23 de septiembre: Día Mundial de la Bisexualidad

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Mirada Violeta

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En días pasados en la ciudad de Guadalajara se realizó una marcha “en defensa de la familia” por grupos organizados, fundamentalmente, por la Iglesia católica. Lo primero que se advierte en sus demandas es una enorme ignorancia respecto a muchos temas, sobre todo los que tienen que ver con los derechos humanos y con la sexualidad.

Por lo que aprovechando que este lunes 23 de septiembre que se conmemora a nivel mundial el Día Mundial de la Bisexualidad, utilizo este espacio para clarificarles a quienes tienen dudas sobre esta orientación sexual, que no se “pega” a través de una mal llamada “ideología de género”.

El Día Mundial de la Bisexualidad se celebra todos los años el 23 de septiembre. Es un día de reivindicación para el reconocimiento de la bisexualidad como orientación sexual con esencia e identidad propia. Se conmemora cada 23 de septiembre para hacer conciencia y luchar contra la discriminación que las personas bisexuales sufren.

El primer Día de la Bisexualidad fue impulsado por los activistas estadounidenses Wendy Curry, Michael Page y Gigi Raven, y se llevó a cabo el 23 de septiembre de 1999, tras ser reconocido durante la XXII Conferencia Mundial de la ILGA (International Lesbian and Gay Association) en Johannesburgo Sudáfrica.

La bisexualidad es una orientación sexual que, igual que las otras orientaciones sexuales, no se elige; es decir, las personas bisexuales sienten atracción sexual y/o emocional por personas de más de un sexo y/o género sin importar la manera o la intensidad en la que se da dicha atracción. Las y los bisexuales pueden sentir atracción por personas cis género, personas trans, intersexuales,

personas de género no binario, etc., más allá de la dualidad hombre-mujer.

Ser bisexual no significa estar confundida/o o ser indecisa/o, no es una transición hacia la homosexualidad, no significa gustar de todos o ser promiscua/o. La bisexualidad es una identidad completa y por si misma, es decir, no es la mitad de otra identidad u orientación sexual.

De acuerdo con la ILGA, la bisexualidad es definida como la atracción romántica o sexual dirigida hacia personas de cualquier sexo, aunque no es necesariamente al mismo tiempo, ni de la misma manera o intensidad. El concepto de bisexualidad forma parte de una de las tres principales clasificaciones de orientación sexual, junto con la heterosexualidad y homosexualidad.

Por otro lado, la ILGA explica que las personas bisexuales no tienen una relación homosexual o heterosexual dependiendo de la orientación de la otra persona, sino que tienen una relación afectiva y/o sexual por sus propios deseos sexo erótico afectivos. Al igual que otras orientaciones sexuales distintas a la heterosexual, las personas bisexuales también corren el riesgo de vivir discriminación, a esas prácticas violatorias se les conoce como bifobia y son el conjunto de sentimientos, actitudes y comportamientos negativos hacia las personas bisexuales.

Algunos tipos de bifobia son la invisibilidad que sufren las personas bisexuales o la identificación incorrecta al ser catalogadas como homosexuales o lesbianas indecisas o confundidas. Al respecto, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) urge a los Estados miembros de la OEA a reconocer y visibilizar la bisexualidad como una orientación sexual, y a garantizar el derecho de las personas bisexuales a vivir una vida libre de todas las formas de violencia.

Debido a su atracción emocional, afectiva o sexual por personas del mismo género y de un género distinto, la orientación sexual de las personas bisexuales es constantemente cuestionada; en ocasiones, incluso, ven su propia experiencia negada. Dicho cuestionamiento aleja a esas personas de las discusiones sobre los derechos y protecciones garantizados a las distintas orientaciones sexuales, perpetuando una situación de invisibilidad y por tanto, de discriminación.

La CIDH considera que la bisexualidad es una categoría de orientación sexual protegida bajo los estándares interamericanos y que la invisibilidad a que las personas bisexuales están sometidas afecta directamente a la salud mental de esas personas. Por ello, urge a los Estados miembros de la OEA a garantizar la adopción de políticas públicas y normativas que, como primer paso busquen combatir el prejuicio social mediante programas de concientización sobre las distintas sexualidades.

Es importante reconocer la diversidad sexual que pinta de colores nuestra ciudad todos los días, reconozcamos la bisexualidad sin estigmas ni prejuicios y avisemos a quienes hacen marchas antiderechos que la existencia de otras formas de vivir el amor no pone en peligro su mal llamada “familia natural”.

 

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