Con el pretexto de la crisis ocasionada por la pandemia, con proyectos que pueden esperar, en particular en la metrópoli, o no del todo claros y específicos, y a contracorriente de sus promesas de campaña de cero deudas en su gobierno –lo recordaba ayer Partidero.com–, Enrique Alfaro no sólo se contradice con la solicitud de un crédito por 6 mil 200 millones de pesos, sino que la deuda pública aumenta sin mesura a 39 mil millones de pesos en sólo 18 meses de su administración.
En su exposición de motivos, el mandatario del estado habla de la ejecución de un plan de inversión pública “para la reactivación económica y fomento del empleo en el estado”.
Sin embargo, en el desglose de obras públicas a realizar hay muchas que no son indispensables, y mucho menos en tiempos calamitosos; aparte, hay algunas que resultan superfluas o que en realidad promueven asociaciones u organismos civiles o empresariales que sin necesidad subsidia frecuentemente el gobierno, como son Bosque Urbano de Extra, al que le pretende destinar 5 millones de pesos. deuda
Otro proyecto es el Museo de Arte Moderno de la Barranca, una obra privada que se hace en terrenos donados por el Ayuntamiento de Guadalajara en el mirador de la Barranca de Huentitán. Lleva años y no avanza. Además, se trata de los mismos empresarios que promovieron –hace quince años– y se gastaron algunos millones de pesos oficiales en promoción y estudios, para supuestamente edificar el museo Guggenheim. Todo quedó en plática.
Entre otras erogaciones que se harán con esa deuda pública y que no son del todo claras “acciones”, sobresale una erogación de 29 millones de pesos “para la conectividad vial en el Área Metropolitana de Guadalajara”. No se especifica más: si son obras, señales o simplemente pintura para demarcar rutas ciclistas en avenidas ya saturadas –pero que la gente mira– o en calles donde hay pocos autos y menos bicicletas, en donde han invertido mucho y sin mucha utilidad. deuda
Otro caso: pide Alfaro 65 millones 537 mil pesos y fracción “para la línea 4 del Tren Ligero Guadalajara-Tlaquepaque-Tajomulco de Zúñiga”, un proyecto que ni siquiera existe en firme. No se conoce. Y menos es viable ahora, porque en lo que resta del año tal vez ni siquiera se termine la Línea 3, que lleva siete años en construcción y con fallas garrafales, resultado de corruptelas de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes del gobierno de Enrique Peña Nieto. deuda
Hay además una partida de 242 millones de pesos “para la integración y consolidación del sistema de movilidad” (?) –sin más explicación–; otros 200 millones de pesos a “infraestructura para la competitividad logística”; 20 millones para la reconstrucción de templos “con valor patrimonial”, que tampoco es urgente, y otros 6 millones para el rescate del Puente de las Damas, en Guadalajara. Por cierto, una obra que se había dado por concluida desde hace más de un trienio.
Asimismo, Alfaro pide otros 40 millones de pesos para los malecones de Ocotlán y Jamay –diez para cada municipio-; 320 millones, en tres partidas distintas, para infraestructura, planteles y programas educativos de la Universidad de Guadalajara, sin especificarse –obvio– si es realmente para la institución o para las obras suntuarias del Centro Cultural Universitario del factótum Raúl Padilla López. Esto, y más, suena a opacidad.
Aparte, se expone la necesidad de casi 90 millones de pesos para varias unidades deportivas en Guadalajara, Zapopan y Tonalá; 20 millones para la también sempiterna construcción del ya citado Museo de Arte Moderno de la Barranca. Igual solicita el gobernador otros 47 millones de pesos para auditorios y un parque en Guadalajara, Tepatitlán, San Martín de Bolaños, Tecalitlán y Casimiro Castillo, que no son de alta prioridad como sí serían algunas carreteras, como la vía corta Autlán-Villa Purificación, que tiene sexenios parada.
De la misma manera, aparece el rubro de otros dos o tres parques con una demanda global de 225 millones de pesos. Obras, todas estas –repito– no prioritarias en plena pandemia de SARS-CoV-2 (Covid-19). A donde sí deberían destinarse muchos más recursos es a los 16 hospitales y clínicas de diferentes lugares del estado, para los que solicita apenas un poco más de los 144 millones de pesos y, en última instancia, equipar algunos con equipos avanzados, incluidos respiradores, por aquello de más contagios de coronavirus.
Llama la atención que se pida destinar 180 millones de pesos para la pavimentación de los carriles centrales del Periférico, pues se supone que esa suma ya debía de estar considerada en el presupuesto de este 2020, que se presumía debería quedar concluida para la puesta en operación del Peribús o “Mi Macro-Periférico”, como insiste el gobierno en que se le llame. Para éste quiere 50 millones.
Esta obra, además, deberían financiarla, siquiera en parte, los empresarios que podrían explotar la concesión, y no suceda lo que con Emilio González Márquez, que financió el costoso Macrobús y los únicos ganones fueron –y son– sus dueños, que no se molestaron en aportar un peso para la infraestructura y sí obtienen grandes ganancias. Esto, aparte de un fraude cometido en la licitación (Proceso Jalisco 233 y 234).
Sin precisar, se pide una partida de 541 millones de pesos para saneamiento y abastecimiento de agua; 100 millones para la “competitividad logística”, y así otras acciones y obras.
Se habla, aparte, de fondos de desarrollo y programas para la reactivación económica en general por centenares de millones de pesos, cuando de entre más de 107 mil solicitudes de préstamos del Programa de Protección de Ingreso del Plan Jalisco, apenas han podido tramitar 3 mil 112, por un monto de 165.8 millones de pesos (Mural, 20-V-2020)
Entonces, uno se pregunta: ¿Quién o quiénes realmente se beneficiarán con tamaños préstamos bancarios o simples deudas que todos finalmente pagaremos?
Los que en verdad se benefician son las instituciones financieras, porque su negocio es cobrar altos intereses desde el momento en que sale el dinero… Y claro, sus socios. ¡Vaya usted a saber quiénes son! O en qué medida se favorecen, o son quienes hacen dichos trámites, tal vez innecesarios.