de la elección se dio a conocer oficialmente su incuestionable victoria.  Nunca se supo que haya querido hacer alguna trampa para impedírselo.

Así nació una nueva esperanza y muchísimos creímos en él, en su sinceridad, su austeridad, sus ganas de transformar al país, tras aquel discurso que en verdad fue el de un estadista.

Ahora, hasta su mismo correligionario, Porfirio Muñoz Ledo, al oponerse ante los legisladores a este golpe a la Constitución, acusó al primer mandatario de tender hacia el autoritarismo.

¿Y el timorato Zaldívar que no se mantiene ambiguo, muy ambiguo? Pues dejó en manos de sus diez pares la decisión final y que él no va a meterse en eso.

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