Aunque la champaña tiene una denominación de origen vinculada a la antigua región de Champagne, en Francia, Vladimir Putin, presidente de Rusia, decretó que sólo el vino espumoso fabricado en su país sea considerado como tal, comenzando una disputa entre ambas naciones.
La ley aprobada por implica que sólo los vinos rusos podrán usar, en cirílico, la denominación champagne, mientras los vinos franceses, procedentes del territorio francés tendrán que usar el nombre genérico de “vinos espumosos”.
Ya hay varias marcas de Champagne ruso a la venta en el país, que se producen en regiones del sur del país, como Krasnodar y Rostov, a un precio mucho menor del vino que llega de Francia.
De acuerdo con la prensa especializada, Rusia importa anualmente cerca de 50 millones de vinos espumosos y champaña, el 13% de los cuales proceden de Francia. De esa cantidad, a Moët Hennessy corresponde alrededor del 2%.
En este tenor, la asociación que reúne a la industria francesa ha declarado estar “escandalizada” y ha pedido ya a los productores que paralicen el envío de sus vinos a Rusia hasta que se aclare la nueva normativa.
“El Comité Champán deplora que esta legislación no garantice que los consumidores rusos tengan información clara y transparente sobre los orígenes y características del vino”, señaló.
De acuerdo con especialistas, el decreto de Putin ocurre como respuesta a las sanciones comerciales impuestas a Rusia.
La medida impuesta por el mandatario ruso vulnera también los principios de la denominación de origen francesa, que no sólo implica el uso del nombre champagne, champán o champaña, sino que fija reglas de calidad desde 1919, mismas que fueron reforzadas en 1927 y luego en 1935.
La pugna recuerda a la que sostiene aún el Consejo Regulador del Tequila, desde Jalisco, México, por la denominación de origen tequila, que la empresa cervecera Heineken utilizó incorrectamente para la venta de su producto Desesperados.
CRT, en disputa con Heineken por defender denominación de origen