Forma y fondo en las protestas feministas

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Mirada Violeta

Criterios

 

“Calladita te ves más bonita”, es una frase típica para callar a las niñas y mujeres, para impedirles que alcen la voy y se hagan notar. Muchas mujeres se lo creen, se lo han creído siempre. En los más de 30 años de impartir docencia y en mi propio activismo feminista, he advertido cómo muchas jovencitas aún esperan que sean ellos los que tomen la palabra o bien la aprobación masculina posterior a su dicho, para conferirle valor a su propia voz. Parte de mi papel como docente, académica y activista ha consistido en hacer que las niñas y mujeres “se la crean”, es decir, que crean en ellas y en el poder de sus acciones y palabras.

A raíz de las marchas y protestas feministas que se realizaron en días pasados, primero en la ciudad de México y luego en todo el país, he escuchado y leído en diversos medios y a distintas personas un discurso repetitivo de quienes nos tratan de hacer recordar lo “buenitas” que éramos, lo pacifistas que siempre hemos sido y lo feas que nos vemos con esas malas formas de pedir las cosas.

La mayoría de los medios de comunicación mexicanos resaltaron en sus notas principales las acciones de “violencia” de las feministas al romper puertas de vidrio, pintarrajear paredes y monumentos y hasta llenar de brillitos morados a un alto funcionario; contrario a los titulares de diversos periódicos extranjeros, que hicieron notar el hartazgo de las mujeres ante las múltiples violencias machistas que se viven en el país y la impunidad en el sistema de justicia.

La violencia contra las mujeres sigue al alza en México; diariamente se asesinan a 10 mujeres en todo el país, una de las tasas más altas en América Latina. Los feminicidios, la violencia sexual, las desapariciones de niñas y mujeres, son noticias que día con día nos van asfixiando y nos dejan sin respiro; todo eso son las gotas que han derramado el vaso.

Sin embargo, una de esas gotas que permitieron que las calles se llenaran de brillantina morada y rosa es precisamente la “forma” en que el gobierno de la ciudad de México trató el caso de la adolescente que sufrió violación sexual por cuatro policías en funciones. La forma es fondo, sin lugar a dudas, y el hartazgo nos llega a través de la impunidad que cobija al sistema de justicia.

Las declaraciones de la procuradora de que “no permitirían una injusticia en contra de los policías y no fabricarían culpables”, es una gota que derrama el mar de impunidades y de injusticias que viven día con día las víctimas de violencia machista en nuestro país.

La forma es fondo, la “forma” en que las “feministas institucionales” se suben a la tribuna para arropar a quien ahora gobierna con un discurso descalificador de las protestas feministas, señalando que “esas no son formas de pedir las cosas”. Claro, nos quieren calladitas, guardando las “formas”, levantando la manita para hablar y pedir la palabra, en silencio ante el desaseado proceso jurídico en contra de los policías, quienes se encuentran en libertad y seguramente así seguirán, porque se han perdido pruebas genéticas y se ha filtrado información confidencial de la carpeta de investigación a los medios de comunicación, lo que significan violaciones al debido proceso.

La forma es fondo, y esta es la nueva ola feminista: las feministas de a pie, las de la calle, las que acompañan a las víctimas de las violencias machistas y a sus familias, las que viven y padecen esas mismas violencias día con día, decidieron salir a la calle e inundarla de gritos, de consignas, de pintas, de indignación y de rabia. Forma es fondo, y estas son las formas para hacerse escuchar en un país sordo, ciego, mudo y cómplice de las violencias machistas.

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