Grandezas de Nueva Galicia / V

Grandezas de Nueva Galicia / V

 

Gabriel Michel Padilla

 

Capítulo 2 (75)

De cómo el padre comisario llegó a la ciudad de Guadalajara y de algunas cosas de aquella ciudad y de nuestro convento

Sábado 6 de diciembre de 1586

Salió el padre comisario general antes del día, de Atotonilco y pasadas muchas ciénagas secas y tres o cuatro puentes de piedra y un río que llaman de los Cedros por una puente de madera, dos o tres arroyos, llegó y ya salido el sol andabas dos leguas y una estancia grande de ganado vacuno en la cual, junto al mismo camino,

Exhibición en destreza taurina de un mozo. Capado de novillos.

yendo el padre Comisario caminando hizo un español mozo de veinticinco años, gentilezas muy galanas y vistosas con dos toros por ser tales pareció bien ponerlas aquí para gloria y honra de Dios que tal ánimo fuerza y destreza da a sus criaturas. Corrió pues el mozo tras un toro en una yegua por un prado muy llano ancho y espacioso y con una garrocha le dio un golpe con tanta fuerza que le derribó en Tierra y con tanta presteza y ligereza se apeó, que antes que el toro se levantase ya estaba sobre él y él solo sin ayuda de nadie los detuvo de los pies y le hizo güey en un momento, luego lo soltó y se puso a punto para aguardarle y aunque arremetió a él muchas veces él le guardaba con tanto ánimo y destreza con un paño blanco que le hacía descargar su furia y recibía sus golpes haciendo burla de él, que viendo el toro que no hacía golpe ninguno, se fue como corrido, que no quiso más pleito. A cabo de un poco pero siguiendo el padre comisario su camino por aquella dehesa tan larga y tan poblada de ganado, dio el mozo tras otro toro aún más fuerte que el pasado y aunque lo derribó al primer golpe de la garrocha, por presto que se apeó, ya el toro estaba de pie, el cual se vino para él y el mozo le aguardó con la garrocha muchos golpes haciéndoselos dar todos en el aire, pero viendo que se le iba le asió de la cola y lo derribó en tierra, más el toro se tornó a levantar y comenzó a irse con sus compañeros; el mozo subió en su yegua y fue tras él, y no pudiendo derribar con la garrocha se apeó y después de haber estado un rato con él con la garrocha como la otra vez, al fin lo asió de la cola y lo derribó y sin ayuda de nadie lo capó como al otro; después ayudándole un indio le colgó los testículos en las orejas, y habiéndole cortado la cola le soltó, y luego el nuevo buey arremetió con él con una terrible furia por tres o cuatro veces pero el español le aguardaba en la misma cola y le hacía dar los golpes en vacío, lo mismo hizo otras dos o tres veces que le aguardó con un pañuelo y viéndose el toro burlado se fue muy lejos al lugar apartado sin querer juntarse con sus compañeros por entonces.  Además de las fuerzas, ánimo y destreza que arguye este hecho, muestra tener perdido el miedo al animal tan bravo y fiero como un toro con quien no conviene jugar tan de cerca ni tomarse abrazos, que pocos se hallarán que hagan lo que aquel español dice cómo queda referido.

Pasada aquella estancia y muchos puentes de piedra algunos arroyuelos llegó el padre Comisario a un pueblo llamado San Pedro de mucha vecindad, cinco leguas y media de Atotonilco de la guardianía de Guadalajara; le recibieron allí los indios con mucha música y fiesta de arcos y concursos de gente. Pasó de largo el padre Comisario,

Llegada al pueblo de Analco y a Guadalajara.

Y andada otra media legua en que se pasa a otro buen pueblo de la misma guardianía llamado Analco luego un arroyo con una puente de piedra, llegó al sobre dicho convento de Guadalajara, que está a la entrada de la misma ciudad donde fue recibido con mucha fiesta y solemnidad así por parte de los indios y frailes como de muchos españoles seculares que quisieron hallarse en aquel recibimiento.

Descripción de Guadalajara, ganados, trigales, Audiencia Real.

Está la dicha ciudad de Guadalajara fundada en un páramo y campo raso cerca de este último arroyo, descubierta a todos cuatro vientos, y así hace en ella frío, aunque no penoso. Cógese en aquella comarca mucho trigo y hay muchas estancias de ganado mayor y algunas de menor; moran en aquella ciudad de 80 a 100 españoles vecinos; las casas son de Adobe y bajas porque por allí hay poca piedra y menos cal. Allí reside la Audiencia Real del Nuevo Reino de Galicia en que había a la sazón dos oidores y un presidente;

Obispado, catedral, convento franciscano, agustino y jesuita

allí también reside el obispo y tiene una silla y, además de la iglesia catedral que se iba haciendo de cantería hay convento de agustinos y nuestro, y había ya religiosos de la Compañía que comenzaban ya a hacer lo suyo. Hacíase también un convento para las monjas de la Concepción en el cual se habían encerrado dos mujeres y esperaban de México monjas que las instituyesen a ellas y a las demás que hubiesen entrar. Estaba este convento sujeto al ordinario.

 

Salir de la versión móvil