José Díaz Betancourt
Viernes 25 de agosto de 2023.- El segundo territorio más peligroso en el tema de las ausencias forzadas son Los Altos de Jalisco, ese mismo rincón que aparece en decenas de películas mexicanas como una zona de unificación nacional, seleccionada por la industria fílmica mexicana, escribe Edmundo O Gorman para dar paso a una nación ordenada, católica y emprendedora, marco ideal para la pujante construcción de una clase media que nutria las ciudades. En las décadas que siguieron a 1940.
La región denuncia más de 500 desapariciones, la mayoría en el triángulo de la tristeza entre La Chona, Teocaltiche y Lagos de Moreno, zona de guerra por su estratégica ubicación de los carteles.
Ya las cosas andaban mal desde hace 14 años cuando un gobernante estatal alteño le dió una puñalada trapera a la cuenca lechera, a la agricultura, a la vigorosa microindustria familiar y luego vino la sequía y el golpe al frágil equilibrio ecológico.
Y no es que las cosas estén mal del todo porque los alteños son grandes emprendedores, sólo que las ganancias son el pago para poder trabajar.
Los responsables de frenar está degeneración regional todavía creen que Los Altos de Jalisco son como en las películas de hace 80 años.
Pilón
Levante la mano quien, al igual que yo, deseó que el tinaco fugitivo de la tormenta, fuera un político que se fuera muy, muy lejos de aquí.
(Foto principal: El Occidental)
